1/20/2016

Juana Ocampo debe concretar propuesta de su hija Gisela Mota



   OPINIÓN
Qué paradoja. Hemos luchado desde hace mucho tiempo para abrir espacios en la vida pública a las mujeres. Hemos sido herederas de estas luchas que datan desde el siglo antepasado. A 100 años de haberse celebrado el Primer Congreso Feminista en Mérida, Yucatan, hoy analizamos cada uno de los acuerdos y observamos que siguen los retos para lograr que las mujeres transiten en las mejores condiciones al logro de su proyecto de vida, que logren ser lo que quieran ser.

Cierto que en los partidos políticos hemos avanzado en la instauración de cuotas proporcionales de mujeres en los encargos y en las candidaturas como acciones afirmativas, hasta lograr la paridad como cometido.

Y en esta encomienda nos hemos propuesto abrir los espacios a la diversidad de condiciones de las mujeres: jóvenes, indígenas, adultas, de distintas formaciones.

Desde este contexto se inscribe la inclusión de Gisela Raquel Mota Ocampo en la lista plurinominal del PRD para llegar a la 62 Legislatura del Congreso de la Unión, donde asumió la presidencia de la Comisión de la Reforma Agraria, y posteriormente compitiera y ganara la alcaldía de Temixco, su municipio en el estado de Morelos.

A sus 33 años de edad, con una historia que refleja que logró lo que quería ser: licenciada en Derecho, militante de un partido de izquierda como su madre y su padre, ser tomada en cuenta por su partido para un cargo en el Congreso de la Unión en la lista plurinominal como cuadro político partidista, y competir y ganar la elección de la presidencia municipal de su municipio.

Seguramente su aspiración de ser una buena alcaldesa la hubiera logrado de no ser porque a unas horas de haber asumido el cargo, sicarios a la orden de la mafia de la región la ultiman cruentamente.

Las mujeres poco a poco asumimos cargos públicos, vamos avanzando para lograr estar en igualdad de condiciones que los hombres.

Pensar que inexorablemente el papel de las mujeres era sólo como esposas, madres de familia e inscritas únicamente en el espacio privado, poco a poco se va quedando atrás como una historia de injusticia y desigualdad contra las mujeres que hoy corregimos.

Igual hemos luchado para que las mujeres dejen de ser objeto sexual, un adorno servil, una cosa a la que se usa, desecha o arrumba.

Hemos visibilizado y legislado para prevenir, atender y sancionar todos los tipos de violencia contra las mujeres, sin embargo hoy nuevamente frente a este asesinato de Gisela se hace urgente legislar, para tipificar la violencia política contra las mujeres que sufren al aspirar o al ocupar un encargo público.

Hoy estamos frente a un pendiente que las autoridades no pueden rehuir. Es indispensable que haya justicia plena para Gisela, que se arresten a los autores intelectuales de su asesinato. Que la región tenga paz.

Que las mujeres que ocupan cargos particularmente en el ámbito municipal puedan ejercerlos con la certeza de que trabajarán sin la incertidumbre de las amenazas, acosos o chantajes de las bandas de la delincuencia organizada.

Por desgracia, ya no se puede regresar el tiempo para prevenir esta muerte temprana que interrumpe el proyecto de vida de Gisela y su compromiso para servir a las y los demás.

Vayan estas letras para recordarnos no sólo lo efímero de la vida, sino lo injusto que es su interrupción cuando se tenía tanto ánimo para trabajar por los demás. 

Hay un dicho popular que señala que lo natural es que las hijas y los hijos sepulten a sus madres y padres; hoy no sólo no es así: el PRD propone que doña Juana Ocampo, mamá de Gisela y militante de tiempo atrás, concrete la propuesta política de su hija. Qué paradoja.

*Feminista, senadora por el Partido de la Revolución Democrática (PRD), e integrante de la Red Nacional de Investigadoras por la Vida y la Libertad de las Mujeres.
 

Foto: Estefanía Sánchez Navarro
Por: Angélica de la Peña Gómez*
Cimacnoticias | México, DF.- 

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