9/24/2010

Negocio mafioso político-policial institucionalizado y amparado


La trata y tráfico de personas en el mundo: Sara Torres

Por la redacción

México, 23 sep 10 (CIMAC).- A pesar de que muchos países del mundo se dicen "abolicionistas" porque ratificaron el convenio ONU de 1949, contra la Explotación de la Prostitución Ajena, y la Trata afín, en los hechos esto siempre ha provocado la persecución y cárcel para las personas en situación de prostitución, sin tomar ninguna medida para acabar con los proxenetas y traficantes.

Sara Torres Pérez, luchadora social y co-fundadora de la Coalición contra el Tráfico de Mujeres y Niñas en América Latina y el Caribe Asociación Civil (CATWLAC), expuso que el Convenio Abolicionista nunca se aplicó porque no convenía a un negocio mafioso político-policial, institucionalizado y amparado por la indiferencia del Poder Judicial.
La lealtad corporativa del género varón, dijo, se respeta en todos los países de Latinoamérica, donde las y los reclutadores son parientes, amigos, o bandas de profesionales ligadas también al narcotráfico y con fuerte apoyo político y de las fuerzas de seguridad, detalló.

Estas bandas se caracterizan por su accionar de despliegue y repliegue rápido que las hace menos vulnerables, precisó la activista al participar en el II Congreso Latinoamericano sobre Trata y Tráfico de Personas: Migración, Género y Derechos
Humanos, que se efectúa en la ciudad de Puebla. En el foro donde Torres Pérez recibirá hoy el premio especial "Constancia y perseverancia en la lucha contra la trata de personas 2010", que otorga la CATWLAC, puntualizó que al parecer la "invisibilización" del cliente es en realidad una estrategia de protección, y que denunciarlos nos convierte en subversivas del orden instituido y tornándolo "vulnerable".

CONCIENCIA DE GÉNERO


Un mayor aumento de conciencia ha permitido en los últimos años imponer la convicción de la explotación sexual como esclavitud, y llegar a designar al "cliente" como "prostituyente". Destacó la capacidad de las mujeres para organizarse y luchar, para crear ámbitos de contención y subsistencia. "El movimiento de mujeres ha crecido en estos últimos 24 años manifestándose en los Encuentros Nacionales de Mujeres anuales y no se interrumpieron aún en los peores momentos de la crisis", sostuvo.

UNA MIRADA GLOBAL

Recordó que durante un seminario-taller en Buenos Aires por la "Red No a La Trata "en 2004, la consigna fue "Sin clientes no hay prostitución", que derivó de "nuestra observación sobre la dicotomía entre la cantidad de leyes de rango nacional e internacional para combatir la explotación sexual de mujeres, adolescentes y niñas y niños y su escasa, o más bien nula aplicación por parte del gobierno argentino".

Es entonces que la trata interna de personas siempre activa se incrementa. Aumentan las adopciones ilegales por parte de argentinos y extranjeros, que en realidad son compra y venta de niñas y niños cedidos por las madres o secuestrados o declarados muertos al nacer por los profesionales que atienden el parto. Cada vez más adolescentes, niñas y niños, son orillados al ejercicio de la prostitución. La violencia doméstica, los abusos sexuales y la pobreza actúan como expulsores de los jóvenes de sus hogares.

LAS VÍCTIMAS NO DENUNCIAN

Una niña entrevistada, en una investigación realizada recientemente por UNICEF, lo explicó claramente: "No puedo hacer una denuncia ante el mismo juez que a la noche siguiente puede pedirme servicio sexual", citó Torres Pérez.
Indicó que la trata de personas y prostitución es una industria que produce grandes beneficios, mientras que las modestas sumas que las Naciones Unidas maneja para combatirlo siempre serán insuficientes: INTERPOL calculó que solamente la mafia italiana de Puglia- (Sacra Corona Unida) recaudaba anualmente por ese sólo concepto 30 mil millones de dólares al año. Finalmente, se pronunció por crear las condiciones imprescindibles para la reinserción social de las víctimas de la trata, creando Observatorios de grupos civiles ya acreditados que visibilicen el problema.

Es necesario detectar el problema y alertar sobre su existencia, además de imponer el compromiso de solución con las instituciones nacionales, regionales e internacionales las cuales deberán capacitarse, transformarse e interactuar en la medida que este fenómeno específico lo requiera.

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