La Mujer de Enfrente
Estalla vocabulario soez
Estalla vocabulario soez
de un pueblo ante un mal gobierno
Por Leticia Puente Beresford*
Nueva York, 10 nov 09 (CIMAC).- "Donde las palabrotas o el vocabulario soez se relacionan totalmente con el contexto". Así titula el "New York Times" la información que fecha en la ciudad de Mexico y que da cuenta de la peculiar forma de hablar "a lo mexicano", principalmente cuando un pueblo se dirige a un gobierno.
El vocabulario va de lo familiar a lo público: "Si Calderón pudiera, a su madre vendiera". La prensa extranjera informa que al presidente mexicano le llaman ladrón. Ladrón a lo mexicano.
El "New York Times", acompañando la información, coloca una fotografía que enfoca a mujeres trabajadoras y amas de casa compañeras de los trabajadores despedidos de la Compañía de Luz y Fuerza del Centro.
Se mira a las mujeres en plan de demandar una solución, con pancartas en una mano y con la otra haciendo una señal de lucha. El pie de foto dice: "Trabajadores despedidos por el presidente Felipe Calderón protestaron el mes pasado"
En una pancarta se lee: "SME no se rinde. México, apóyanos". Y al lado otra más: "La luz es del pueblo".
Marck Lacey, periodista del rotativo neoyorkino, informa desde la Ciudad de México:
El otro día, dos adolescentes tomaban café frío por la calle. Conversaban de chicos, de ropa y de sus planes para el fin de semana. Ellas, claramente, eran amigas, pero repetidamente se referían una a la otra con una palabra en español con significado de "buey", "novillo" o "estúpida".
La palabra "güey", también deletreada como "buey", es la palabra que mayormente figura en la irreverente manera de hablar de mexicanas y mexicanos, pero ha sido adoptada por las y los jóvenes como "cool" o "muy en la onda". Ellas y ellos la utilizan como expresión de cariño, tan a menudo como la palabra "guy" en una conversación en inglés.
Durante la adolescencia, las palabras pueden ser muy poderosas, especialmente cuando se refieren al sexo, pero cuando se usan casualmente no resultan tan hirientes.
A pesar de que la reputación de mexicanas y mexicanos en Latinoamérica es que son muy corteses, educados y formales, de acuerdo con los resultados de una encuesta ellas y ellos maldicen e insultan como marineros y hacen uso de malas palabras cuando hablan con amigas o amigos, con compañeras y compañeros de trabajo, con esposas y maridos e incluso con sus madres, padres y jefes inmediatos.
El artículo del "New York Times", del martes 3 de noviembre, señala que el día de la Independencia se acostumbra gritar "Viva México, cabrones", una exhortación patriótica dirigida ya enemigos, amigos o cuates, dependiendo del tono que se emplee.
Consulta Mitofsy, una firma mexicana de encuestas, preguntó a mil mexicanas y mexicanos de 18 anos o más acerca del uso de "groserías" o palabra altisonantes, y encontró que utilizan alrededor de 20 malas palabras al día. Las emplean con más naturalidad las y los menores de 30 años, no sólo frente a amigas y amigos, sino frente a sus padres y sus jefes.
Geográficamente, los peor hablados resultaron ser los de estados del norte, cerca de la frontera con Estados Unidos, y los del centro del país.
Los hombres generalmente son más malhablados que las mujeres, pero no por mucho. Incluso suelen hablar con menos propiedad aquéllos con mejor posición económica y social, resalta la encuesta.
El hablar con malas palabras es de familia. Las personas malhabladas señalan que sus parientes emplean palabras incluso más obscenas que ellas.
Raúl Trejo Delarbre, sociólogo de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), señaló que las malas palabras pueden tener mucha creatividad y expresar emociones que son muy difíciles de decir con otros vocablos. Sin embargo, indicó que
esta forma de hablar no es sólo un fenómeno mexicano.
Octavio Paz, en su clásica visión de la psicología mexicana vertida en "El laberinto de
la soledad", le dedicó tiempo al mal hablar mexicano:
"Las palabras prohibidas se encienden en nuestros adentros, tal y como nuestras emociones nos encienden también", escribió. "Cuando finalmente nos queman, son tan filosas que de manera brutal, que a manera de grito surgen y confrontan, desafian, ofenden. Son como proyectiles, como navajas. Las palabras causan heridas".
Las malas palabras en México requieren una interpretación. Existen varios tipos de insultos: algunos comparan a los animales con la gente; otros se refieren a la escasa capacidad mental de quien escucha; otros más, al sexo. Pero la palabra mas utilizada por mexicanos y mexicanas es "chingar", de la cual, según la Real Academia de la Lengua Española, se deriva la palabra "pelear", aunque en México puede ser muy ofensiva o virtualmente inocua.
De acuerdo con la encuesta, la misma palabra puede utilizarse en diversos contextos, en dos momentos distintos y de muy diferentes maneras.
El periodista del rotativo neoyorkino señala que si una mujer camina por donde se encuentra un grupo de trabajadores de la construcción, ella no tiene duda del mensaje de ellos cuando uno le chifla.
Lacey también menciona a las y los trabajadores de la electricidad que recientemente fueron despedidos por el presidente Felipe Calderón, a quien en las consignas le llaman "pinche ladrón", lo que puede ser traducido como "damn crook". Pinche también puede ser una palabra mala por su connotación, aunque tiene el significado de "asistente de cocina".
Y es que en México hay mucho por qué maldecir: la economía esta a la baja en un 8 por ciento, en una de las contracciones más drásticas en todo el mundo, mientras el escenario político tiende al retroceso y los traficantes de drogas arrasan con todo y compiten entre ellos para ver quién mata a más oponentes, en un espectáculo estruendoso.
"Diría que la tensión de la vida de todos los días es la causa de tanto usar y decir malas palabras", consideró Raúl Trejo. De acuerdo con el sondeo, las mexicanas y los mexicanos utilizan 1.35 billones de malas palabras diariamente, y 500 millones de malas palabras al año.
Pero los autores del estudio no se alarmaron con los resultados obtenidos. "Nosotros no nos preocupamos por escuchar este tipo de palabras. Sería mejor dejar de considerarlas malas del todo", dijeron.
Pero aquí no se trata de si el hablar mexicano es grosero o soez, pues en todos los países del mundo las expresiones de enojo o alegría son muy diversas. De lo que se t rata es de un pueblo, el mexicano, que ya no soporta más al gobierno de Felipe Calderón, que a cualquiera saca de sus casillas.
Hasta a mí, que estoy tan lejos de mi patria, me saca ese sentimiento, porque también soy mexicana y eso no vale madres.
*Periodista mexicana, corresponsal de CIMAC.
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