5/14/2020

Columnas y opinión del periódico La Jornada


Deshacen el negocio de Bartlett para desviar la investigación
Préstamo de Club Premier salva a Aeroméxico
Uber despide a 3 mil 500 en Zoom
Con el aparente fin de desviar la investigación que ya tiene en marcha la Secretaría de la Función Pública, el Instituto Mexicano del Seguro Social se sacó de la manga una historia increíble: le devolvieron los ventiladores pulmonares a la empresa Ciber Robotics Solutions, de la que aparece como responsable León Manuel Bartlett Álvarez, hijo del director general de la CFE. Este comunicado del IMSS es memorable por cuanto muestra que la chapucería es un mal inextinguible y pasa de un gobierno a otro aunque sean de signos distintos: Respecto de la información sobre la compra de ventiladores por el órgano de operación administrativa desconcentrada de Hidalgo, el IMSS informa: Derivado de la revisión técnica de los equipos, se determinó que no reúnen los requerimientos y características técnicas-funcionales acordadas en el contrato. Por lo anterior, el pasado día 8 de mayo se levantó el acta administrativa para la devolución de estos equipos, los que ya fueron entregados al proveedor. Al momento no se ha erogado ningún recurso por este contrato. El Instituto Mexicano del Seguro Social reafirma su compromiso con la transparencia en cada uno de sus procesos de adquisición y asegura que por ningún modo dará pie a actos de corrupción. Desde que el negocio se hizo público, era evidente que tratarían de darle una salida aparentemente lícita, lo cual no era imposible, aun si no se hubieran devuelto los equipos. No se trata de un problema legal, sino de moral pública. Con frecuencia el presidente López Obrador cita la Cartilla Moral del filósofo Alfonso Reyes. Este libro es un tratado sobre el respeto: el respeto que el ciudadano debe a su familia, a la ley, a su comunidad. La familia Bartlett ha faltado al respeto a la ley y la sociedad. Hizo un negocio millonario con equipo médico –aunque haya sido deshecho– cuando el pueblo mexicano llora a sus muertos. Anoche, la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, escribió este mensaje en Twitter: No habrá impunidad en el caso de los 20 ventiladores del IMSS Hidalgo. Avanzan nuestras investigaciones y los responsables serán sancionados. No fallaremos a nuestra responsabilidad histórica con la 4a. Transformación.
Club Premier apoya a Aeroméxico
En esta crisis las aerolíneas no serán rescatadas con dinero de los contribuyentes. Así que Aeroméxico buscó financiamiento privado y recibirá un apoyo de 100 millones de dólares de PLM Premier, propietario y operador del programa de lealtad Club Premier. PLM le otorgará un préstamo de 50 millones de dólares y la compra anticipada de boletos por otros 50 millones de dólares, reveló la aerolínea en un comunicado enviado a la Bolsa Mexicana de Valores (BMV). Aeroméxico sufrió una caída de 91.1 por ciento en el pasaje desde que comenzó la crisis sanitaria.
Uber corre a 3 mil 500 empleados
La jefa del servicio al cliente de Uber, Ruffin Chaveleau, despidió a 3 mil 500 empleados en Gran Bretaña a través de una videoconferencia de tres minutos en Zoom, informa el periódico londinense Daily Mail, que obtuvo una grabación del mensaje. El volumen de negocios ha disminuido en más de la mitad, explicó. Uber tiene 22 mil empleados en todo el mundo incluidos 6 mil 700 en México.

IMSS-Bartlett: que siempre no
Devuelven ventiladores
Sanciones, ¿a qué nivel?
Que no van contra Narro
Suena a una treta clásica para desactivar investigaciones y castigos a fondo: el Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS) se echó para atrás en la compra de ventiladores para Hidalgo que vendió León Manuel Bartlett al precio más alto hasta ahora pagado por las instancias del gobierno federal en esa materia, comparadas incluso con otras adquisiciones hechas el mismo día en esa misma entidad.
El IMSS informó ayer que levantó un acta administrativa de Rechazo de Bienes por fallas, daños e incumplimiento de las características técnicas acordadas (la falta de pantallas táctiles en los aparatos) con el hijo del director de la Comisión Federal de Electricidad (CFE). No se había pagado ni un centavo al vendedor, aseguró el fallido comprador. El imaginativo desenlace se produjo días después de que un reportaje de Laura Sánchez Ley y Raúl Olmos, publicado por Mexicanos contra la Corrupción y la Impunidad (MCCI, patrocinado por Claudio X. González Guajardo), reveló que Cyber Robotic Solutions, empresa que tiene entre sus accionistas a León Manuel Bartlett Álvarez, había conseguido un oneroso contrato de 31 millones de pesos por veinte ventiladores.
Habrá de verse hasta dónde llega el compromiso hecho en Twitter ayer por la secretaria de la Función Pública, Irma Eréndira Sandoval, a pesar de que ya se había anunciado que la compra impugnada había sido deshecha: No habrá impunidad en el caso de los 20 ventiladores del IMSS-Hidalgo. Avanzan nuestras investigaciones y los responsables serán sancionados. No fallaremos a nuestra responsabilidad histórica con la 4a. Transformación.
En otro tema, mediante un tuit, la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP) atajó la versión de que, por irregularidades con fuerte tufo a corrupción, la Unidad de Inteligencia Financiera investiga específicamente a José Ramón Narro Robles, quien fue rector de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y secretario de Salud en la administración de Enrique Peña Nieto.
El freno a lo que ya circulaba en portales mediáticos diversos como información proporcionada por la citada UIF (que en este sexenio se maneja con una soltura extraordinaria) se produjo luego de las reacciones que consideraron ese presunto afán indagatorio como una especie de amago o venganza contra Narro, quien ha encabezado la arremetida de ex secretarios de Salud contra las políticas obradoristas frente al coronavirus, particularmente respecto a los métodos y declaraciones del subsecretario estelar, Hugo López-Gatell.
De quienes formaron parte del gabinete peñista ha sido Narro quien ha ido más allá en cuanto a críticas y oposición, pues la mayoría de sus compañeros de ese primer nivel en el sexenio priísta recién pasado se mueven con pies de plomo (un ejemplo es Miguel Ángel Osorio Chong, quien fue secretario de Gobernación y ahora funge como senador), muy sabedores de la máxima que exige tener cola corta para desplegar la largueza de la lengua.
Neoliberalismo, error original
Reapertura parcial en puerta
La pandemia es una devoradora de empleos y la Organización Internacional del Trabajo estima que, a escala global, la emergencia sanitaria podría cancelar alrededor de 300 millones de ellos. En el caso mexicano, sólo en abril se perdieron poco más de 555 mil plazas laborales en el sector formal, la mayoría de las cuales pagaban salarios muy bajos, de acuerdo con el director general del IMSS, Zoé Robledo.
De acuerdo con el funcionario, la cancelación de plazas laborales en nuestro país está completamente vinculada al coronavirus: 85 por ciento de la pérdida de empleo en abril es de empresas no esenciales, es decir, las que tenían la obligación de cerrar. Construcción, por ejemplo, es uno de los sectores de mayor afectación; servicios, donde está toda la parte de turismo, como es normal, no sólo no hay empresas turísticas operando, tampoco hay turistas.
Por su parte, el Instituto para el Desarrollo Industrial y el Crecimiento Económico analiza la situación –de él se toman los siguientes pasajes– y advierte que la cancelación de 555 mil 247 empleos en abril y 130 mil 593 en marzo pasado muestran los efectos negativos de la recesión económica y en particular del retroceso del sector industrial mexicano. Además, se registra la reducción en el número de patrones (6 mil 689) lo cual revela que algunas empresas están empezando a cerrar.
La información es contundente: en marzo pasado la actividad industrial retrocedió 4.9 por ciento a tasa anual. Se acumulan 18 datos negativos consecutivos, una cifra superior a lo registrado en la crisis de 1995 y que igualó lo ocurrido en 2009; 22 de los 29 componentes de la actividad industrial registraron tasas negativas y dos crecieron menos de 0.5 por ciento.
El promedio de crecimiento del sector industrial en los primeros 16 meses del sexenio fue de -2.1 por ciento, similar a la recesión de 2001-2002 pero menor para un periodo similar en las últimas tres administraciones. El ciclo de la industria mexicana y de sus componentes principales se mantiene a la baja, y se puede establecer que las contracciones se mantendrán, por lo menos, hasta finales del tercer trimestre de 2020. México enfrenta las consecuencias estructurales de vivir un presente basado en un pasado que no permite construir un futuro pertinente para los desafíos sociales y económicos que el progreso tecnológico comenzó a generar desde hace 40 años.
El error original se cometió hace cuatro décadas con la puesta en marcha de un modelo económico que no ponderó adecuadamente el valor del desarrollo industrial como fuente de progreso económico y bienestar social. Hoy el coronavirus, la recesión y la cuarta revolución industrial impondrán una agenda social y económica que requiere un desarrollo industrial integral.
En lugar de crear una base productiva de empresas de alto valor agregado, México se entregó al comercio informal y al comercio internacional basado en la maquila. Era más fácil tolerar la informalidad y bajar aranceles que generar planes y estrategias de inversión, educación, innovación tecnológica y desarrollo.

Caldo de cultivo y soldados en las calles
El ingreso del país a la anormalidad juega con riesgos seguramente ya previstos, pero no por ello menos peligrosos: desempleo-pobreza-pobreza-violencia-violencia-soldados en las calles.
La fórmula parece simple, pero implica situaciones de gran calado. La crítica a la orden para que el Ejército vigile las calles en el país ignora el futuro inmediato: el muy alto desempleo, la pobreza aumentada, el hacinamiento y la poca oferta de empleos por parte de la iniciativa privada; es decir, un caldo de cultivo muy espeso que complicará tratar de reconvertir la cotidianidad.
El ejemplo más claro está en la Ciudad de México. Desde finales del mes pasado, el Inegi alertó sobre la pérdida de 100 mil puestos de trabajo en la capital del país. Al principio de esta semana ya habían desaparecido 55 mil plazas, confirmó la secretaria del Trabajo local, lo que significa que el desempleo llegará a tasas cercanas o sobre 7 por ciento de la población en edad de tener trabajo.
Sin duda la violencia reclutará a los más necesitados, a los frustrados, a los que van a arriesgar su vida para conseguir dinero para comprar medicamentos, y frente a eso, como salida fácil está la represión que podrán ejercer los verdes contra la gente, se diga lo que se diga.


Editorial
Durante la conferencia de prensa matutina de ayer, las autoridades federales presentaron la estrategia oficial de reapertura de las actividades sociales, escolares y económicas Regreso a la nueva normalidad. Al explicar las tres etapas en las que se divide el plan, la secretaria de Economía, Graciela Márquez, sostuvo que se debe seguir un camino gradual, ordenado y cauto para alcanzar los objetivos de la reapertura, centrados en la vida y salud con fundamento en los principios de la economía moral y productiva. Por su parte, el titular de Salud, Jorge Alcocer, recordó que en este momento nos encontramos en la parte crítica de la pandemia y confió en que el país saldrá fortalecido de ella siempre y cuando se siga observando la jornada de sana distancia hasta su conclusión dentro de 16 días. En este sentido, el presidente Andrés Manuel López Obrador pidió que los medios de comunicación contribuyan a divulgar el plan presentado, pues los buenos resultados dependen de la actuación de la sociedad.

Esa ciudad tan vacía que ves
Esa ciudad tan vacía que ves, aunque no lo creas, era una ciudad llena de autos y gente, siempre con prisa. Aunque podrían caber cinco, casi siempre viajaba uno solo por auto, echando mal humo el auto y mal humor su conductor. Casi siempre llegaban tarde a donde quiera que quisieran llegar. A pesar de tanto correr tras él, nunca lograban alcanzar ese espejismo que anunciaba el comercial de moda. Por más que adquirían cosas, que necesitaban poco, nunca lograron comprar en el centro comercial un litro de alegría ni un kilo de bondad. Se juntaban, se abrazaban y hablaban, pero en realidad no se tocaban ni se miraban adentro, por tanto mirar afuera su ropa, el celular y el auto.

Como otros desastres globales, la actual pandemia ha originado gran número de declaraciones en favor de la solidaridad y la cooperación multilaterales. Al igual que en otras ocasiones, las acciones específicas en este sentido han vuelto a ser tardías e insuficientes, al menos hasta el momento. La pandemia empezó a dejarse sentir, al inicio del año, en un escenario global en el que ya se atisbaba menor velocidad de la actividad económica, se agudizaban las pugnas comerciales y el crecimiento del empleo y de los ingresos de los trabajadores volvía a quedar rezagado. Un rechazo más generalizado a los migrantes y solicitantes de refugio –con expresiones en diversos continentes y regiones– constituía la indicación más evidente de una evolución social y política contraria a la cohesión y la cooperación entre naciones. Sin embargo, con la pandemia y la percepción de su perturbador alcance y devastadoras consecuencias, en Naciones Unidas y otros ámbitos de colaboración internacional se han abierto algunas avenidas para la acción de la comunidad mundial. A ellas se alude en este artículo.
Brasil vivió el periodo más virtuoso de su historia de 2003 a 2014: desarrollo económico con democracia y distribución del ingreso, liderazgo popular, prestigio internacional, extensión de la red de educación pública, fortalecimiento de los servicios de salud pública. Un lapso especial en el que la izquierda logró ejercer su hegemonía sobre la sociedad en su conjunto, hasta el punto de que Luiz Inácio Lula da Silva dejó su segundo mandato con 87 por ciento de apoyo. Un periodo en el que el modelo propuesto por el PT fue aprobado cuatro veces en las elecciones registradas en el país.
En esta pandemia hay responsables, deben señalarse y no olvidarlos. No es posible hacer borrón y cuenta nueva. Hay quienes han sacado tajada valiéndose del miedo, el hambre y la muerte. Entidades financieras, empresas trasnacionales, jefes de Estado, partidos y un sinnúmero de personajes han aprovechado el momento para enriquecerse y obtener ventaja política. Electrolux–refrigeradores no ha sido la única. En muchos países, los empresarios, han primado el beneficio económico sobre la vida de las personas. Han sido irresponsables, causado dolor, muerte y expandido la pandemia. No se trata de errores, son decisiones temerarias a contracorriente de los informes de epidemiólogos y personal sanitario. No es posible soslayarlo. El dueño de Amazon, Jeff Bezos, ha incrementado su fortuna en 10 mil millones de dólares durante el confinamiento. Ha sido denunciado por sindicatos y trabajadores que se han sentido desprotegidos. Sus almacenes dan positivo en Covid-19.
Pocas horas antes del ataque contra la embajada de Cuba en Washington, una mujer con impermeable rojo, lentes oscuros, tapabocas y capucha, fotografiaba la fachada de la casona de la Calle 16 en el barrio Adams-Morgan. Las cámaras de seguridad la grabaron a plena luz del día y, a pesar del disfraz, los funcionarios de la sede diplomática la reconocieron perfectamente. Es la esposa de un militante de la causa anticastrista, Mario Félix Lleonart Barroso, que, curiosamente, resulta ser común denominador de personajes e instituciones relacionados con esta trama.
Nunca la solidaridad había sido tan necesaria y (tan) ausente. Con esta frase, un interesante grupo ha lanzado la iniciativa de crear la Internacional Progresista (IP). Su propósito es unir, organizar y movilizar fuerzas progresistas en todo el mundo. Su planteamiento parte de reconocer que la pandemia está golpeando con mayor fuerza a los pobres del mundo, al tiempo que el capitalismo de catástrofe crece con especuladores financieros y empresas transnacionales aprovechándose. En esta histórica coyuntura, el internacionalismo ha desaparecido.
Con inaudito cinismo el gobierno de Trump ha regresado a Cuba a su lista de países que no colaboran en la lucha contra el terrorismo. Incluida injustamente durante 33 años en la nómina, la isla había sido retirada en 2015 por el presidente Obama como parte de las disposiciones que tomó para iniciar la normalización de relaciones con la isla. El autor de la lista es nada menos que el gobierno practicante del terrorismo de Estado sistemático en el mundo, que arrojó las bombas en Hiroshima y Nagasaky, arrasó con Vietnam, Corea, Afganistán, Irak y Siria y comete delito de genocidio con sus unilaterales bloqueos –mantenidos intactos o recrudecidos durante la pandemia– contra Cuba, Venezuela, Irán, Palestina, Corea del Norte y Siria. No es casual que sean casi los mismos los países bloqueados y los incluidos en esa lista. Es el gobierno que con sus incursiones terroristas arrebató la vida a 3 mil 478 personas, dejó 2 mil 99 incapacitados y ocasionó cuantiosos daños económicos en Cuba.
Siempre he expresado mi opinión en contra de la dependencia y concentración de las exportaciones en uno o pocos productos (petróleo, mano de obra barata o turismo), al igual que en comerciar con uno sólo o con pocos países preponderantes (Estados Unidos) porque nos coloca en una posición de mayor subordinación y nos vuelve más vulnerables ante diversos factores externos de riesgo, como los que estamos experimentando en forma aumentada con la actual pandemia mundial, las guerras de comercio, las crisis financieras o los conflictos políticos internacionales.
El intenso debate actual sobre el sistema público de salud versa sobre dos temas: la calidad de las cifras oficiales sobre Covid-19 en el país, reportadas por la Subsecretaría de Prevención y Promoción, y sobre la reconversión hospitalaria para garantizar la atención médica requerida por los enfermos graves, particularmente en la fase tres. Estas polémicas se resolverán con el transcurrir del tiempo, ya que la evidencia tangible es mucho más robusta que los datos de un modelo matemático. Aunque haya una especie de consenso sobre la fragilidad del sistema de salud, pocos se preguntan qué habría que resolver una vez que pase la tormenta.

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