9/21/2010

100 años de la UNAM: privilegiados, productora de científicos, políticos burgueses y de luchas sociales



Pedro Echeverría V.


1. La Universidad Nacional de México, desde 1929/33 autónoma, fue fundada en 1910 cuando aún gobernaba Porfirio Díaz, un mes antes que estallara la Revolución. Si hoy la los alumnos de la Universidad, con más de 350 mil, pertenece a ese sólo cuatro por ciento de jóvenes que llega a la educación superior, había que imaginarse cuantos alumnos tuvo hace un siglo que fue fundada, cuando el país tenía menos del 10 por ciento del actual número de habitantes. Es sin duda una universidad de masas porque además de esa enorme cantidad de estudiantes tiene a unos 30 mil académicos y un número parecido de empleados administrativos y manuales. Hasta mediados de los 50 funcionó en el centro histórico de la ciudad de México en diferentes bellos edificios coloniales, pero desde entonces pasó a ocupar un gigantesco y lindo espacio arbolado conocido como Ciudad Universitaria (CU), a unos 20 kilómetros del centro.


2. Para la vida política y cultural de México la UNAM -como la más importante institución educativa de nivel superior del país- es un punto clave; lo que en ella sucede repercute en la República, por ello es “Nacional”. Además de estar muy atento de sus movimientos de lucha estudiantil y magisterial, así como de sus eventos académicos, me informo de manera permanente por los medios y muchos amigos, de lo que sucede en ese centro de estudios; además tuve la oportunidad de estar a su servicio como profesor durante 12 años, incluso de ser uno de los 20 directivos fundadores de su sindicato de académicos, del SPAUNAM, de 1975 a 1977. Me tocó observar la caída de Rectoría de Chávez, participar en el movimiento estudiantil de 1968, presenciar la renuncia obligada de González Casanova a Rectoría, observar de lejitos las luchas estudiantiles de 1986 y 1999 y escribir sobre cada una de ellas.


3. La UNAM, además de aportar profesionistas y grandes ideas en el país es, al mismo tiempo, una dependencia de él. En los sesenta y setenta reflejó al país agitado y movilizado; en los ochenta y noventa vivió una especie de calma, pero las gestiones que buscaban implantar abiertamente la privatización de la UNAM, tanto del rector Carpizo Mc Gregor en 1986, así como de la Rectoría de Barnés de Castro en 1999, provocaron poderosas huelgas y movilizaciones. Sin embargo, a pesar de la intensa campaña de la derecha panista y de los medios de información porque la UNAM es “un nido de comunistas y agitadores”, esta institución es seguramente una de las 20 mejores universidades del mundo por la enorme cantidad de estudiantes que alberga. En cuánto a la calidad de la educación suele ser un criterio subjetivo que se confunde con títulos, concursos, exámenes, competencias y fuertes intereses.


4. Un miembro privilegiado de la Junta de Gobierno de la UNAM, en una discusión me argumentaba que “la única forma de medir la calidad de una Facultad o una Universidad es por la cantidad de doctores que ha producido”. La realidad es que me pareció una tontería porque los títulos generalmente “salen del horno como los panes” y la mayoría de las veces sirven para un carajo; sólo le pregunté que en donde quedaban las investigaciones, los libros publicados, las ponencias en foros, el prestigio de sus intelectuales, el servicio a la comunidad, su influencia y penetración en la sociedad y todo aquellos conocimientos que se pueden demostrar de manera pública en la práctica diaria. Pero lo importante es que allí están miles de estudiantes universitarios de Política, Filosofía, Economía, Antropología, de Historia, de ciencias sociales, que de cuando en cuando realizan poderosas manifestaciones, protestas y huelgas para evitar la privatización.


5. Desde los años setenta, es decir, hace 40 años, en la UNAM ha habido “reprobados” por los exámenes de admisión. En aquellos años profesores y estudiantes salíamos a protestas a la calle y los pasillos universitarios para que se admitieran a los llamados “rechazados” por falta de presupuesto, edificios y profesores; fue incluso el origen de las llamadas “Prepas Populares” que tanto ayudaron en el movimiento estudiantil del año 1968. Desde hace 20 años la situación de los “rechazados” se ha hecho más grave porque de cada 100 alumnos que presentan pruebas de admisión sólo se aceptan a 10 en la UNAM, pero también sucede lo mismo en las universidades de los estados. Este bárbaro rechazo ha hecho crecer las matrículas de las escuelas privadas cuyos dueños se han hecho millonarios. La verdadera realidad es que ha sido el mejor camino del Estado para la privatización: no aumentar el presupuesto publico y hacer crecer al sector privado.


6. A pesar de sólo llegan a la UNAM cuatro privilegiados de cada 100 que ingresan al nivel de primaria, la historia de vida de esa institución es de las dos o tres más importantes del continente. Los últimos dos rectores: De la Fuente y Narro Robles –por sus declaraciones político/educativas- han sido críticas y han ayudado a aclarar falsificaciones de funcionarios de gobierno. Si bien todos los rectores de la UNAM han sido impuestos por la Junta de Gobierno con acuerdos con altos miembros de los gobiernos de la República, y la mayoría se ha sometido dócilmente a la derecha, algunos como González Casanova, lograron márgenes interesantes de independencia. De todas maneras las autoridades universitarias parecen buenas y democráticas cuando no hay movimiento estudiantil, pero cuándo éste irrumpe, todas esas autoridades se quitan la máscara y se tornan autoritarias, despóticas y represivas.


7. Las otras universidades registradas en los otros 31 estados del país, tienen muy escasa presencia y muchas veces son “superadas” por universidades privadas o institutos tecnológicos de carácter privado donde los empresarios y políticos millonarios envían a sus hijitos. Sin embargo es en las universidades públicas como la UNAM, la UAM, el IPN, donde se realizan casi todas las investigaciones que se realizan en el país. De manera desafortunada la investigación en las universidades públicas está siendo penetrada por empresas yanquis, por fundaciones privadas gringas, que ofrecen a los académicos viajes, computadoras, viáticos y contratos que la universidad pública no puede ofrecer. No sólo se han creado miles de instituciones privadas sino que hasta la misma universidad pública –la misma UNAM que festeja sus 100 años- se ha venido privatizando, de manera acelerada, desde hace 25 años.


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