Pedro Echeverría V.
1. “Si se cumpliera la Constitución, el país estaría muy feliz”. Esta es una frase muy falsa y un poco tonta que ha dominado el pensamiento de la población y ha desviado las luchas de los trabajadores. Parecería que la Constitución, producto de la revolución burguesa de 1910-17, hubiese sido hecha por los trabajadores y no por sus enemigos la aristocracia carrancista y la pequeña burguesía obregonista. Se olvida o se ignora de manera frecuente que la convocatoria de 1916 para elegir a legisladores hacia la Constituyente prohibió que los zapatistas y villistas –los campesinos revolucionarios, pero entonces calumniados como “forajidos” y “robavacas” anticarrancistas- fueran electos para formar parte del congreso que elaboraría la Constitución. ¿Qué fue esa Carta Magna si no la Constitución liberal-burguesa de 1857 reformada por diputados carrancistas y obregonistas que incluyeron algunos artículos sociales justos negados en sus conclusiones?
2. Es un “deporte nacional”, desde que el 5 de febrero de 1917 se promulgó la Constitución, repetir hasta el cansancio que la peor puta de México es la Constitución por su permanente violación. Sin embargo esa se ha convertido sólo en una manera de burlarse y de hacer chacota. La realidad es que el pueblo –sin conocerla bien- siempre ha creído que es “su” Constitución y peleado por que no sea violada por abogados, jueces y funcionarios de Estado. No se da cuenta la población que la esencia de la Constitución es la defensa obligatoria de la propiedad privada y que los propietarios de ésta son un puñado de de terratenientes, de propietarios urbanos, de dueños de empresas, bancos y demás que son los que imponen los reglamentos de aplicación de las leyes con sus abogados y sus jueces. ¿Puede un centenar de miserables ocupar tierras sin producir, casas abandonadas, quedarse con empresas en quiebra, tomar una calle, sin que sean desalojados?
3. Y desalojarlos no es violar la constitución sino cumplirla porque la obligación del Estado es defender la propiedad privada. Por eso creer en la Constitución, que defiende la propiedad privada cuando las luchas de los pueblos son colectivas, me parece a mí una tontería. Por eso una consigna central de cualquier grupo revolucionario, progresista, de los trabajadores tiene que ser “ hacer una revolución, construir un nuevo constituyente y elaborar una nueva constitución que garantice la real libertad de los trabajadores”; aunque desafortunadamente esto parezca hoy una utopía no debe olvidarse que siempre hay que hacer posible lo imposible. Otra cosa es pelear porque se reforme esa Constitución burguesa para que no sea muy agresiva contra los trabajadores. Por ejemplo que aumente un poco más el salario mínimo, que se invierta un poco más educación, en servicios de salud y que la explotación del trabajo no sea tan intensa. Estar menos peor alarga la agonía.
4. Imagínate nada más: a) No luchamos contra la basura televisiva y sólo pedimos: ¡Muera el monopolio Televisa y que hayan más canales para tener variedad de basura!; b) No exigimos educación diferente y decimos: ¡Que cumplan la SEP y los maestros, aunque sigan transmitiendo la misma ideología educativa de la clase dominante!; c) No exigimos un cambio profundo en los sistemas de salud, sólo queremos más hospitales, medicinas, camas, doctores y enfermeras. Todas estas demandas y mejoras de vida están contenidas en la Constitución burguesa, pero nada cambian de raíz. Después de cada cambio, de cualquier aumento de salarios los precios los sobrepasan de manera amplia en porcentaje; después de cualquier reforma en la SEP, el IMSS, el ISSSTE, a los pocos meses el deterioro regresa. Así ha sido y será hasta que la población entienda que los pequeños cambios sólo sirven para nublarles el cerebro, mediatizarlos y prolongar más su agonía.
5. Fidel Castro, Hugo Chávez, Evo Morales, lo primero que hicieron en sus países es cambiar la Constitución para poder gobernar. La vieja constitución defensora de la propiedad privada y de todos los privilegios de los ricos impedía tomar medidas radicales contra los grandes ricos. La Constitución de Cuba fue transformada radicalmente porque fue producto de una revolución armada; las de Venezuela y Bolivia también fueron cambiadas para beneficio del pueblo pero dado que asumieron el gobierno por la vía electoral tuvieron que aceptar algunas transacciones con la clase dominante. Para cambiar las Constituciones se requiere una gran fuerza de masas en el campo, en las fábricas y en las calles. Dependiendo de la fuerza que los revolucionarios tengan será el contenido de la Constitución. En México, al concluir la revolución en armada 1915 se aplastó a los auténticos revolucionarios (fuerzas armadas de Zapata y Villa) y la nueva burguesía se hizo del gobierno.
6. “El artículo Tercero sobre educación gratuita, laica, obligatoria, debe cumplirse”; bonita premisa cuya realidad es completamente distinta que ha llevado a México a los últimos lugares educativos del mundo. “Si se cumpliera el 27 Constitucional sobre la propiedad de la tierra”; se cumple porque la Constitución garantiza el respeto de la propiedad privada y la propiedad colectiva fue destruida junto a las comunidades indias de 1856 a 1883. “Si se cumpliera el artículo 123 sobre trabajo, salarios, derecho de huelga”. Se cumple siempre y cuando “los factores de la producción: capitalistas y obreros estén en armonía”. ¿Quién decide cuando “los factores productivos” están en armonía? En fin, la Constitución mexicana es un documento en el que caben interpretaciones muy amplias de la ley, pero siempre la valedera será la que el gobierno y el Estado decidan. Y el gobierno decide en función de la fuerza de clase que los empresarios presentan siempre.
7. Las Constituciones sirven para acabar con las rebeldías, los movimientos, las revoluciones, imponiendo una serie de leyes para organizar al nuevo Estado dominante. Las constituciones siempre responden a los intereses de las clases burguesas. En las sociedades capitalistas, que son todas, se construyen leyes que beneficien a las clases dominantes y en los gobiernos realmente de transición, o que voluntariamente se colocan en esa camino, hacia sociedades más amplias e igualitarias, las constituciones deben readaptarse a la nueva realidad que se busca construir. En conclusión: ¿Se pretende una revolución desde la raíz o se busca una simple reforma que prolongue la vida del sistema de explotación? ¿Se quiere que las cosas cambien en serio y se busca simplemente conseguir algunas mejoras en la vida del pueblo para evitar sus sufrimientos? En muchos países europeos y estados yanquis se han logrado reformas importantes desde hace más de un siglo, pero la explotación, la opresión y la desigualdad continúan. ¿Qué queremos?
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