En la cadena cronológica que incluye tres elecciones presidenciales (con el cómplice apoyo al desafuero, el
peligro para Méxicoy el
apostarle a algo distinto implicaría retroceso), los siempre oportunistas dirigentes de los organismos cúpula del sector privado ahora cínicamente ofrecen:
cuente con nosotros, señor Presidente; no está solo; ¡hagamos historia!; nosotros le ayudamos.
Del odio y la acción punitiva tras su cabeza, a estas alturas la cúpula empresarial
refrenda su apoyoy asegura que su relación con López Obrador está a punto de turrón y con él
lo haremos juntos, porque
nuestro trabajo será sólo proponer, nunca decidir; los empresarios no debemos hacer política, según dice el nuevo presidente del Consejo Coordinador Empresarial, Carlos Salazar Lomelín.
Parece que el feeling de la cúpula es que la distancia entre
el odio y el amor solo es una elección presidencial arrasadoramente
ganadora, que a la velocidad de la luz transformó el primero en una
tersa relación en la que todo es miel sobre hojuelas. Eso, aquí y allá,
se llama cinismo puro.
En vía de mientras, el presidente López Obrador ha ofrecido
apoyo a la industria nacional, al mercado interno, a la industria textil, del calzado y también a las que se dedican a la producción de acero, porque no estamos de acuerdo con lo que se hizo en el periodo neoliberal, en el que se llevó a cabo una apertura indiscriminada y sin límites, y se dejó en estado de indefensión a los productores nacionales.
Por ello, dijo,
se revisará el maltrato para la industria textil y del calzado en el periodo neoliberal, cuando hubo competencia desleal que significó pérdidas de empleo, cierres de plantas, de talleres y afectóa muchos productores.
Ante tal planteamiento, el Instituto para el Desarrollo Industrial y
el Crecimiento Económico (IDIC) advierte que dicho mensaje “es claro y
su perspectiva acertada: la política económica de México debe considerar
que la industria se encuentra en un ‘estado de indefensión’ ante las
estrategias asumidas por otros países, y por ello se deben tomar medidas
tanto de coyuntura como estructurales para garantizar una competencia
comercial justa y el desarrollo de capacidades productivas internas que
garanticen mayores niveles de crecimiento económico y bienestar en
México”.
Para el IDIC
el Ejecutivo ha identificado uno de los yerros más grandes que se cometió en materia de política económica: sacrificar a la industria y empresa nacional en favor de la posición dogmática de un libre comercio que no reconoce que otros países no respetan los acuerdos internacionales. En congruencia con la declaración de López Obrador, corresponde a los funcionarios de la administración pública federal poner en marcha medidas concretas que aseguren la competencia justa, tanto en materia de comercio exterior, como en el mercado interno nacional.
La industria mexicana enfrenta una competencia desleal que debe
revertirse, y los casos más evidentes se encuentran en los sectores del
acero, el textil, el calzado y el vestido. Al mismo tiempo la industria
nacional enfrenta una clara desaceleración. Por ello, el citado
organismo califica de
acertadas dos medidas que el gobierno de López Obrador ha tomado en semanas recientes: la renovación de las salvaguardas con vigencia de seis meses a las importaciones de acero y las medidas en favor de los sectores del calzado y el textil. Estas acciones son necesarias ante el escenario de competencia desleal que prevalece a nivel internacional.
Además, la conformación del Consejo para el Fomento a la Inversión,
el Empleo y el Crecimiento Económico, con la finalidad de romper con el
bajo crecimiento estructural del país, con un enfoque social y plural.
Lo anterior es aún más relevante después de que el Inegi diera a conocer
el crecimiento de 1.7 por ciento en el último trimestre del 2018.
Las rebanadas del pastel
Entonces, más acciones y menos discursos (léase: bájenle al oportunismo).
Twitter: @cafevega
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