Conacyt cierra la llave
Se acabó el
regaladero
Desangrado por el propio
gobierno federal (concretamente los encabezados por Fox, Calderón y Peña
Nieto), el presupuesto del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología
(Conacyt) por fin será utilizado para bien de la nación y no para
beneficiar a las grandes empresas amigas del régimen, las cuales, dicho sea de paso, reportan abultadísimas utilidades.
La directora del organismo, Elena Álvarez-Buylla Roces, lo detalla así (La Jornada, Laura Poy):
En el Conacyt no se destinará ni un quinto a la transferencia de recursos directos a la iniciativa privada, pues habrá un nuevo esquema de colaboración con las empresas. Se acabó el paso directo de fondos del consejo a la iniciativa privada. No habrá más corporativismos ni archipiélagos de cabildeo de intereses.
Por si fuera poco, la misma funcionaria precisó que los fondos del
Estado se utilizaban con “una lógica de mercado y de incentivos de
políticas lineales (…) se iban cada vez más recursos públicos a
entidades privadas y, además, la capacidad del conocimiento, la
solución, a veces ni siquiera incidía en el Estado. Se hacía el proyecto
y luego esa capacidad, esa tecnología o los datos se quedaban en la
empresa privada. Entonces, eso ya era un regaladero”.
Días atrás Álvarez-Buylla detalló que, sólo en el sexenio
peñanietista, del presupuesto destinado a esa institución estratégica
para la nación se hicieron transferencias de recursos públicos por
alrededor de 50 mil millones de pesos a distintas empresas privadas, lo
que no es aceptable en un país en el que ni siquiera hemos llegado a
invertir 0.4 por ciento del PIB en el aporte nacional a ciencia y
tecnología.
A lo anterior debe sumarse una cantidad similar que los gobiernos de Fox y Calderón alegremente canalizaron a las empresas amigas
de voluminosas ganancias, que ni lejanamente requerían de apoyos
financieros para desarrollar su propia tecnología, pero que de ninguna
manera desaprovechan los bombones que les regalaban.
Fox y sus secuaces inventaron un Comité Interinstitucional (Conacyt y
las secretarías de Hacienda, Economía y Educación Pública) para otorgar
estímulos fiscales a las empresas privadas –nacionales y
extranjeras– que realizaran gastos e inversiones en investigación y
desarrollo de tecnología (equivalente a 30 por ciento de las erogaciones
por los conceptos referidos en un ejercicio dado), por medio del cual
el fisco sacrificó alrededor de 20 mil millones de pesos entre 2001 y
2008. Una cantidad similar utilizó Calderón con el mismo objetivo,
aunque pasó de estímulos fiscales a estímulos directos. Y la parejita panista lo hizo al mismo tiempo que recortaba presupuesto a las universidades públicas.
Tres ejemplos de cómo la empresa privada utilizaba los dineros de la nación:
Barcel:
instalación de un sistema de generación de aire para la sección en la que se realiza el escurrimiento de la tostada en el total de las líneas de producción, reduciendo el consumo de aire comprimido y, a su vez, los gastos de generación, mantenimiento y refacciones en los compresores. Nombre del proyecto: diseño, desarrollo e implementación de una línea para elaborar dulce de leche tipo macarrón.
Bimbo (dueña de Barcel):
Desarrollo de un sistema de levantado automático obteniendo directamente de la línea las bolsas con producto para ser colocadas de manera automática dentro de las tinas o charolas proporcionadas a su vez por un otro sistema automático, logrando así una reducción significativa de gastos operativos y asegurando mejor calidad.
Sabritas (propiedad de Pepsico):
Desarrollar una nueva tecnología de saborización y generar nuevas botanas de maíz, más saludables e innovadoras. Beneficios: incrementar el portafolio de productos innovadores, aumento en ventas y participación de mercado. Patentes: se mantienen como secreto industrial. Además, un proyecto para mejorar la resistencia de las papas fritas.
Las rebanadas del pastel
Como se constata, el beneficio para el país resulta incuestionable.
Twitter: @cafevega
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