3/01/2016

Los periodistas pal café. . . .



La entrega anual de los Óscares ha trascendido su condición original de mero escaparate comercial de lo más rescatable de la producción cinematográfica de corte jolivudense hasta consolidarse como una plataforma de difusión de mensajes y posturas políticas e ideológicas más allá y por encima de los específicos intereses de la industria y los capitales que mueven ese mundo de fantasía y realidades.
Este domingo, en Los Ángeles, las minorías étnicas insertas en el falso sueño americano tuvieron especiales momentos de reivindicación. La contundente ausencia de candidaturas de negros (atribuible esencialmente a las empresas productoras, no sólo a quienes juzgan los productos) hizo que entre el jugueteo crítico del conductor Chris Rock y otros guiños admonitorios estuviera más presente que nunca la necesidad de diversificar la tonalidad participativa en los procesos cinematográficos.
Más concreto y significativo fue el triunfo de dos personajes, Alejandro González Iñárritu (AGI) y Emmanuel Lubezki, quienes confirmaron su calidad artística al ganar los premios, por dirección y por fotografía, respectivamente. Para González Iñárritu fue el segundo Óscar consecutivo (el primero por Birdman y el segundo por The revenant: El renacido) y el tercero en línea para un mexicano si se recuerda que Alfonso Cuarón había ganado en 2014 siete de esas estatuas para Gravity, una de ellas para él mismo como director. El cinefotógrafo Lubezki, apodado El Chivo, por su parte, sumó tres reconocimientos al hilo, con Gravity, Birdman y El renacido, como muestra de su enorme valía profesional.
La indiscutida calidad de esos y otros profesionales de la cinematografía propinó una cachetada con guante fílmico al precandidato republicano estadunidense Donald Trump, quien ha sustentado su avance en la proclamación de un racismo especialmente dirigido contra los mexicanos. Ese discurso fue contradicho con preseas en propia tierra estadunidense por González Iñárritu, Lubezki y Cuarón, pero no sólo ellos, pues no ganó un premio la noche del domingo Martín Hernández, pero es reconocida su maestría en asuntos de sonido (la de ayer fue su segunda nominación consecutiva), y no ha estado en ese tipo de postulaciones, pero también es una figura relevante en el plano internacional el escritor cinematográfico y director Guillermo Arriaga.
The revenant propició que al fin la Academia premiara a Leonardo di Caprio, un consistente actor que a juicio de este tecleador tiene en su haber mejores interpretaciones, a las que se escamoteó en su momento el Óscar. La victoria de Di Caprio generó en México la kafkiana movilización pública de seguidores del nacido en Hollywood, California, el 11 de noviembre de 1974. Así fue que en el Ángel capitalino, la Minerva tapatía y la Macroplaza regiomontana se produjeran concentraciones de fans que llegaron a corear, en reminiscencia papal, ¡Leonardo, hermano,/ ya eres mexicano!
No hubo movilizaciones ni manifestaciones, sino incluso cierto enfado de insostenible tufo nacionalista por la definición de mejor película para Spotlight, titulada en español En primera plana, como si ésta le hubiera arrebatado la valoración mayor a la película dirigida por AGI. El renacido es, a fin de cuentas, una construcción efectista, con una fotografía preciosa, de ciertos momentos de la mitología fundacional de Estados Unidos, sin un punto de referencia respecto a México y sus problemas. Spotlight, en cambio, toca un tema doloroso para la actualidad de nuestro país, el de la pederastia clerical tolerada y protegida no sólo por la élite eclesiástica.
En ese sentido, y sin restar un ápice a la valía de los vuelos estéticos y de fantasía de El renacido y sus notables artífices, la obra que México debería estar aplaudiendo y promoviendo es Spotlight, ganadora de la estatuillas doradas por mejor guión y mejor película. Sobrio, sin concesiones al melodrama fácil o la exhibición cruda de la miseria humana, el largometraje dirigido por Thomas McCarthy y escrito por él y Josh Singer habla también (sin saberlo ni proponérselo ni ser explícito) del México en el que se multiplica la impunidad de ministros de la religión católica que abusan sexualmente de menores de edad y sólo reciben como presunta reprimenda el cambio de parroquia en parroquia, para que vayan iniciando a partir de cero en cada lugar su agenda de agresiones sexuales.
O, en otros castigos, el envío a centros de tratamiento sicológico y descanso, o, como en el caso de Oaxaca con el presbítero Gerardo Silvestre Hernández, el sometimiento a la justicia civil pero en condiciones de privilegio acordadas con los gobernantes en turno (Gabino Cué, en este episodio), con la expectativa de una sanción blanda por sólo uno de los casi 100 abusos conocidos y la enorme y abierta protección del arzobispo José Luis Chávez Botello. Pero no sólo él, recuérdense los esfuerzos de Norberto Rivera para impedir que se castigara a otro cura violador, o lo sucedido con el arzobispo Luis Morales Reyes encubriendo pederastia y el actual, Carlos Cabrero Romero, sobrellevando el tema en San Luis Potosí, mencionada al final en los créditos de Spotlight como una de las ciudades con estos problemas).
Spotlight también enfatiza la importancia del periodismo de investigación, justamente el que más enfada y peores reacciones genera en las alturas del poder, sea éste el político, el económico o el clerical. Esta cinta les dio una voz a los sobrevivientes, y este Óscar amplifica esta voz, la cual esperamos se convierta en un coro que resuene hasta el Vaticano. Papa Francisco, es momento de proteger a los niños y restaurar la fe, dijo la noche del domingo la productora Blye Pagon Faust. González Iñarritu pidió que el color de la piel sea tan intrascendente como el largo del cabello. Di Caprio hizo una brillante defensa de la ecología, y recordó el minuto a minuto del cambio climático. Spotlight es un llamado a frenar la pederastia clerical, a la que ni Francisco quiso referirse en su reciente viaje a México. ¡Hasta mañana!
Twitter: @julioastillero, Facebook: Julio Astillero, Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx


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La situación no es tan simple como decir que llegó a la dirección de Pemex un concuño de Salinas de Gortari, que tienen cierto parecido físico y que el plan de rescate que presentó ayer parece salido del despacho de Pedro Aspe. Es un tema más profundo. Se trata del Fobaproa petrolero. El rescate bancario está costando al país 120 mil millones de dólares, se ha abonado a lo largo de los últimos 20 años y no se ha terminado de pagar, y en parte es responsable del atorón de la economía. El rescate petrolero tendría un costo mayor. Habrá que pagar –o negociar–, sólo por concepto de deudas, 178 mil millones de dólares (87 mil es bancaria y 91 mil es con los trabajadores). Y no termina en eso el problema, porque el petróleo está agotándose, no se han descubierto nuevos yacimientos (es cuento chino los que anunció Emilio Lozoya) y el precio internacional no repunta. Será necesario producir sólo crudo que cueste menos de 25 dólares el barril para obtener alguna ganancia. Todo apunta a que ambos Fobaproas tengan un destino igual: uno entregó a la otrora pujante banca nacional a la internacional. Y el Fobaproa petrolero apunta a entregar a Pemex a compañías privadas nacionales y extranjeras. No son buenas noticias. Un Fobaproa que no se ha terminado de pagar se encima a otro. Así que lo de menos es si el nuevo director es concuño de Salinas de Gortari, si se vio nervioso e inseguro en la conferencia de prensa y si algún tema lo pasó a que lo contestara el director financiero, Juan Pablo Newman, o si el esquema de rescate fue horneado en el despacho de Pedro Aspe. Lo trascendente es que tenemos pobreza segura por muchos, muchos años.
Pierde medio billón en 2015
Lo niegan, pero el pasado los delata. Grandes empresas nacionales pasaron a manos privadas –Telmex– o fueron desaparecidas –Ferrocarriles Nacionales y Luz y Fuerza del Centro. Ese sería el final que depara a Pemex. En ningún momento hay que olvidar cuál fue el punto de partida: el Pacto por México. Sus firmantes han sido ampliamente recompensados. Los tres son diputados: el Chucho Zambrano, presidente de la Cámara de Diputados; César Camacho Quiroz, jefe de la fracción del PRI en la misma cámara, y Gustavo Madero, diputado, aunque defenestrado por sus propios compañeros del PAN. Otro personaje, David Penchyna, el activo promotor del pacto, ha sido recompensado con la dirección general de Infonavit. Argumentos para privatizar sobran. El año pasado Pemex perdió 521 mil millones de pesos, 96.4 por ciento más que los 265 mil 348 millones del año previo.
El nuevo jefe de TvAzteca
Recientemente, Benjamín Salinas Sada asumió la posición de jefe de TvAzteca, en lugar de su padre, Ricardo. Comenzó a imprimir su propia huella. Anunció la reinvención de la televisora. Incorpora la creación de Estudio 13 y Estudio 7, en un modelo que permitirá la llegada de los mejores contenidos. Como director general de Estudio 13, Benjamín Salinas designó a Mauricio Majul Gabriel, y para Estudio 7 a Rodrigo Fernández Capdevielle.
La discriminación premiada
El subsecretario de Desarrollo Social y Humano de la Secretaría de Desarrollo Social, Ernesto Nemer Álvarez, fue puesto al frente de la Profeco. Hace apenas unos días se comentaba en Twitter la foto que subió a la red social con un niño que le boleaba los zapatos en San Cristóbal de las Casas, Chiapas.
Ombudsman Social
Soy cliente de HSBC. ¿Qué habrá de cierto sobre el rumor que corre en redes sociales de que esa institución financiera se declarará en bancarrota?
E.L.
R: En este caso aplicaría la regla ‘‘too big to fail’’. Demasiado grande para caer. Lo rescatarían antes de que cayera en quiebra, como a otro



Bisturí en mano, el nuevo director de Petróleos Mexicanos, José Antonio González Anaya, metió a la ex paraestatal a terapia intensiva y, con esa dinámica, llega a realizar el trabajo de asepsia, corte y confección que Emilio Lozoya y el consejo de administración alegremente dejaron pasar a lo largo de la primera mitad del sexenio peñanietista, y de esto último da puntual cuenta el informe financiero de 2015 –divulgado ayer– que, en los hechos, es un interminable inventario de números rojos.
Entre estos últimos que destaca el relativo a la pérdida neta de la petrolera: 521 mil 607 millones de pesos, casi el doble con respecto a 2014). Desde luego que tales pérdidas no hubieran sido posibles sin la carga fiscal que asfixia a Pemex y la devaluación del peso. Lo cierto es que en 2015 los impuestos, derechos y aprovechamientos pagados por la petrolera a la Secretaría de Hacienda fueron equivalentes al 400 por ciento del rendimiento de operación, es decir, tres tantos más que en 2014, de tal suerte que con reforma o sin ella acabar con la brutal ordeña de Petróleos Mexicanos nunca ha estado en los planes gubernamentales.
Como advierte el informe 2015, a pesar de que el régimen fiscal de Pemex a partir del primero de enero de 2015 está más alineado con el resto de la industria, la empresa aún no puede deducir la totalidad de sus costos y gastos de operación en el cálculo de impuestos y derechos. Como consecuencia, el pago de impuestos y derechos ha sido mayor al rendimiento de operación y al rendimiento antes de impuestos y derechos desde 1998 de manera consistente, siendo la única excepción 2006, año en el que la deducción permitida se actualizó. Hacia adelante, es deseable que el régimen fiscal que le aplique a Pemex sea comparable con el de otras empresas del sector. El que todos los participantes de la industria de petróleo y gas en México cuenten con las mismas reglas del juego es un elemento indispensable para que la reforma energética rinda todos los frutos esperados.
Pero bueno, de entrada la ahora empresa productiva del Estado reduce su plataforma de producción 100 mil barriles de crudo por día (casi el 10 por ciento de la exportación) y deja para mejores tiempos su eventual participación en la búsqueda del tesorito enterrado (el petróleo en aguas ultra profundas). De igual forma, cancela, replantea y/o difiere inversiones por cerca de 65 mil millones de pesos; reduce costos por un monto estimado en alrededor de 29 mil millones, y ajusta su gasto de operación en 6 mil 200 millones. El recorte presupuestal es brutal (100 mil millones de pesos, y contando).
Pemex lo sintetiza de la siguiente manera: para hacer frente la situación se diseñó un programa de ajuste que tuviera como prioridad no afectar la viabilidad de la empresa a largo plazo, con los siguientes criterios: preservar la seguridad del personal y mantener la integridad de las instalaciones de la empresa; utilizar al máximo los nuevos instrumentos y figuras que permite la reforma energética para atraer inversiones; hacer frente a los compromisos laborales y financieros de la empresa, y mantener, en la medida de lo posible, la plataforma de producción de hidrocarburos de este año, estabilizando los niveles de producción en el mediano y largo plazos.
La empresa productiva del Estado detalla que las tres principales líneas de ajuste en el corporativo y en todas las empresas subsidiarias de Petróleos Mexicanos, de acuerdo con el plan aprobado por el consejo de administración el pasado 26 de febrero, son: generar eficiencias y reducir costos para incrementar la productividad en la operación y promover un uso racional de los recursos por un total estimado de 29 mil millones de pesos; diferir y replantear inversiones comprometiendo lo menos posible la producción futura en función de su rentabilidad y disponibilidad de recursos por aproximadamente 65 mil millones de pesos, y ajustar el gasto de operación e inversión a la caída de 25 dólares en el precio promedio del barril de crudo, a fin de canalizar los recursos hacia proyectos rentables con los precios actuales. Este ajuste representa 6.2 mil millones de pesos y siguió dos criterios: que las inversiones diferidas no fueran rentables a los precios actuales del petróleo y que no afectaran proyectos que ya estuvieran produciendo en 2016.



Uber ya anunció que llegará a Aguascalientes, entidad donde el gobernador Carlos Lozano de la Torre prometió repartir concesiones de taxis una vez pasados los procesos electorales extraordinarios. Entre los comentarios, dijo que no tendría el cargo de gobernador sin la ayuda del gremio taxista, al que se rindió prometiendo que no toleraría la entrada de Uber, con el argumento de que este modelo de negocio no es compatible con los ordenamientos legales vigentes.
Ante la incomodidad del anuncio de Uber, el gobierno estatal ha dicho que los taxistas en el estado ofrecen garantía de un transporte adecuado y seguro. Pero es mentira que los choferes de taxi estén capacitados para proporcionar un buen servicio, mentira que las unidades sean cómodas, que exista plena identificación en ellos, pues no todos los conductores cuentan con su tarjetón a la vista. Mentira que el cobro sea justo y que los choferes tengan un salario digno.
El gobierno estatal no cumple con su parte, la que está en la ley y que lo obliga a promover la capacitación, la mejora de unidades, sistemas de accesibilidad más eficientes, exámenes de confianza y mejoramiento de las condiciones laborales y de ingresos a los choferes. Es también obligación del gobierno vigilar que los vehículos de transporte privado no presten ningún tipo de servicio público y, en su caso, detenerlos cuando éstos no cuenten con el permiso correspondiente. Ese argumento se usará contra la empresa y con ello se justificará impedir la necesaria competencia.



Hay registros del uso de la dalia como alimento, comenta la maestra Guadalupe Treviño, presidenta de la Asociación Mexicana de la Dalia y apasionada defensora de esta planta de bellas flores, a quien agradecemos. En estados como Michoacán y Oaxaca, los tubérculos o camotes de la Dahlia coccinea, especie silvestre, se cuecen al rescoldo; también se hornean en pencas de maguey a manera de barbacoa.
Los mixtecos los comen frescos para hidratarse y recuperar fuerza. En Texcoco se ha transmitido en algunas familias el uso de los pétalos o lígulas, mezclados con huevo y fritos a manera de tortitas. El biólogo Robert Bye reporta el consumo de bulbos de otra especie de dalia, la Dahlia sherffii, entre los rarámuris de Chihuahua, donde esta planta prospera, como en Durango y el norte de Jalisco a unos 2 mil 500 metros sobre el nivel del mar en laderas rocosas y partes descubiertas de bosque de pino y encino. (Revista Mexicana de Biodiversidad, volumen 83, no. 2, México, 2012).





La Unión Nacional de Técnicos y Profesionistas Petroleros (Untypp) presentó en días pasados una denuncia ante la Auditoría Superior de la Federación (ASF) de la Cámara de Diputados por la desaparición de 271 mil 751 millones de pesos que habrían debido destinarse al Fideicomiso de Cobertura al pasivo Laboral y de Vivienda (Ficolavi) de los trabajadores de la hasta hace poco paraestatal Petróleos Mexicanos. Con el paso de los años esa suma habría debido incrementarse en forma significativa por las aportaciones de la empresa y de los trabajadores, así como por la generación de réditos.

Hay pruebas de las imputaciones a Luis pazos
El ex diputado Luis Pazos envió una carta para referirse al texto publicado en la edición dominical de La Jornada. En la misiva publicada ayer afirma que no hay pruebas de su responsabilidad en la asignación de recursos a Provida en el presupuesto federal 2003, cuando él presidia la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública.

El doctor Carlos Beristain ejer­ce múltiples oficios inusuales, relacionados todos con el dolor nacido del abuso y la injusticia. Él es, al mismo tiempo, terapeuta de tragedias colectivas, escriba riguroso de memoriales de agravios, mediador en procesos de paz, defensor de derechos humanos, acompañante de víctimas de la violencia y la tortura, espantamiedos, sanador de heridas de guerra no cicatrizadas y especialista en salud mental.

Nunca como ahora el futuro de América Latina está tan abierto. Hemos pasado por un momento, especialmente en los anos 1990, en que la historia del continente parecía congelada. Se imponía un modelo de forma avasalladora, que pretendía invertir y cerrar ciclos históricos que apuntaban en otra dirección. Ya no más desarrollo económico, sino equilibrio fiscal. Ya no más distribución de renta, sino concentración en manos de los más competentes. Ya no más derecho, sino concurrencia en el mercado. Nunca más Estado, sino empresas.

Dos son los magnos problemas que la humanidad debe resolver a mediano plazo para evitar el colapso: los tremendos impactos que ocasiona y continuará ocasionando sobre el equilibrio ecológico del planeta, y la vergonzosa desigualdad social que alcanza ya su máximo histórico. Lo anterior supone una transformación civilizatoria que será ejecutada por millones de ciudadanos dotados de una conciencia cósmica o planetaria organizados no para tomar el poder sino para construirlo desde abajo. Toda idea, propuesta, solución, tecnología, creencia e institución que se abstenga, obstruya o se oponga a esas dos necesidades, a esos dos requisitos para la supervivencia humana y de su entorno, terminará desplazada por la urgencia de la crisis. Las grandes religiones monoteístas e imperiales de hoy no serán la excepción. La crisis civilizatoria pondrá también a prueba, en más de un sentido, a las religiones del mundo.

Habría que suponer que en una república democrática, la creación de su constitución debería reflejar la voluntad popular, si entendemos que esa constitución sentará las bases normativas de las relaciones sociales y políticas de la comunidad sobre la que va a regir.

La revisión a la cuenta pública de 2014, dada a conocer hace unos días por la Auditoría Superior de la federación (ASF), constituye una radiografía precisa de la corrupción monumental que caracteriza al gobierno de Enrique Peña Nieto. Aunque para cubrir el hueco causado en la renta petrolera por la privatización y por la caída de los precios del crudo el régimen se ha ensañado en el incremento de impuestos a las grandes mayorías, durante 2014 el Sistema de Administración Tributaria dejó de cobrar o devolvió (http://is.gd/hG50Mt) más de 1.2 billones de pesos (7 por ciento del producto interno bruto) a un puñado de grandes empresas. No es momento de reducir los impuestos, dice Luis Videgaray (http://is.gd/by0lFe), refiriéndose, claro, a asalariados, profesionistas, pequeños comerciantes y otros ciudadanos de a pie, mientras favorece con devoluciones en efectivo, exenciones y créditos fiscales a los capitales a los que rinde cuentas el peñato. Por estos días se anunció un recorte de más de cien mil millones de pesos al presupuesto de Pemex –lo que se traducirá en una reducción en la producción de cien mil barriles diarios– (http://is.gd/AFyG7k). De manera coincidente, la ASF recibió la denuncia de un fraude por caso el triple de esa suma (271 mil 751 millones, para ser precisos) al Fideicomiso de Cobertura al Pasivo Laboral y de Vivienda (Ficolavi) de los trabajadores petroleros (http://is.gd/6Asx0j).

Apenas transcurrieron tres meses desde que fue aprobado el Presupuesto de Egresos de la Federación, cuando llegó el anuncio de un ajuste preventivo en el gasto público de 2016, el cual implica una reducción de 132 mil 301 millones de pesos. Las razones de este nuevo recorte (uno semejante ocurrió el año pasado) fueron atribuidas a factores externos, entre ellos la caída en el precio del petróleo y la depreciación del peso frente al dólar. Este ajuste –anunciado conjuntamente por el secretario de Hacienda, Luis Videgaray, y el gobernador del Banco de México, Agustín Carstens– busca mantener la estabilidad macroeconómica del país, pero afecta de manera importante a distintas áreas del quehacer nacional, y las actividades científicas y tecnológicas no son una excepción.

Hay autores que durante largo tiempo fueron para generaciones sucesivas, compañía de lectura cotidiana por encarnar, (siempre es un decir) la novedad del momento. En mis tiempos de joven fueron dos: Roland Barthes (1915-1980), quien murió atropellado por una furgoneta justo enfrente de La Sorbona, y Umberto Eco, de personalidad y talante muy distinto, antes que nada semiólogo y profesor en la Universidad de Bolonia, ampliamente conocido como ensayista antes de la aparición de su novela estrella, El nombre de la rosa (1980), llevada al cine por Jean Jacques Annaud, en 1986.

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