1/31/2012

El mito del Panal





José Antonio CRESPO

Las circunstancias obligaron al PRI y su candidato a romper la coalición con el Panal de Elba Esther Gordillo, pero me parece que el saldo será positivo para los priístas. No sólo en términos de la mala imagen que arrastra desde hace mucho la maestra, sino que una ruptura priísta podría haber quitado más votos de los que aportaría el Panal. Y si no, que le pregunten a Roberto Madrazo qué significó no haber competido bajo una indiscutible unidad partidaria. Pero también me parece que se ha generado un gran mito en torno a la capacidad electoral del magisterio y su partido. Tales votos ayudan sin duda, pero no está claro que puedan ser determinantes en el resultado. Recientemente, la coalición PAN-Panal en Michoacán no pudo asegurar la gubernatura para Luisa María Calderón (a menos, claro, que sea cierta la tesis calderonista de que el crimen organizado arrebató el triunfo a favor del PRI, lo que entre otras cosas implicaría el absoluto fracaso de la estrategia de Felipe Calderón contra los capos).

En 2006, Felipe consideró esenciales los votos que el Panal le ofreció bajo la estrategia de “uno de tres”, y que le pagó el favor a Gordillo con creces. Pero tal pago fue inmerecido. Al restar los votos para diputados que obtuvo el Panal de los que recibió su candidato presidencial, Roberto Campa, quedó como saldo un millón 40 mil votos. Se ha supuesto en automático que fueron a dar a las arcas de Calderón. Eso —y el tradicional entrenamiento del magisterio como aparato electoral más que como órgano de educación eficaz— ha creado la idea de que ese sindicato tiene el poder de inclinar elecciones, al menos cuando éstas son cerradas. Sin embargo, Javier Aparicio del CIDE escudriñó en los datos a nivel distrito y casilla para detectar la relación entre una mayor votación del Panal en diputados y el incremento de votos para Calderón, (“La directiva Elba y el 2006”, 13/jul/11). Encontró que si bien hay una relación positiva entre esas dos variables, la hay también con la votación de Andrés Manuel López Obrador.

Lo que supone que los votos del Panal se distribuyeron por mitades entre los dos punteros. Una encuesta de salida ya había destacado ese fenómeno; sólo 22% de quienes votaron Panal para diputados dijo haberlo hecho también por Calderón para presidente, en tanto que un 27% declaró haber sufragado por López Obrador (Ipsos Bimsa, 2006). Lo que sugiere que la línea corporativa lanzada desde la dirigencia de Panal no fue obedecida por todos sus militantes y simpatizantes, y que esos votos no fueron pues determinantes para la victoria de Calderón. Siendo así, el poder electoral de Elba Esther sería más mítico que real. Es decir, su respaldo electoral en realidad valió de muy poco (pues los votos a favor de Felipe se neutralizaban con los que respaldaron a López Obrador) aunque Calderón lo pagó a precio de oro puro.


Sin embargo, el respaldo de Elba no se limitó a pedir a los militantes del Panal su voto por Calderón, sino que también operó para convencer a algunos gobernadores del PRI a “votar azul” en lugar de hacerlo por Roberto Madrazo, ya caído en tercer lugar, y menos por López Obrador (que había rechazado el respaldo de Gordillo). Testimonio de ello lo tenemos por una grabación telefónica entre Elba y el gobernador de Tamaulipas, Eugenio Hernández, sugiriendo inclinarse por el panista. Evidentemente no se le pedía su voto personal, cuyo valor es cercano a cero (como el de todos), sino el voto corporativo bajo su control. En otra grabación del día siguiente, oímos al secretario de Comunicaciones, Pedro Cerisola, agradeciendo a Hernández su respaldo (se trató pues de un claro delito electoral que, desde luego, quedó en la impunidad, como casi todos los abusos y corruptelas en este país, pues la Fepade está pintada en la pared hasta la fecha).

Sin embargo, tampoco es fácil calcular el voto corporativo del PRI en cada entidad. Justo en Tamaulipas el PRI registró 428 mil votos para diputados y 314 mil para presidente, 114 mil menos. Y el Panal tuvo 33 mil votos menos en la presidencial que en diputados, lo su que sumados a los del PRI, estos votos transferidos suman 147 mil. Calderón captó 56 mil de esos votos (38%) en tanto que López Obrador obtuvo otros 75 mil votos (51%). Queda claro que no todos los votos útiles del PRI y del Panal fueron directamente a Calderón, sino que muchos otros favorecieron a López Obrador, aún sin acuerdo de por medio. Queda por ver si se establece la misma alianza informal que en 2006, pero ahora a favor del PRI.


cres5501@hotmail.com
Facebook: José Antonio Crespo Mendoza.
Investigador del CIDE.

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