6/13/2016

Desapariciones masivas de niñas y adolescentes, relacionadas con la explotación sexual


Mientras autoridades hablan de 2 mil víctimas de trata, activistas señalan que son 70 mil

By Nancy Flores / @Nancy_Contra

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Nada amaina esta asfixia: el dolor que Karla describe anuda la garganta, corta toda respiración. Durante la charla, alarga las pausas como si del pasado arrancara algo más que sus recuerdos.
 “Lo más difícil era cada vez que me decían que tenía que hacer una posición o que me tenía que desnudar enfrente de una persona, cuando tan sólo tenía 12 años [de edad]. No era que yo quisiera, sino que ellos querían que lo hiciera. Ellos veían mis lágrimas, como caían de mis ojos. Nunca me vieron como una hermana o una hija o una novia.”
Hace ya 8 años que Karla Jacinto abandonó el infierno. Calcula que durante los más de 1 mil 440 días en los que fue obligada a prostituirse en los estados de Puebla y Tlaxcala fue violada más de 43 mil veces. Treinta por día.
Apenas sostiene la mirada. “Ahí no tienes que decir no. La palabra ‘no’ nunca se puede escuchar ahí, porque todo es accesible. Para todo hay un ‘sí’”.
Karla se asume como sobreviviente de la trata y no como víctima. “Fui víctima, pero ya no soy”. Lo contrario, explica: “Sería quedarme estancada en un sólo sitio, que es la depresión. En un hoyo tan grande del cual muchos no pueden salir”.
Pero ese abismo que describe no se ha ido: comparece en la pequeña sala de juntas donde transcurre la entrevista. La joven se refugia en un lápiz y un papel: se mantiene con la cabeza gacha mientras traza unas líneas que nunca adquieren forma específica. Así, con la mirada huidiza en el blanco de la hoja, va deshilvanando su historia.
Como ella, decenas de niñas, niños, mujeres, hombres y transexuales son o han sido presas de la explotación sexual. Tan sólo en 2014 las autoridades federales admitieron que 2 mil 48 personas habían sido victimizadas, refiere el Informe anual 2014 de la Comisión Intersecretarial para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas y para la Protección y Asistencia a las Víctimas de estos Delitos.
De esos casos, 918 correspondieron al fuero federal y 1 mil 130 al fuero común. Además, en ese año se realizaron 1 mil 116 operativos que derivaron en el rescate de 1 mil 216 personas, detalla el reporte oficial.
Frente a Karla hay una urgencia de ser sensible. En su inocencia juvenil, cree que hurgar en su memoria de dolor, entrevistarse con periodistas, dar conferencias y hablar en foros públicos no sólo contribuirá a cambiar las cosas, sino que le dará paz. No obstante, una y otra vez, regresa al precipicio.
Una pregunta –¿qué le dirías a quienes se encuentran atrapadas en las redes de la trata para ayudarlas?–, una larga pausa y se apersona sin lugar a dudas la víctima que ya no quiere ser.
“A veces nosotros no pensamos que la gente nos va a ayudar sólo porque nos dice que lo hará. Ya es parte de uno si quiere confiar, porque el riesgo lo pagas con tu vida. Es muy difícil decirle a una persona que está pasando por lo mismo que la vas a ayudar, cuando ella ya perdió la confianza en todo mundo: en autoridades, en mujeres, en hombres, en amigos, en amigas, en la propia familia.”
—¿Les dirías que confiaran?
—Sí. Que confiaran primero… Depende de la situación en la que estén… Les diría, con la mano en el corazón, que ellas pueden salir del infierno que están viviendo en este momento. Que ellas, si quisieran, podrían ser otra cosa, [tener] otras expectativas de su vida. Que podrían salir adelante. Pero cómo pueden saber ellas si deben confiar… Da miedo… Es más fácil ir con una niña de 7 años y decirle: “sé responsable, no confíes…” Pero [hablarle] a una persona que está adentro es más difícil… Ahí sí pensaría qué decirles. Lo pensaría mucho… No tengo ahorita las palabras para decirte, porque realmente no he pasado por esa situación en la que pueda hablarles a ellas. Solamente les puedo decir: “si yo pude, ustedes por qué no”. El problema es que se arriesguen.
Karla cierra su respuesta con un gesto peculiar: tuerce levemente los labios, ladea la cabeza y se encoje de hombros.
trata-personas-491-02 “Si yo salí fue porque un cliente me ganó, ganó mi confianza. Pero no todos los hombres ni todas las personas son buenas. Va a llegar. En su momento, sí vas a encontrar a una persona. Pero, cuándo vas a saber que es la correcta. Cuándo vas a saber que si te vas con esa persona y te ofrece ayuda va a ser el correcto. Te tienes que arriesgar por ti sola. Si realmente quieres salir te arriesgas. Muchos se arriesgan y están acá afuera. Pero muchos que se arriesgan no viven para contarlo. ¿Me entiendes?”

Cosificar a las personas

Por 4 años, a Karla la despojaron de su humanidad: la transformaron en esa cosa que se ocupa al antojo del tratante y de quien gusta de comprar niñas. La palabra estupro no aparece en el vocabulario de la joven, pero sí “ocupar”. “Cuando me ocupaba con un cliente…”.

Las violaciones a las que fue sometida comenzaron cuando apenas tenía 12 años de edad. Cesaron a sus 16, cuando logró escapar con la ayuda de un hombre que contrató sus servicios sexuales. Ahora se convence a sí misma que mirar su pasado y dar testimonio de él le ayuda a recuperarse, a tener un nombre, una vida.

Su historia es la de muchas niñas y niños de 10, 12 años de edad, a quienes se sustrae de sus hogares de forma violenta o con engaños y permanentemente se les amenaza para complacer a quienes ven en ellos una fuente de ingresos o placer. Los tratantes. Los clientes.
“Las amenazas a tu familia. Tu familia depende de ti si es que quieren vivir. Cuando alguien te dice que van matar a tu mamá, a tus hermanos o a tus hijos, lógicamente empiezas a decir sí [lo hago]. Porque no quisieras saber, ni por curiosidad, si será cierto o será mentira [que los van a matar]”. Por un instante Karla vuelve al dibujo.
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De enero de 2013 a febrero de 2016, la Procuraduría General de la República (PGR) únicamente  inició 706 averiguaciones previas por el delito de trata de personas en todas sus modalidades, revela el oficio SJAI/DGAJ/06218/2016, de la Dirección General de Asuntos Jurídicos. La oficina, dependiente de la Subprocuraduría Jurídica de Asuntos Internacionales, indica que 182 averiguaciones se abrieron en 2013; 218 en 2014; 280 en 2015; y 26 en el primer bimestre de 2016.
En ese mismo periodo, la PGR consignó ante las autoridades judiciales 293 probables responsables (“con y sin detenido”) por ese ilícito, indica dicho oficio: 100 en 2013; 95 en 2014; 75 en 2015; y 23 entre enero y febrero de este año.
Cosificar a las personas es arrancarles su voluntad. Por ello, en el mundo de la trata con fines de explotación sexual, los significados de las palabras “no” y “sí” son un terreno pantanoso. Para el cliente, sí significa tomar control pleno del cuerpo de la víctima con su supuesto consentimiento. Para la persona explotada ese mismo sí es en realidad un grito ahogado en negativo.
 “No puedes decir: ‘no quiero ir a trabajar’. ‘No me quiero ocupar con esta persona’. Tú siempre debes decir sí. Si un cliente te pregunta por qué estás aquí [contestas]: ‘porque quiero’; ‘porque está bien’, ‘sí me quiero ocupar contigo’. ‘Sí quiero ir aquí, allá’. Aunque no quieras. Por lo mismo, porque tu familia depende de ti.”
Quien cae en las redes de los tratantes de personas se convierte, por voluntad de su captor(a), en objeto. “El daño que ocasionas a un ser humano cuando lo cosificas, lo comercializas, lo vendes y lo violan 30 personas diario no podemos ni siquiera imaginarlo, porque no lo hemos vivido. Es demasiado grave lo que le hacen a un ser humano”, dice en entrevista Rosi Orozco, presidenta de la organización civil Comisión Unidos vs Trata.
Desde que son tomados como objetos por el tratante, a las niñas y a los niños –apenas en desarrollo físico y mental– no sólo se les repite la amenaza contra su familia, sino que se les grita y se les maltrata con violaciones sexuales, golpes, torturas.
 “Cuando te pegan no sólo te dan una cachetada. Te empiezan a pegar con cualquier cosa: cadenas, palos, cables. Incluso te llegan a quemar, que es lo que me pasó… Te ves tirada en el piso, sangrada de la cara, hinchada de los brazos, llena de moretones. Y nadie dice nada. Nadie te ayuda. Nadie te respalda. Piensas que tu mundo ahí se acaba, que vas a estar ahí para toda la vida. Que solamente va a haber abuso, drogas, prostitución, alcohol”, recuerda Karla.
La joven señala, por su propia experiencia, que esto no nada más es un tema que afecta a niñas y mujeres, sino también a niños y hombres. “También a los chavos los convierten en transexuales”.
—¿Siempre vives amenazada?
—Siempre. Y más te duele porque sabes que puede ser cierto. Ahí tú ves cómo golpean, cómo matan, cómo todo. En realidad lo ves y cuando observas eso es cuando sabes que sí es verdad.
—¿Alguna vez quisiste escapar?
—Muchas veces, pero creo que no era la mejor idea, por las historias que una escuchaba. Una vez escuchamos que una chica subió a un camión cualquiera… la bajaron a medio camino. Ellos [los tratantes] iban por ellas. Y cuando creías que iban a volver, ya no lo hacían. Ya no se sabía nada de ellas. Sólo se veía en un periódico, como un feminicidio.
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El multimillonario negocio

La trata de personas con fines de explotación sexual o prostitución ajena es, ante todo, una industria: cada niña, niño, adolescente, mujer, hombre y transexual explotado(a) aporta al tratante de 100 a 3 mil pesos por violación.
Sus padrotes y madrotas los venden entre cinco y 30 veces por día, sin descanso, durante todo el tiempo en el que se padece la condición de esclavitud sexual. Los periodos en los que no son comerciados son generalmente porque enferman o, en el caso de las mujeres, porque presentan un embarazo no deseado.
La cuota para muchas niñas y mujeres explotadas va de 2 mil a 5 mil pesos por jornada. Si el tratante explota a 10 víctimas, recibe de éstas entre 20 mil y 50 mil pesos diarios; esto es, entre 7 millones 300 mil y 18 millones 250 mil pesos anuales.
La activista Rosi Orozco considera que quien ha sufrido de trata ya viene de una situación desfavorable. “Como país ya le habíamos fallado. Era gente a la que no le habíamos dado el techo digno, el plato en la mesa, la protección en su estado; vienen de violencia, de desintegración familiar, de pobreza, y todavía se aprovechan las bandas para captarlas, esclavizarlas, pisotear todavía más su dignidad. Humillarlas todavía más”.
La defensora de los derechos de las víctimas de trata critica que después de que algunas personas son rescatadas no haya un fondo para atenderlas. “No hay unidades especializadas en trata. Muchos estados no tienen una fiscalía como lo manda la ley, no tienen policías ni ministerios públicos capacitados. Es una injusticia absoluta hacia la gente que ya vive una situación desfavorable”.
En este negocio, las víctimas de la explotación sexual casi nunca ven un peso o centavo del dinero que se gana con su cuerpo. Todo va a parar a los bolsillos de los explotadores y de las autoridades corruptas que dan cobertura a este crimen.
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México, país de la trata

—¿Qué crees que tendría que pasar con las autoridades para que esto se acabe?
—Es que realmente esto no se va a acabar –augura Karla Jacinto.
Aunque en México el combate al crimen organizado es una de las principales políticas públicas, la trata de personas con fines de explotación sexual no es una prioridad. No sólo se trata de las escasas averiguaciones previas abiertas y la extendida impunidad, sino también de que las autoridades no cuentan siquiera con un estimado respecto de las víctimas de este delito.
La activista Rosi Orozco señala que en las fronteras del país llegan a haber hasta 50 mil niñas y niños en explotación sexual y hasta 20 mil en el interior de la República: 70 mil en total. “Estamos hablando nada más de menores siendo explotados sexualmente”, puntualiza.
Para la defensora, México es un país de origen, tránsito y destino. Al referirse al primer punto, indica que “los lugares donde hay más captación de trata son los estados que tienen mayor grado de pobreza. Todos los tratantes además te lo dicen: van a lugares de Veracruz, donde están las niñas con mayor hambre y pobreza; a Guerrero, a la Sierra de Puebla, Chiapas, Tabasco; a la frontera, donde están también Tenosique y estos lugares donde pueden comprar una migrante; o a Oaxaca, a Hidalgo”. Respecto del tránsito, dice que “tenemos las rutas migrantes: ahí también captan”.
De acuerdo con la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas de la PGR, los tratantes enganchan a sus víctimas para explotarlas a través de engaños: ofertas de trabajo que pueden ser reales o simuladas, inclusive les firman contratos que después no cumplen; promesas de que van a ganar mucho dinero; promesas de matrimonio. O por la fuerza:? las secuestran; las sustraen de su familia, o incluso las compran.
Para retener a las víctimas, indica la Fiscalía, los criminales las chantajean o manipulan; las hacen adquirir deudas que no pueden pagar; les quitan documentos personales (como pasaportes, identificaciones) y dinero; las amenazan con hacerles daño a ellas o a sus familias; les retienen a sus hijas o hijos; las someten a violencia física o sicológica.
Esa violencia queda marcada más allá de la piel. En Karla está presente cuando arrastra su mirada en el papel y traza el dibujo sin forma como queriendo escapar de sus propias memorias.
 “La mayoría de las cosas que yo he aprendido en la vida son porque las he pasado. La vida te enseña muchas cosas como ésta [la explotación sexual]. Me podrás entrevistar ahorita, pero lo tienes que vivir para saber qué más hay en el trasfondo. Porque esto nada más es una nota [periodística], pero [la esclavitud sexual] me pasó 4 años.”
Ahora, por su activismo, la joven de 24 años convive frecuentemente con la contraparte: un extratante de mujeres –también convertido en activista– la ha conducido hasta la pequeña sala donde se realiza la entrevista.
 “No puedo justificar lo que ellos hayan pasado en su vida. Muchas personas dicen que ellos [los explotadores] a lo mejor también pasaron por algo crítico en su vida y a veces trataban de justificar el por qué de las cosas. Pero no es así. Yo, por ejemplo, sufrí abuso sexual desde los 5 años, y no por eso soy una maniática sicópata ni voy matando gente.”
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Tlaxcala, foco rojo

Reportes emitidos por el Departamento de Estado de Estados Unidos ubican a Tlaxcala, y en especial al municipio de Tenancingo, como foco rojo de la trata de personas con fines de explotación sexual y de tráfico de mujeres hacia ese país con ese mismo objetivo, sin que a la fecha las autoridades mexicanas hayan desmantelado las redes de traficantes ni de protección.
La Organización Internacional para las Migraciones considera que hay evidencias de redes internacionales de trata, entre éstas las que involucran a México: Tlaxcala-Nueva York y Guerrero-California.
Las estadísticas más recientes de la Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas, dependiente de la PGR, indican que, de 2008 a 2014, en Tlaxcala solamente se detectaron 53 casos de trata de personas. Las entidades con más reportes fueron el Distrito Federal (ahora Ciudad de México), con 112; Puebla, con 69; y Chiapas con 65.
De acuerdo con el documento Tenancingo bulletin #8: tlaxcalan industrial development forged a culture of trafficking –elaborado por el Human Smuggling and Trafficking Center, del Departamento de Estado estadunidense–, durante 30 años Tlaxcala ha producido un número elevado de traficantes de origen pobre y rural, que explotan principalmente a mujeres y niñas indígenas.
Según el informe, que data de 2011, hasta que se favorezca el empleo lícito con ganancias superiores a las del lucrativo comercio ilícito de niñas y mujeres, Tlaxcala seguirá siendo un terreno fértil para el reclutamiento de nuevos traficantes de personas.
Para la activista Rosi Orozco, el problema en Tlaxcala no se reduce a Tenancingo. “Cada semana voy a la cárcel y voy conociendo a diferentes padrotes. Algunos de ellos, después de 3 años y medio, empiezan a abrirse y a platicar lo que realmente sucede: en Tlaxcala hay casi 20 mil tratantes, según ellos. Un día platiqué con cinco tratantes de diferentes municipios, de Papalotla, San Cosme Mazatecochco, Tenancingo, Apizaco. Entre los cinco empezaron a decirme cuántos tratantes había en sus pueblos. No sólo hombres, también mujeres”.
La presidenta de la organización civil Comisión Unidos vs Trata refiere que en la saliente administración de Mariano González Zarur sí ha habido avances en materia de combate. “Tenemos ya casi 20 sentencias, lo cual es insólito; pero esto es nada comparado con el problema tan grande que hay”.

La banda de los Granados

A fines de octubre de 2015, el gobierno mexicano extraditó a Paulino Ramírez Granados a Estados Unidos, uno de los 10 traficantes de personas más buscados por el vecino país.
Ramírez Granados había estado en la lista de los más buscados por el Immigration and Customs Enforcement desde 2010, y fue detenido el 31 de marzo del año pasado en Tenancingo, Tlaxcala.
Paulino fue acusado en el Distrito Este de Nueva York, el 5 de agosto de 2011, por los delitos de tráfico sexual, tráfico de indocumentados, lavado de dinero y conspiración para importar extranjeros con fines inmorales (sic).
Según las autoridades de Estados Unidos, el acusado pertenecía a la organización de tráfico sexual Los Granados, “un grupo brutal que prometía a sus víctimas una vida mejor y en su lugar las obligaba a una vida de servidumbre sexual a través de actos atroces de violencia”, declaró el fiscal federal Robert L Capers.

Tipos de explotación

El Protocolo para Prevenir, Reprimir y Sancionar la Trata de Personas, especialmente Mujeres y Niños señala que la finalidad de la trata es la explotación de sus víctimas en las siguientes modalidades:
Explotación de la prostitución ajena u otras formas de explotación sexual
Trabajos o servicios forzados
Esclavitud o prácticas análogas a la esclavitud
Servidumbre
Extracción de órganos
Nancy Flores, @nancy_contra/Primera de dos partes

Desapariciones masivas de niñas y adolescentes, relacionadas con la explotación sexual

By Nancy Flores / @Nancy_Contra
/Segunda y última parte
“La Merced es el único lugar donde, por 150 pesos, uno puede abusar de una mujer. En otros estados cobran mil pesos, mil 500. Aquí, en Viaducto por ejemplo, también mil 500: 500 para el hotel, mil para ellas. Y en Sullivan cobran caro. Pero en la Merced son 150 pesos: 50 para el hotel, 100 para ellas… 200 el desnudo; 50 la posición. Bien trabajado, un cliente paga hasta 400 pesos. Pero por esos 400 puede abusar de ella cuantas veces le dé la gana.”
Por años, Mario Hidalgo Garfias fue uno de los padrotes que operan en el popular barrio de la Merced, ubicado en la Ciudad de México. Ahora es activista, dice, para pagar lo que debe y con su testimonio ayudar a erradicar la trata con fines de explotación sexual. “Me arrepentí verdaderamente, créame… Quiero que mi vida cambie. Por eso hablo de la trata, para que el mundo conozca”.
Nariz ancha, tez morena, estatura baja. Así es físicamente quien sometió y explotó sexualmente hasta 40 mujeres y niñas. En su piel está la huella de aquella época: en el antebrazo derecho, el tatuaje de una prostituta. En el izquierdo, de espaldas, una mujer semidesnuda, hincada y amarrada de manos y pies.
La capital del país es la entidad con mayor número de casos documentados por el delito trata de personas con fines de prostitución ajena, revela el mapa de este ilícito elaborado por Contralínea a partir de dos reportes de la Procuraduría General de la República (PGR, oficios SJAI/DGAJ/01502/2016 y SJAI/DGAJ/06218/2016).
info-01Y es que en el Distrito Federal (ahora Ciudad de México) la PGR inició 64 investigaciones por ese ilícito, entre enero de 2013 y febrero de 2016. Al igual que en el resto de las entidades, por cada caso hay de una a 40 o más víctimas identificadas, muchas de ellas menores de edad. En total, la dependencia que encabeza Arely Gómez ha abierto 716 averiguaciones previas por trata en todo el país, durante ese mismo periodo.
Por número de indagatorias, en el segundo lugar se ubica Puebla, con 45. Le siguen Tlaxcala, con 37; Chiapas, con 28; y el Estado de México, con 23. En este mapa de la trata con fines de explotación sexual, ninguna entidad quedó fuera: Durango es la que registró menos investigaciones: una.
 “Al principio nada más les sacaba el dinero por engaño: les decía que estaba enfermo, que mi mamá estaba enferma, y ellas solitas me daban el dinero. Durante 1 año completo, o menos, aprendí a engañarlas. Conocí la cocaína, así que un día dejé de trabajar… bueno, seguí trabajando pero con muchachas. Se las robaba a otros padrotes. Robármelas a veces era nada más convencerlas. Una misma chava me convencía a otras. Y llegó el día en que empecé a secuestrar a las mujeres, llevármelas a la fuerza. Las obligué a trabajar para mí. Ya no nada más se las robaba a otros padrotes sino que tenía mis propias mujeres.”
trata-mujeres-03Mario parece enojado. Luce incómodo la mayor parte del tiempo. Será que aún le fastidia la presencia femenina o que sea una mujer quien husmea en su pasado. Será que es así cuando recuerda esa vida o que ése es su carácter, pero en varias ocasiones interrumpe su relato para cuestionar si se quiere continuar con la entrevista. “¿De verdad quieres escuchar?”.
De pronto lo suelta, es una anécdota con una reportera española con la que discutió: “Le dije que odiaba a las periodistas”. Guarda silencio… Sostiene su mirada. Finalmente prosigue con sus respuestas.
En extremo violento, así se recuerda. Igual que a su hermano, también tratante de mujeres: “Teníamos mala fama en la Merced. La mayoría de los padrotes dejan a sus muchachas en alguna estación del Metro, pero nosotros estábamos ahí, con ellas. Conocíamos a todos los rateros, a los chineros”.
Afirma que nunca asesinó a nadie. “Al menos no que yo sepa”, aclara, porque en ese mundo había que aferrarse a punta de pistola. Asegura, sin embargo, que las armas sólo las usaba para amedrentar a los hombres que intentaban abusar de sus mujeres.
Sus mujeres. Así es como aún se refiere a las víctimas: las nombra como cosas de su propiedad. “Llegué a tener hasta 40 mujeres. Muchas de ellas eran menores de edad. Y llegué a tener en una misma casa, mías, muchachas mías, perdón por la grosería, pero muchachas que trabajaban para mí llegué a tener cinco, niñas también, en un mismo día”.
No es claro cuándo habla el Mario del pasado y cuándo el que se dice arrepentido. “Es muy fácil engañar a una mujer. Y cuando una mujer no se quiere a sí misma, y tiene su autoestima por el suelo, es fácil engañarla”.
—¿Qué piensas de las mujeres?
—Qué pienso de las mujeres… ¿antes o ahora? …Antes las odiaba. Para mí no tenían valor: o son bonitas o son tontas. No hay mujeres inteligentes y bonitas… Eso pensaba… Hoy solamente sé que tienen el mismo valor que tenemos nosotros [los hombres]. Que nadie vale más ni menos. Eso es lo que aprendí. Ahora tengo una novia”.
contralinea-492-bLa revalorización que asegura haber hecho sobre el género femenino se debe, sobre todo, a que fueron mujeres quienes lo apoyaron cuando estuvo en prisión. “El 6 de julio de 2003 caí en la cárcel. Me sentenciaron a 18 años 10 meses 15 días. Salí el año pasado [2015], el 11 de marzo. Cuando estuve ahí, las únicas personas que no me abandonaron fueron mi mamá y mis hermanas”.

Problema en ascenso

En entrevista, Rosi Orozco, presidenta de la organización civil Comisión Unidos vs Trata, advierte que en el país se dan las tres facetas de la trata de personas con fines de explotación de la prostitución ajena: ser origen, tránsito y destino.
Respecto de ser origen, la Coalición Regional contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y El Caribe (CATWLAC, por su sigla en inglés), señala que México es el país con mayor número de víctimas del delito de trata de personas con ese fin, seguido por Argentina y Brasil.
En términos nacionales, la Coalición ubica a la Ciudad de México como el primer lugar de origen para la trata, y a las delegaciones Álvaro Obregón, Cuauhtémoc y Azcapotzalco como las de mayor incidencia de este delito en su modalidad de explotación sexual. La Merced, donde operó por años Mario, se localiza en la delegación Venustiano Carranza.
Para la maestra Teresa Ulloa, directora regional de la CATWLAC, cada año aumenta este problema sin que las autoridades hagan algo para frenarlo; menos aún para erradicarlo. “Nosotros empezamos a trabajar los casos desde el momento de la desaparición y hemos detectado que el mayor número de víctimas se ubica en el rango de edad de 12 a 18 años. Además, que el mayor número de víctimas está en la explotación sexual”.
La defensora de los derechos humanos critica que aunque hay un compromiso que firmó la procuradora Arely Gómez con el gobierno de Estados Unidos para combatir la trata, “no hay esa intención. No les importan las víctimas ni a SEIDO [Subprocuraduría Especializada en Investigación en Delincuencia Organizada], ni a Fevimtra [Fiscalía Especial para los Delitos de Violencia Contra las Mujeres y Trata de Personas] ni a la PGR, en general”.
Teresa Ulloa sostiene que “desde que llegó el nuevo subprocurador [Gustavo Salas] a la SEIDO, nada camina. Desmanteló la Unidad Especializada en Investigación de Tráfico de Menores, Personas y Órganos, que había logrado más de 20 sentencias por delincuencia organizada y trata. Así que sólo es un discurso [de que van a combatir la trata]”.
La maestra en ciencias de la educación destaca que uno de los mayores problemas es que no se han activado los protocolos para cambio de identidad de las víctimas rescatadas, motivo por el cual adolescentes y mujeres jóvenes en esa condición no pueden salir a la calle, porque el grupo que las explotó sexualmente es muy peligroso. Las autoridades “quieren que a los 3 meses las víctimas salgan a agradecer porque van a rehacer su vida, cosa que es muy difícil”.
Pero no todo recae en el gobierno federal, observa. “Hasta ahora el Congreso de la Unión no ha puesto un solo peso a los fondos que estableció la Ley General para Prevenir, Sancionar y Erradicar los Delitos en Materia de Trata de Personas, uno para asistencia a las víctimas y el otro para cambios de identidad y reubicación nacional e internacional. Esa ley se aprobó en 2012, ya han transcurrido 4 años”.

Desapariciones y crimen organizado

Mario Hidalgo considera que ahora le sería más fácil ser padrote, no sólo porque se crió como tal, sino porque conoce las flaquezas del sistema judicial y del género femenino.
Las redes sociales, dice, han facilitado a los tratantes enganchar a sus víctimas. “Si invito a una niña a salir por internet estoy seguro que iría. Muchas irían. Pero de 100 niñas que se secuestran, sólo una regresa a casa. Las otras 99 no. A muchas las matan, otras se suicidan…”.
trata-mujeres-492-02Las desapariciones de niñas y niños vinculadas a la trata de personas es incalculable. En abril pasado, la Red por los Derechos de la infancia en México (Redim) advirtió ante la Comisión Interamericana de Derechos Humanos sobre lo que calificó como “epidemia de desapariciones”. La organización indicó que el 30 por ciento de las víctimas de este delito son niñas, niños y adolescentes de entre 0 a 17 años de edad.
De acuerdo con la Redim, entre 2006 y 2014 se anotaron en el Registro Nacional de Personas Extraviadas y Desaparecidas 6 mil 725 casos de niñas, niños y adolescentes de 0 a 17 años de edad, de los cuales el 30 por ciento es de mujeres adolescentes de 15 a 17 años y niños de 0 a 4 años de edad.
En entrevista, Juan Martín Pérez García, director ejecutivo de la Red, señala que se puede presumir que hay un vínculo del crimen organizado con las desapariciones de niñas y adolescentes mujeres.
 “Lo que estamos encontrando es que de los más de 6 mil 700 casos [de desapariciones], más o menos 2 mil 500 son de adolescentes de 15-17 años de edad. Lo que llama la atención es que el 65 por ciento de esos casos, es decir siete de cada 10, son mujeres adolescentes”.
Agrega que en redes sociales hay una constante búsqueda de las adolescentes por parte de las familias y de las organizaciones que les ayudan, que evidencia ese mismo fenómeno observado en los propios datos.
Para el defensor de los derechos humanos de la infancia, “lamentablemente, la respuesta que han dado las autoridades ha sido de desestimar esto y considerarlo como ausencias voluntarias: como si la chica se enojó y escapó para que no la localice su familia. Sin duda eso puede suceder en algún caso, pero al ser un fenómeno masivo no podemos partir de ese principio. No se puede considerar que no se debe investigar”.
Juan Martín Pérez García indica que son las propias familias y organizaciones que trabajan en torno a feminicidios y a trata las que han destacado el vínculo entre la desaparición de mujeres adolescentes y varios de los cuerpos encontrados presuntamente vinculados a hechos delictivos.
El activista recuerda el caso de Karla Romero Tezmol, una niña de 11 años de edad originaria de Tlaxcala –entidad “que forma parte de la ruta de proxenetas”–, desaparecida el 13 de enero de 2016 y quien habría sido prostituida en Puebla.
Tras la denuncia hecha por los padres de la niña se activó la Alerta Amber. Pero nada pasó. “La familia investigó por su cuenta y localizó a la niña en Puebla. Y pese a tener identificada a la chica y hacer las denuncias correspondientes, no se logró que se hiciera un operativo para recuperarla”.
Pérez García advierte que en México no sólo se padece la ineficacia de la autoridad en el proceso de investigación, sino también mucho prejuicio machista. “No se busca a los niños y niñas desaparecidos. A las adolescentes tampoco las buscan porque [asumen que] andan en malos pasos. Eso va en detrimento y es contrario a la seguridad e integridad de las víctimas”.
Las autoridades clasifican las desapariciones con conceptos equivocados: persona extraviada, no localizada o ausente. Eso, observa el director de la Redim, deposita la responsabilidad en las víctimas. “No se quiere reconocer el hecho de la desaparición, sino que se deja como no localizado, extraviado o ausente; y si está ausente, él o ella decidió irse; extraviado es porque no conoce la ciudad y se perdió pero aparecerá en horas; y no localizado es en la misma lógica de que se pudo ir por su propia voluntad. Estos conceptos generan una trampa que impide que la búsqueda sea inmediata”.
Ello, a pesar de que los estándares internacionales plantean que, después de que se denuncia una desaparición, las 3 primeras horas son clave. Si se activa la búsqueda inmediata, la posibilidad de encontrar con vida al niño o la niña es del 90 por ciento.
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Para Pérez García, la segunda trampa son las prácticas equivocadas en torno a la búsqueda: “Todavía en algunas entidades federativas se pide esperar 72 horas para iniciar una averiguación previa. Esas 72 horas significan literalmente perder al niño o la niña, no poderlo recuperar ya. Obviamente entre más tiempo transcurre menos posibilidades hay de lograr identificar [a los captores por medio de] cámaras, rastrear números telefónicos”.
Y el tercer elemento, dice, es que esa dilación permea todo: la búsqueda está asociada con el proceso ministerial, entonces en los casos donde se pide esperar 72 horas para iniciar la averiguación también se toma ese tiempo para empezar la búsqueda. Esto deja en vulnerabilidad a las víctimas”.
Ahora mismo, esos 6 mil 725 niños, niñas y adolescentes desaparecidos pueden estar siendo explotados sexualmente, sin que las autoridades los busquen ni rescaten.
—¿Qué pasaba con las niñas y mujeres que secuestraste? ¿Notabas algún cambio? ¿Las conocías previamente?
—Sí. Las conocía y cuando tenía la oportunidad, me las llevaba. Se volvían temerosas, amargadas. Su vida cambiaba completamente: con la cabeza agachada todo el tiempo. A muchas de ellas que conocí les ha de haber costado mucho  trabajo regresar a casa. Muchas no han de haber regresado. Se quedaron ahí.
La modalidad de explotación que deja más daños en las víctimas es la de explotación sexual, advierte la maestra Teresa Ulloa. Observa con preocupación que en México esté aumentando el turismo sexual que victimiza a niñas y niños. “Sobre todo lo hemos detectado en tres puntos: Acapulco [Guerrero], donde es una situación escandalosa y no se está haciendo nada para combatirlo; en Puerto Vallarta [Jalisco] y Nuevo Vallarta [Nayarit], ahí hay una isla que está dedicada únicamente a recibir turistas sexuales, y se cobra todo en dólares; y en Cancún [Quintana Roo]”.
Por ello, dice, desde la CATWLAC se promueve el modelo nórdico, que es el castigo a la demanda, porque sin demanda no hay oferta. “La sociedad tiene que entender que el combate a este ilícito no es sólo de las autoridades: tenemos que comprometernos todas y todos y ver desde cómo educamos, cómo se construyen las identidades de las y los adolescentes, qué oportunidades se les da”.
Mario Hidalgo asegura que nunca ha pagado por sexo. A quienes sí lo hacen no los comprende: “Si una persona contrata el servicio de una muchacha en la Merced, o un servicio de masajes, para mi parecer, es el peor pervertido del mundo, porque vive escondido y lo que no puede hacer en su casa lo va a hacer ahí. Eso pensaba antes. Hoy estoy seguro que carecen de amor, de todo el amor, de pareja. La verdad es que nunca he dado dinero a una mujer para tener una relación sexual. Quizá mi delito fue peor porque yo me las llevaba, las secuestraba, pero nunca he entendido por qué los hombres lo hacen”.
Nancy Flores, @nancy_contra/Segunda y última parte

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