Desestabilizar, en Venezuela o en México
Reacciones ante cambios
Élites desplazadas
Samir y el Comando Tlahuica
No es que México se esté
encaminando a un modelo chavista o madurista: es que los factores de
poder político y económico que han sido desplazados del timón nacional
suelen repetir el modelo de desestabilización, provocación e
injerencismo externo que se ha practicado en otras naciones; en
Venezuela, desde hace años, y de manera descarada en los tiempos que
corren.
Vale, y es necesario, denunciar y oponerse a la retención durante
poco más de un par de horas y al decomiso del instrumental de trabajo, y
su contenido videograbado, del equipo de Univisión encabezado por el
periodista Jorge Ramos. Pero ese reprobable incidente tiene como
contexto la embestida gradual y sistemática contra un país, Venezuela,
que decidió de manera soberana y democrática irse dando un tipo de
gobierno cargado abiertamente a lo popular.
En México no está en curso ningún proyecto socialista. A juicio de
este tecleador, ni siquiera hay un proyecto real y pleno de izquierda.
Al contrario, la textura política del presidente López Obrador tiene
zonas extensas de conservadurismo (no sólo en los terrenos religioso y
de la sexualidad) y en su gabinete y en su diaria operación pragmática
ha incorporado al suficiente número de piezas del régimen que se dice
que se busca cambiar, y de empresarios deseosos de ganar rebanadas de
nuevos pasteles, todo lo cual difícilmente debería significar un peligro
verdadero para un sistema político y económico urgido de un
remozamiento que le conceda más tiempo de vigencia.
Sin embargo, el enfoque cuantiosamente asistencialista de la
administración obradorista, y la correspondiente consolidación de una
base electoral que garantice larga continuidad al proceso
andresino-morenista, llaman a preocupación a cúpulas nacionales e
internacionales. En ese tenor ya se han producido tentativas de
desestabilización, que no han prosperado.
Ahora, la agencia calificadora de riesgos crediticios Moody’s, en su
vertiente mexicana, ha advertido que esa vocación por lo asistencial, el
gran presupuesto destinado a tratar de revivir a Petróleos Mexicanos y
la insuficiencia presupuestal federal, constituyen factores que podrían
llevar a disminuir las calificaciones de México. Al mismo tiempo, voces
de la élite empresarial se declaran sumamente preocupadas por las
huelgas que han estallado en maquiladoras fronterizas (en específico en
Matamoros, Tamaulipas). El temor es que tal oleada de exigencias obreras
se extienda y trastoque la (injusta) paz laboral mantenida durante
décadas.
Un proyecto de clara orientación popular, con una extraordinaria base
de apoyo electoral y demoscópico, puede ser combatido por sus
opositores con las mismas armas que en Venezuela comenzaron a crear las
críticas condiciones actuales. Verse hoy, con cuidado y responsabilidad,
en el espejo venezolano de las desestabilizaciones y el golpismo,
movidos desde fuera y con aliados internos, es una tarea necesaria.
Con una rapidez que por sí misma ya denotaba irregularidad grave, la
Fiscalía General de Morelos reportó, a muy pocas horas de saberse del
asesinato de Samir Flores (el activista de varias causas, entre ellas la
oposición a la termoeléctrica de Huexca), que el móvil de esa ejecución
estaba desligado de lo político, pues se habían encontrado en el lugar
de los hechos evidencias que apuntaban de inmediato al mundillo del
crimen organizado (estigmatización que de inmediato fue rechazada por
los compañeros de Samir).
Aparte del
modode ejecución y el calibre de las balas detonadas, el fiscal Uriel Carmona Gándara (postulado por el entonces gobernador perredista Graco Ramírez para un periodo de nueve años de ejercicio, a partir de febrero de 2018) reportó que se había encontrado una cartulina, atribuida al Comando Tlahuica, en la que este grupo se hacía responsable del asesinato. Sin peritajes ni estudio alguno, el fiscal general del estado fundó su vertiginosa hipótesis en tal presunción documental. Pero ahora resulta que la mentada cartulina ¡no existe ni existió!
Twitter: @julioastillero
Facebook: Julio Astillero
Fax: 5605-2099 • juliohdz@jornada.com.mx
No hay comentarios.:
Publicar un comentario