9/03/2015

Reparto de culpas, justificaciones y resultados a modo en el mensaje de Peña



El presidente Enrique Peña Nieto en su mensaje desde Palacio Nacional. Foto: Germán Canseco
MÉXICO, D.F. (apro).- Con reparto de culpas, justificación de problemas económicos y alusiones desafiantes a opositores o adversarios de sus políticas, el presidente Enrique Peña Nieto ofreció el tradicional mensaje a la nación con motivo de su tercer informe de gobierno.
Referencia constante en sus discursos cotidianos, al llegar al justo medio de su administración, Peña Nieto enfatizó la aprobación de las reformas a la Constitución y leyes complementarias, como lo había hecho en los dos informes anteriores, conseguidas en los primeros 20 meses de su mandato, esta vez con 15 menciones en las casi dos horas que duró su intervención.


Más allá de las cifras, el titular del Poder Ejecutivo informó hasta de lo que no hizo. Por ejemplo, dio cuenta de la reforma en materia anticorrupción y de otras acciones legislativas en las que su participación fue nula, cuando no obstructora.
En Palacio Nacional, ante el senador Roberto Gil Zuarth y el diputado Jesús Zambrano Grijalva, como representantes del Legislativo; del ministro Luis María Aguilar Morales, por el Poder Judicial y, en compañía del secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, Peña Nieto abordó los principales problemas para su gobierno antes de entrar a detalle en los diferentes rubros de la administración.
“El último año ha sido difícil para México. Nuestro país se vio profundamente lastimado por una serie de casos y sucesos lamentables. Los hechos ocurridos en Iguala o la fuga de un penal de alta seguridad nos recuerdan situaciones de violencia, crimen o debilidad del estado de derecho”, expuso, sin mencionar con precisión la desaparición de 43 estudiantes de la Normal Rural de Ayotzinapa, y la fuga de Joaquín “El Chapo” Guzmán, líder del cártel de Sinaloa.
A lo anterior, Peña Nieto añadió el escándalo de las casas de él, su esposa y su círculo cercano, compradas y financiadas por contratistas gubernamentales, pero sólo como “señalamientos”, mientras que a otros casos indeterminados les concedió condición de “denuncias”.
“Señalamientos de conflictos de interés ─que incluso involucraron al titular del Ejecutivo─, así como denuncias de corrupción en los órdenes municipal, estatal y federal ─y en algunos casos en el ámbito privado─, han generado molestia e indignación en la sociedad mexicana”, admitió.
Esos asuntos, consideró, son diferentes entre sí, pero lastiman el ánimo y la confianza de los ciudadanos en las instituciones, a lo que se suma la preocupación por las condiciones económicas, debido a que “todos los días se escucha en los medios de comunicación” que “bajan los precios del petróleo y sube el dólar”. Ante ello, ofreció “hacer frente a los desafíos”.
Luego pidió recordar la situación de 2012 —año en cuyo último mes inició su mandato— en una descripción:
“Había agravios y una gran polarización”; no se podían concretar las reformas estructurales “necesarias”; había obstáculos que impedían el avance; era necesario renovar instituciones… según él, de esa situación viene la “trascendencia del Pacto por México”.
Los ejes de Peña Nieto
Para agrupar los diferentes rubros de su administración y desglosar las cifras respectivas, Peña Nieto conservó el orden de los cinco ejes de su programa de gobierno, todos precedidos, por la palabra México: en Paz, Incluyente, con Educación de Calidad, con Responsabilidad Global y Próspero.
Respecto de su México en Paz, Peña Nieto mencionó en 10 ocasiones acciones, programas e intenciones relacionadas con derechos humanos. A un mes del multihomicidio de la colonia Narvarte, en el que perdieron la vida el fotorreportero Rubén Espinosa y la activista Nadia Vera, un caso de resonancia internacional, en el mensaje sólo expuso:
“El gobierno de la República está trabajando con organismos internacionales para fortalecer el Mecanismo de Protección para Personas Defensoras de Derechos Humanos y Periodistas”.
Aun más lejos de las masacres de Tlatlaya, Estado de México, Calera, Zacatecas, y Ecuandureo, Michoacán, Peña Nieto se refirió a las Fuerzas Armadas arrancando los aplausos prolongados de sus invitados:
“Los mexicanos tenemos en nuestras Fuerzas Armadas instituciones profesionales, disciplinadas y en capacitación permanente; comprometidas con los derechos humanos, las instituciones democráticas y el desarrollo nacional. Por estas razones, nuestras Fuerzas Armadas son símbolo de identidad y unidad nacional.
“Son mujeres y hombres leales, patriotas, que pasan largas jornadas fuera de su hogar para cumplir con sus misiones, en las que incluso ponen en riesgo su vida al proteger la de los demás”.
Según el presidente, él y su gobierno tienen rumbo claro:
“En México hemos roto ataduras que nos frenaban. Nos hemos atrevido a cambiar y a movernos hacia adelante, con claridad de rumbo. A la mitad de una administración no es momento para empezar de cero ni de improvisar o actuar a partir de ocurrencias.
“Es ocasión para realizar un balance, hacer ajustes y reforzar todo lo que está dando resultados”, justificó.
En cuanto a la política social, fue prolijo en la exposición de cifras enfocadas a diferentes indicadores. No obstante, en ese caso, sí admitió que dos millones de personas cayeron en situación de pobreza, por lo que se comprometió “a redoblar esfuerzos” para “acreditar, en la siguiente evaluación, que estamos reduciendo la pobreza”.
Pero no hubo admisión del fracaso de la Ronda Uno de Pemex.
Presumió que se asignaron dos contratos y que ese es el camino para incrementar la producción de hidrocarburos sin comprometer recursos públicos.
Más allá de las cifras expuestas en cuanto a educación, Peña Nieto aprovechó para dirigirse al magisterio disidente de Oaxaca:
“Uno de los mayores desafíos fue liberar a la educación pública en Oaxaca de los intereses particulares que la mantenían cautiva desde hace décadas. Por eso, en un esfuerzo conjunto con el gobierno del estado se tomaron las medidas necesarias para transformar el Instituto Estatal de Educación Pública de Oaxaca, recuperando así la rectoría de la educación en esa entidad.
“Con responsabilidad y firmeza, el Estado mexicano está superando los obstáculos y bloqueos que impedían brindar una educación de calidad en Oaxaca. Por nuestros niños, por nuestros jóvenes, en Oaxaca ─y en todo México─ se aplicará la ley.
“No habrá marcha atrás: a pesar de las dificultades, la reforma educativa llegará hasta el último rincón y escuela del país”.
No más impuestos ni deuda
Anunciado desde la aprobación de la reforma hacendaria, Peña Nieto reiteró hoy que no se crearán más impuestos ni se aplicará el IVA a alimentos y medicinas.
Atribuyendo en todo momento las penurias económicas a la crisis global, reiteró que tampoco endeudará más al país y que su estrategia consiste en mayor austeridad y responsabilidad en el manejo de los recursos públicos, para luego ofrecer una serie de cifras e indicadores sobre la economía del país.
Según él, los datos de crecimiento que mencionó “confirman que, ante la debilidad de la economía internacional, ha sido la fortaleza de nuestro mercado interno el principal motor del crecimiento económico del país”.
Añadió que continuará “la implementación ─completa y efectiva─ de las reformas transformadoras”.
Luego de ofrecer un “decálogo” nuevas medidas, entre algunas de continuidad o ya anunciadas, como su debate sobre “justicia cotidiana” o la aprobación de las leyes anticorrupción, o novedades como la emisión de bonos en la Bolsa para generar recursos a infraestructura educativa y el anuncio de la creación de una nueva Secretaría de Cultura, el mandatario ─una vez más sin identificar destinatario─ la emprendió contra la demagogia, el populismo y el autoritarismo, colocando esas conductas del poder como su antítesis.
Para Peña Nieto, los problemas económicos vienen de la crisis financiera de 2008 y eso provocó mayor desigualdad en la mayoría de los países que vieron incrementar el desempleo, situación agravada por los avances tecnológicos, pero no sólo en México.
“Hay frustración y pesimismo; desencanto y malestar social en Europa, en Asia y en América; en prácticamente todos los continentes. Los medios digitales y las redes sociales reflejan estos sentimientos de preocupación y enojo; manifiestan que las cosas no funcionan y dan voz a una exigencia generalizada de cambio ─de cambio inmediato”, acotó.
Por esa razón, consideró, en muchos países surgen dudas sobre el mejor camino a seguir, y por eso se pueden encontrar salidas falsas.
“Me refiero al riesgo de creer que la intolerancia, la demagogia o el populismo son verdaderas soluciones. Esto no es nuevo. Es una amenaza recurrente que ha acechado a las naciones en el pasado”.
Para Peña Nieto, situaciones así facilitaron el surgimiento de doctrinas contrarias a la tolerancia y a los derechos humanos, pues “se nubló la mente, desplazó a la razón y a la ciudadanía” permitiendo el ascenso de gobiernos con “soluciones mágicas”.
Sin embargo, “esos mismos gobiernos, lejos de llevar a sus sociedades hacia mejores condiciones de vida, alentaron el encono y la discordia; destruyeron sus instituciones y socavaron los derechos y libertades de su población.
“De manera abierta o velada, la demagogia y el populismo erosionan la confianza de la población; alientan su insatisfacción, y fomentan el odio en contra de instituciones o comunidades enteras. Donde se impone la intolerancia, la demagogia o el populismo, las naciones, lejos de alcanzar el cambio anhelado, encuentran división o retroceso”, sentenció.
Así que, según el mandatario, los cambios positivos y duraderos se logran por la vía “de la responsabilidad, la institucionalidad, la estabilidad económica, el respeto a los demás”, como según él lo ha hecho.
“Mi responsabilidad como presidente de la República es avanzar sin dividir; reformar sin excluir; transformar sin destruir”.
Por lo anterior y por los compromisos de gobierno que asegura cumplió, Peña Nieto concluyó su mensaje en los siguientes términos:
“México se perfila ya como una de las 10 economías más grandes del mundo. Lo que esto nos dice a los mexicanos de hoy es que nuestro país tiene todo para ser una potencia en los siguientes años. México está destinado a ser una de las naciones más prósperas, de mayor bienestar para su gente y motivo de inspiración para el mundo.
“Como presidente de la República estoy decidido a poner mi mayor pasión, dedicación y empeño para que así sea. Con esta convicción entramos a esta segunda mitad, con muchas ganas y más fuerza”, concluyó.

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