8/10/2017

Utopía

 


Eduardo Ibarra Aguirre

 

El muy publicitado como nuevo Partido Revolucionario Institucional dio muestras evidentes en la capital de Campeche, uno de los estados –junto a Coahuila, Colima, estado de México e Hidalgo– que gobierna desde hace casi ocho décadas consecutivas, caso sin precedente en la aldea global, que donde manda el primer priista del país, Enrique Peña Nieto, todos los propósitos supuestamente modernizadores y/o la retórica diseñada y puesta en juego para ello, tienen espacios estrechos cuando el también jefe del grupo gobernante pone e impone las reglas del juego para la sucesión presidencial.

Es lucidor ir por el orbe dictando cátedra sobre democracia política para Venezuela –no tanto por convicción neoliberal propia como para ganar espacios de negociación sobre el TLCAN con el muy temido Donald Trump, el orate que ostenta ante Pyongyang en forma primitiva la condición imperialista de USA, sólo que en Corea del Norte no le temen–, mientras que el PRI es reducido a la condición octogenaria de "correa de transmisión", hoy de los proyectos de Peña Nieto para el priista que lo suceda en Los Pinos, cuando las encuestas ubican al tricolor en tercera posición, después de Andrés Manuel López Obrador y el Movimiento Regeneración Nacional, así como del Partido Acción Nacional y Margarita Zavala o Ricardo Anaya.

Sabedores de esta perspectiva, incluso en las muestras demoscópicas ordenadas por la Presidencia, los participantes en la Mesa de Estatutos quitaron los llamados candados que obligaban a que un aspirante presidencial debía tener 10 años de militancia tricolor, lo que por lo demás no asegura respeto a los documentos básicos del Revolucionario, como lo evidenciaron hasta el hartazgo los presidentes Miguel de la Madrid, Carlos Salinas, Ernesto Zedillo y ahora Enrique Peña, mismos que pusieron y quitaron "líderes" partidistas a su gusto y necesidad.

Justo con el argumento de que quiere mantenerse en el poder, el Institucional  modificó estatutos para permitir que un "ciudadano simpatizante" pueda ser su candidato y retiró el requisito de militancia de una década para competir por La Grande.

12 horas de oratoria fueron suficientes dizque para poner "piso parejo" en la competencia por la candidatura presidencial, cuando es bien sabido que el voto y la voluntad de Peña tendrán el mayor peso, aunque consultará con los poderes fácticos y otros factores políticos.

La verborrea en el partido tricolor es tan desgastada como de antología para presentar la decisión presidencial como la apertura a "ciudadanos, a nuevos rostros", que no tiene dedicatoria, pero en los pasillos del Centro de Convenciones de Campeche, reconocían sin tapujos que el destinatario es José Antonio Meade, secretario de Hacienda. El señor que en el sexenio anterior, el del genocida Felipe Calderón, según demanda presentada ante la Corte Penal Internacional, fue "simpatizante" del PAN.

¿Y los defensores de los candados? Bien gracias, incapaces como siempre de hacer frente al primer priista, salvo en la XIV Asamblea, la de Luis Donaldo Colosio. Excepto que se produzcan imprevistos en la XXII cumbre del priismo hecho gobierno, o mejor al revés. Y todos o casi están pujando para acomodarse con mejor futuro en las filas tricolores, guindas, blanquiazules, amarillas, verdes... En donde les garanticen un futuro político un poco mejor, el famosísimo "hueso", mientras a los mexicanos más comunes que corrientes les prometen la "renovación sexenal", pero sin su concurso como decisores del futuro del país.

Acuse de recibo

"Tu análisis de Venezuela es de lo más concreto y preciso que he leído Eduardo. La lucha que lleva adelante ese pueblo y su gobierno por continuar poseyendo sus recursos naturales (el petróleo en especial) es desigual y compleja. Sólo –como señalas– en la mesa de negociaciones se resolverán sus problemas políticos actuales, siempre que la derecha entienda que 'la Patria es primero'. Con afecto. V. M. Barceló R." (Vía pacífica, institucional y democrática, 9-VIII-17)… "Gracias. Saludos", dice Adriana Maupomé… Lectora de Eduardo del Río García, Abigail Bello Gallardo, dice desde Xalapa, Veracruz: "Descanse en paz. Cuánto lo lamento"... Y Silvia Wybo apunta a sus lectores: "Si gracias a Rius casi me vuelvo atea, es cierto también que ahora con esta noticia me gana su mejor amigo, el padre Ballesteros, porque éste ya está tranquilo porque nuestro amigo Eduardo, dice, ya está con Dios, en su misa de hoy 'se lo pidió a Dios'. Caray, en eso sí tiene la culpa mi amigo Rius, yo no puedo. Aquí se detiene un momento de mi vida"… Para leer en Forum: Botana, Dos caras, Mala literatura, La locura y el método, Ladridos y murmullos (Raúl Moreno Wonchee). Terror en Los Pinos. Golpes efectistas y aumento de la violencia (Jorge Meléndez Preciado). Politización del crimen (José Antonio Crespo). Violencia, coeficiente intelectual y redes sociales (Luis Gutiérrez Poucel). Los dos primeros son los enlaces:

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