9/21/2010

Ángela Davis sigue en la brecha y huye de ser una leyenda

Ángela Castellanos Aranguren

Bogotá, 21 sep. 10. AmecoPress/SEMlac.- "Las mujeres han luchado contra la violencia doméstica y sexual, han logrado leyes a nivel nacional importantes, pero pese a ello estas violencias no han disminuido, son una pandemia en el mundo entero", afirmó, en conferencia de prensa, Ángela Davis, la veterana luchadora estadounidense de los derechos de los afroamericanos, quien visitó Bogotá del 13 al 17 de septiembre.
Ya no luce su peinado "afro", que la hizo tan reconocible, pero sí mantiene su ensortijada melena, que se bambolea a su paso decidido, o cuando acentúa con su cabeza sus afirmaciones contra el sistema carcelario, el racismo o el machismo.
Su sonrisa y facilidad de palabra siguen acompañado sus conferencias, tanto en la Universidad de California, donde es profesora de filosofía, como en las charlas que brinda en el exterior, como las que ofreció en la Universidad Nacional de Colombia, por invitación de la Escuela de Estudios de Género de esta institución.
La líder de los años sesenta en la lucha contra el racismo en Estados Unidos, alumna del filósofo Herbert Marcuse, miembro del Partido Comunista, de las Panteras Negras y perseguida por el FBI en aquellos años, hoy sigue activa lo mismo en la cátedra que en las luchas civiles.
Mujeres y feminismos
El feminismo se ha percibido como un movimiento de las mujeres blancas. Pero Davis, en su libro Women, race and class (Mujeres, raza y clase, 1981) sostiene que éste tiene sus raíces en las luchas de las mujeres de la clase trabajadora y afro-americana, y no sólo en las de la clase media y blancas.
"En los procesos de llevar la industrialización del Norte al Sur, las mujeres son las trabajadoras de la línea de ensamble global. Así que no podemos visualizar un futuro de igualdad de género o de razas, sin una lucha contra el capitalismo", aseguró Davis a sus 66 años de edad.
Ella prefiere hablar más del contexto feminista, que del movimiento feminista. De hecho, se refiere a éste como una aproximación estratégica. "Independientemente de que una mujer o un hombre se reconozcan como feministas, lo importante es que actúen desde una perspectiva feminista; es decir, que generen estrategias para abocar diferentes luchas y reúnan mucha gente", explicó Davis.
"Una contribución del ’Black Feminism’ fue pensar conjuntamente sobre temas que antes se pensaban separados. Hay que juntar luchas. Por ejemplo, las de los indígenas con las de los afro-descendientes. Eso es una estrategia feminista", acotó la activista y docente.
El racismo está vigente
Según el punto de vista de Davis, el racismo se ha transformado, pero no ha desaparecido, pese a que la presidencia de Estados Unidos esté en manos de un afroamericano.
"Es que pensamos que ya hicimos la tarea de llevar a (Barack) Obama a la presidencia y nos volcamos a la vida cotidiana, cuando ahora es el momento en que más debemos actuar para hacer presión por cosas como el retiro total de las tropas estadounidenses en Afganistán", afirmó categórica la activista.
Para Davis, el racismo está profundamente arraigado en las diferentes esferas sociales. Un ejemplo de ello, dice, es que la mayoría de la población estudiantil es blanca, mientras que la mayor parte de la carcelaria es negra.
"El racismo primero se manifiesta en las actitudes de las personas, pero más profundamente está inserto en las estructuras económicas, sociales y políticas. Por eso necesitamos un movimiento fuerte que luche por salud y educación gratuita para todos, áreas donde el racismo es fuerte", propuso Davis.
Por la abolición de las cárceles
Iniciando la década de los setenta, Davis se interesó en el mejoramiento de las condiciones de los prisioneros, lo que la llevó a ser involucrada en el asesinato de Los Hermanos de La Soledad. Como se recordará, en 1973, Nolen, un afroamericano miembro de las Panteras Negras, y otros dos prisioneros fueron asesinados por un guardia de la cárcel La Soledad, en Estados Unidos.
Posteriormente, George Jackson, amigo y copartidario de Nolen, fue muerto por un carcelero en la prisión San Quintín. Según la versión oficial, Jackson intentaba fugarse y tenía una pistola. Davis fue acusada de introducir dicha arma al centro de reclusión, fue puesta en la lista "de los más buscados" del FBI, luego arrestada y más tarde exonerada de cargos.
Estos hechos despertaron en ella el cuestionamiento del sistema carcelario, que desde hace una década buscaba eliminar mediante el movimiento abolicionista. "Le apuntamos a pensar no en cómo castigar la violencia, sino en cómo terminar con el sistema que produce violencia", puntualizó Davis.
Su participación en los movimientos sociales y su defensa de los derechos civiles fue reconocida en 2006, cuando recibió el premio Thomas Merton, un galardón otorgado a las personas que contribuyen con la paz.

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