...nuevamente la crónica roja está dando versiones equivocadas.... que riñeron por dinero, que el lugar donde la mató era la casa de ambos... EL AMOR NO MATA, EL MACHISMO MATA...
Comunicaciones feministas autónomas
El pasado 8 de septiembre, después de haber intentado separarse de él, fue asesinada Gisela Polett Camargo Javier, de 19 años, por el que fue su novio, Alberto Jovani Ibáñez Torres, de 18 años. Todo ello sucedió en Almoloya de Juárez, Estado de México.
Ibáñez golpeó en la cabeza a Polett, luego ató su cuerpo con una cuerda y y le colocó una bolsa de plástico. Horas más tarde, Ibáñez cavó una fosa en el jardín de la casa donde vivía él y tenía secuestrada a su novia, arrojó el cuerpo de Polett al hoy, echó cal sobre el cuerpo, echó tierra y una loza de cemento.
La familia de Polett se encontraba en Oaxaca debido a la muerte de la abuela de ella. Mientras tanto, la madre de Polett le llamaba por teléfono, pero ella no contestaba porque estaba muerta. Ibáñez intentó dilatar la evidencia de su muerte; se hizo pasar por Polett y envió mensajes SMS al teléfono de la madre de ella diciéndole que estaba bien.
No fue hasta el regreso de Oaxaca que la familia de Polett empezó a preguntarse por ella, y finalmente reportaron su desaparición. Acudieron a la PGJEM y ahí les dijeron que fueran a buscar al novio de su hija para saber dónde estaba, asunto que a todas luces le corresponde ejecutar a las autoridades judiciales. Sin embargo, la familia de Polett acudió y se dieron cuenta cómo llegaron dos individuos de traje y entraron al domicilio de Ibáñez. Al parecer, estos abogados nombrados por el feminicida lo convencieron de que se entregara. Sin embargo, antes le pidieron dinero a la familia de Polett para “garantizar” su detención; de no pagar, Ibáñez se “daría a la fuga”.
El se declaró culpable después de que su padre le propinó una golpiza enfrente del MP de Naucalpan, ante lo cual los policías no intervinieron. Finalmente, el declaró lo que había hecho, esto es, que asesinó a Polett, y dijo dónde estaba enterrado el cuerpo de su víctima; la madrugada del viernes 17 de septiembre, casi diez días después del asesinato, fue encontrado en avanzado estado de descomposición el cuerpo de Polett; además, como Ibáñez arrojó cal, parte del cuerpo estaba deshecho, por lo que no se pudo determinar qué daños físicos pudo haber causado antes de asesinarla.
Al parecer, no era la primera vez que Polett sufría las consecuencias del carácter violento de su novio, menor que ella. Ya había sido secuestrada alguna vez, ante lo cual puso una denuncia que sin embargo, por no ratificarla, no prosperó. La madre de Polett sabía que la relación entre ellos no era adecuada, pero guardó silencio ante las amenazas de su hija de no regresar nunca a casa. Ante el primer secuestro, Polett intentó dejar a Ibáñez, pero éste la acosaba constantemente; incluso, tuvo que cambiar su teléfono para evitar que él la siguiera buscando.
Sin embargo, hacía más o menos dos meses que Polett estaba con Ibáñez, tal vez contra su voluntad, por lo que le pidió a su madre que no le dijera nada a su padre, para que no se preocupara.
Según las declaraciones de Ibáñez, ella le dijo que estaba saliendo con muchos hombres, algo que quizá Polett usó como estrategia para que él la dejara. Sin embargo, el ahora feminicida se sintió herido en su hombría y decidió acabar con la vida de la que fue su novia.
Por desgracia, nuevamente los cronistas de nota roja de diferentes diarios están dando versiones equivocadas sobre el asunto. Dicen algunos que riñeron por dinero. Dicen la mayoría que Polett e Ibáñez eran pareja, incluso desde hace tres años, y que el lugar donde la mató era la casa de ambos.
En realidad, Polett e Ibáñez se conocieron en la preparatoria, en Huixquilucan, de donde ambos son oriundos. Hace más o menos dos años se hicieron novios, pero desde siempre su relación fue inestable, hasta que sucedió el primer secuestro. Tal vez Ibáñez la mantenía amenazada para que siguiera con él, por lo que ella no pudo librarse fácilmente de él.
El feminicida confeso está preso en Almoloya de Juárez, Estado de México; sin embargo, la familia de Polett teme que el proceso no se lleve adecuadamente y, dada la corrupción de las autoridades del Estado de México, quedé libre y se dé a la fuga.
Polett era lideresa de la Organización de Mujeres Jóvenes de Huixquilucan, organización priísta de apoyo a mujeres con escasos recursos. Según la familia de Polett, la encargada de esa organización pondrá a su disposición asesoría jurídica. Pero no se sabe hasta qué punto.
De nuevo, el feminicidio se hace presente. Una y otra vez aparecen los mismos motivos de control y violencia sobre el cuerpo de las mujeres por parte de parejas o exparejas, o de familiares. Los feminicidas son de cualquier signo político, pues finalmente es el patriarcado el que cobija, bajo su estructura social, a los asesinos, cualquiera que sea su edad, filiación política u ocupación.
Que el caso de Gisela Polett Camargo Javier no quede impune. Que las autoridades del Estado de México y del país, y del mundo entero, se enteren de una vez sobre qué es el feminicidio y actúen en torno a crímenes de odio y venganza, así como a considerar el agravante del secuestro y la tortura.
Denunciemos el feminicidio para que no vuelva a suceder nunca más. No más violencia contra las mujeres.
El amor no mata
El príncipe azul no existe, el macho violento sí
El machismo mata
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