El viejo priismo
Jesús Cantú
MÉXICO, D.F., 30 de enero (Proceso).- Hoy se abre el calendario electoral de 2011: este domingo 30 de enero habrá elecciones en Guerrero, y el próximo 6 de febrero ocurrirá otro tanto en Baja California Sur. Los resultados contribuirían a seguir alimentando el surrealismo electoral mexicano, pues en Guerrero la alianza de izquierda (de último momento con el apoyo del PAN) muy probablemente ganará por segunda ocasión consecutiva la gubernatura; sin embargo, para efectos prácticos seguirá sin gobernar la entidad. Y en BCS la mayoría de las encuestas indican que el próximo gobernador será un experredista postulado por el Partido Acción Nacional, combinación que hasta hoy no se había dado.
En estos momentos, enero de 2011, el Partido Revolucionario Institucional mantiene su hegemonía inalterada únicamente en 10 estados de la República Mexicana (Campeche, Coahuila, Colima, Durango, Hidalgo, Estado de México, Quintana Roo, Tabasco, Tamaulipas y Veracruz). No obstante, otros seis estados (Chiapas, Nayarit, Oaxaca, Puebla, Sinaloa y Tlaxcala) nunca han estado gobernados por un político que no haya pasado por las filas del tricolor; y el Distrito Federal solamente se salva de circunstancias similares por los interinatos de Rosario Robles y Alejandro Encinas.
El caso más paradójico es Tlaxcala, donde en 1998 ganó la elección el PRD, con Alfonso Sánchez Anaya; en 2004, fue el PAN, con Héctor Ortiz, y en 2010 finalmente el tricolor recuperó la entidad, con Mariano González Zarur. Tanto Sánchez Anaya como Ortiz abandonaron las filas del tricolor cuando éste postuló a otros candidatos, y fueron los instrumentos para que amarillos y blanquiazules triunfaran en los comicios.
Otro caso significativo es Chiapas, donde una coalición amplia (PAN-PRD) ganó las elecciones en 2000, y el PRD lo consiguió en 2006, pero en ambos casos con candidatos que acababan de renunciar a su militancia priista: Pablo Salazar y Juan Sabines.
En julio pasado se dio el primer caso en que el PRI recuperó una gubernatura, la de Zacatecas, con un exmilitante del partido en el gobierno (PRD), Miguel Alejandro Alonso Reyes. Éste militó en el PRI de 1992 a 1998, cuando renunció para adherirse al PRD, partido que lo llevó a la alcaldía de Zacatecas y al Congreso del Estado, declarándose diputado independiente el 22 de febrero de 2009. Este ha sido el primer caso de un exmilitante de otro partido que, postulado por el PRI, obtiene la gubernatura de un estado.
Hasta ahora no ha habido un expanista postulado por el PRI, pero el 1 de diciembre de 2010 Gerardo Buganza Salmerón, candidato blanquiazul a la gubernatura de Veracruz en 2004, rindió protesta como secretario de Gobierno de dicha entidad, en el gabinete encabezado por el gobernador priista Javier Duarte.
Es evidente que ni el electorado ni los partidos ni los mismos políticos reconocen diferencias ideológicas infranqueables. Todo lo contrario, están dispuestos a las renuncias más insólitas, las postulaciones más increíbles y las alianzas más aberrantes con tal de alcanzar o mantener el poder. Ejemplo de esto es que el PRD ha postulado a ocho gobernadores o jefes de Gobierno que han sido priistas (Proceso 1765); en coaliciones amplias, lo ha hecho con otros cinco. En contraparte, los panistas han postulado a un expriista, y los priistas a un experredista. Por lo pronto, en las elecciones de este y del próximo fin de semana los perredistas impulsan al que puede ser su noveno gobernante expriista, en tanto que los panistas candidatean al que puede ser su primer gobernador experredista.
En el caso de Guerrero, el PRD gana la gubernatura en enero de 2005 con Zeferino Torreblanca, cuyo gobierno ha sido muy cuestionado por los mismos perredistas, entre otras cosas porque muchos de sus militantes más comprometidos fueron marginados del gobierno; y el año pasado decidieron lanzar como candidato a Ángel Heladio Aguirre, exgobernador interino de dicha entidad, perseguidor de militantes amarillos y quien renunció al tricolor por haber sido desplazado de la contienda interna priista unos días antes de obtener esta nominación. En su postulación y su campaña, asumió el compromiso de integrar en su gabinete a distinguidos perredistas, pero difícilmente adoptará sus principios, postulados y programas de gobierno; así que puede darse la paradoja de que el PRD gane las últimas dos elecciones para gobernador en la entidad sin que nunca la haya gobernado.
En cambio, en Baja California Sur las encuestas difieren en torno al que tiene la preferencia electoral, con cifras que no pueden considerarse dentro del margen de error, pues las hay hasta con más de dos decenas de puntos de discrepancia. Unas señalan como puntero a Marcos Covarrubias Villaseñor, postulado por el PAN; otras, a Ricardo Barroso, del PRI; y unas más ponen por delante a Luis Armando Díaz, del PRD-PT. Sin embargo, la mayoría (incluyendo algunas encuestadoras prestigiadas, como GAUSS e ISA) coincide en colocar a la cabeza a Covarrubias, con lo que se concretarían una nueva alternancia en la gubernatura y una de las combinaciones faltantes: PAN con candidato perredista.
Así, todo indica que en las primeras dos elecciones de 2011 el PRI no logrará recuperar las gubernaturas; el PRD perderá Baja California Sur, salvo que a última hora logre un acuerdo con el PAN, aunque todavía no se sabe quién sería el declinante, similar al de Guerrero. Y, desde luego, el surrealismo electoral mexicano seguirá nutriéndose con las más inverosímiles combinaciones, pues a final de cuentas lo importante es el poder, mientras que el electorado es muy volátil.
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