3/19/2014

Oceanografía y Línea 12: gobiernos a prueba



Detrás de la Noticia

Por: Ricardo Rocha

Por supuesto que estos dos casos cuestionan severamente la actuación de los gobiernos presidenciales panistas de Vicente Fox y Felipe Calderón y del perredista Marcelo Ebrard, al frente del Distrito Federal. Pero sobre todo someterán a un duro examen a los gobiernos federal de Enrique Peña Nieto y local de Miguel Ángel Mancera.
 
El primer asunto, el de Oceanografía, podría ser el fraude del siglo. Hay un alud de evidencias que demuestran que la empresa —a punto de la quiebra al inicio del foxiato— fue beneficiada hasta la saciedad y todavía más con jugosísimos y ventajosísimos contratos por parte de la empresa más rica del país: Petróleos Mexicanos. Y que esta preferencia impúdica no fue gratuita; sino que estuvo auspiciada por la cercanía de sus dueños, Amado Yáñez Osuna y familia con los hijos de Martha Sahagún de Fox, Manuel y Jorge Alberto Bribiesca, quienes fungieron como gentiles organizadores de acercamientos y componendas con funcionarios del más alto nivel. Pero más grave aun es que no sólo se trató de gestores de negocio al estilo de los típicos “ten per cent” o diez por ciento. En muchos casos se trató de verdaderos fraudes al erario público con sobreprecios, obras jamás ejecutadas o concedidas sin licitación alguna; en suma, operaciones abiertamente ilegales que cuando comenzaron a salir a la luz —hubo hasta una Comisión Legislativa encargada de las corruptelas de los hijitos—fueron acalladas y protegidas por autoridades de todos pelajes: Secretarios de Hacienda, Procuradores de Justicia y por supuesto Directores de Pemex. A todos ellos —incluidos Fox y Calderón, por supuesto— debería llamar a declarar el Congreso e investigar la PGR. Porque, para vergüenza de este país, tuvo que ocurrir una denuncia de Citigroup y de su dependiente mexicana Banamex por un fraude de Oceanografía mediante la obtención de créditos con facturas falsas por un monto de 3 mil millones de pesos, para que se destapara la cloaca gigantesca: lavado de dinero, ocultamiento de datos, faltas administrativas, delitos en flagrancia, contubernios, complicidades y siempre la protección de los gobiernos de Vicente Fox y posteriormente de Felipe Calderón.
 
 Ya se sabe que el PAN ha chantajeado con la amenaza de salirse del proceso de las Leyes Secundarias precisamente de la Reforma Energética si le siguen echando más excreciones a sus gobiernos y a sus próceres. Como si el efecto ventilador fuera evitable. En tanto, el señor secretario Osorio Chong dice que no habrá cacería de brujas, pero si hará justicia. Nadie está pidiendo lo primero, pero tenemos derecho a exigir lo segundo. Más allá de las interpretaciones y costos políticos, el gobierno de Enrique Peña Nieto tiene ante sí la oportunidad histórica de decretar el fin de la impunidad.
 
 Algo por el estilo deberá hacer Miguel Ángel Mancera con el caso de la Línea 12 del Metro que amenaza con convertirse en el más grande escándalo de corrupción e ineficiencia en los 20 años de gobiernos perredistas. El Jefe de Gobierno ha de demostrar toda su determinación para desenredar una madeja maloliente. ¿Cómo explicar que las constructoras no cumplieron sus contratos, pero a la vez se quejan de que no les han pagado? ¿Cómo está eso de que se han cerrado 11 de los veinte tramos para garantizar la seguridad de los usuarios? ¿Quiere decir que desde que se inauguró hace 14 meses los pasajeros de la mal llamada Línea Dorada estuvieron en peligro? ¿Cuánto nos han costado a los capitalinos la ineficiencia y la corrupción en la Línea Doce?
 
 Por supuesto que llamar a cuentas a Marcelo Ebrard y sus funcionarios tiene un costo político para Mancera —el PRD no quiere perder el DF—pero tiene que asumirlo. En una de esas resulta ganancioso fortaleciendo su imagen con un acto de justicia que se empieza a reclamar a gritos.
 
 PD.- Regreso a México y me entero con tristeza de la renuncia de Manuel Mondragón y Kalb. Es una pérdida para el gobierno. Mexicano de una pieza, hombre de honor y de fortalezas moral y física indiscutibles. Ignoro cuál sea el motivo de su renuncia, pero sé que no es de los que hablan a espaldas de su jefe. Ni antes ni después. Un abrazo fraterno. 

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