Difícilmente habrá quien dispute a Peña Nieto la decisión, consideran dirigentes
Definir sin sobresaltos al candidato a la Presidencia, reto del PRI en su asamblea
Periódico La Jornada
El Partido Revolucionario Institucional (PRI)
llega a su 22 asamblea nacional después de haber agotado todas las
ofertas que realizó en su programa de acción para materializar las
promesas de campaña en 2012.
Ya sin proyecto legislativo que acompañe el último año del actual sexenio, el tricolor tiene, además, el reto de encontrar un acuerdo interno que le permita definir, sin sobresaltos, a su candidato para 2018.
Si bien hay algunos grupos que intentan presionar para que el método
de selección sea la consulta a la base, dirigentes consultados señalan
que difícilmente habrá quien le dispute al presidente Enrique Peña Nieto
la decisión de quién será el aspirante.
El contexto de la asamblea también incluye la carga con el
desprestigio de sus ex gobernadores, señalados de corrupción y desvío de
recursos, y ya se anuncia que uno de los principales resultados será un
esquema de rendición de cuentas más severo para los militantes.
Después de recuperar la Presidencia, el PRI dejó de lado su meta,
plasmada en sus documentos básicos, de ‘‘concretar la transformación que
lo propulse al futuro’’.
En la 21 Asamblea Nacional, el PRI no sólo dio el primer paso para
flexibilizar los requisitos exigidos a sus candidatos, al retirar el
candado que obligaba a sus militantes a contar con un cargo de elección
popular previo a una nominación, sino que exaltó su capacidad de
recuperación, tras 12 años de gobiernos panistas.
Expuso en sus documentos:
‘‘La recuperación de la Presidencia de la República desde la
oposición, merced al trabajo de la militancia y el liderazgo de su
candidato (Enrique Peña Nieto), ha marcado un hito en la historia de
México’’. Ahora, no obstante, los propios priístas reconocen el
desgaste por el ejercicio del poder.
El Revolucionario Institucional también se propuso que ese ejercicio
se hiciera a través de una ‘‘presidencia democrática’’ y pensó una
práctica de gobierno y legislativa que descansara en las alianzas con
otros partidos.
Si bien esto fue posible al inicio del sexenio, con el Pacto por
México, y ello posibilitó las reformas ‘‘estructurales’’ –energética,
educativa, fiscal y de telecomunicaciones, entre otras–, después los
partidos Acción Nacional y de la Revolución Democrática se alejaron de
Los Pinos.
Esta era la perspectiva priísta en la asamblea pasada:
‘‘Garantizar que el Poder Ejecutivo Federal ejerza plenamente sus
obligaciones y gobierne a través de la construcción de consensos que
permitan avanzar hacia una suerte de coalición legislativa surgida de
la diversidad de visiones, y la unidad de esfuerzos, para lo cual se
plantea un nuevo equilibrio entre los poderes Ejecutivo y Legislativo, a
efecto de propiciar sanas prácticas de relación política, control
constitucional, transparencia y rendición de cuentas...’’
No obstante, la separación de las otras dos minorías en el Congreso,
PAN y PRD, no permitió que continuara esa ‘‘coalición legislativa’’.
Ganar las votaciones en el Congreso depende hoy de sus acuerdos con
PVEM, PES y Panal. Así, por ejemplo, tiene un año detenida la propuesta
de una ley de seguridad interior, que le dé el marco de acción a las
fuerzas armadas en las calles, y el mando único policiaco.
Mientras, en los dos años recientes, el tricolor ha
enfrentado el desprestigio social por casos de corrupción de ex
gobernadores como Tomás Yarrington, Javier Duarte de Ochoa, Roberto
Borge, Humberto Moreira y César Duarte Jáquez.
Precisamente en la mesa de Rendición de Cuentas, a realizarse en
Mazatlán, se prevé votar un filtro a militantes, antes de postularlos a
cargos de elección popular. La discusión central de la asamblea se dará,
sin embargo, en la mesa de Estatutos. Ahí se votará si el PRI abre la
candidatura ‘‘ciudadana’’ para la elección presidencial, es decir, para
un no militante. En la 21 asamblea el partido autorizó esa figura para
los candidatos a gobernador.
Si bien en los estatutos ya se incluye la consulta a la base
militante como método de elección, los críticos de la asamblea
insistirán que, al menos en un transitorio, se determine que esa sea la
fórmula para el proceso. Los priístas consideran que la convocatoria
para designar al candidato se emitiría en noviembre o diciembre.
Se verá entonces qué tanto peso mantuvo en la decisión el priísta actualmente de mayor jerarquía.
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