2/24/2019

La ciencia pública debe dar resultados a la sociedad


La investigadora se propone terminar con la discrecionalidad en la disposición del presupuesto
El cambio de rumbo es pasar de políticas públicas basadas en criterios de mercado, a una normatividad para la construcción de un sistema nacional de ciencia y tecnología más eficaz

Ahora, por ejemplo, hay inversión de 800 millones de pesos para el financiamiento a proyectos de ciencia básica, que es cuatro veces más lo invertido en 2017 y 2018


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▲ La directora del Conacyt y Premio Nacional de Ciencias 2017, Elena Álvarez-Buylla, Roces, alude que es el momento para que la comunidad científica trabaje por el pueblo de México.

En el Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt) no habrá más corporativismos ni archipiélagos de cabildeo de intereses. Ya no se van a repartir prebendas ni bolsas de recursos de forma desarticulada, afirma Elena Álvarez-Buylla Roces, directora general del organismo, y asegura que no hay discrecionalidad, amiguismo ni todólogos, pese a las críticas de un sector de la comunidad científica.
En entrevista con La Jornada destaca que en la ciencia y la tecnología, como en otros sectores, es necesario separar claramente lo que son los haberes públicos y el cuidado del bien común de los intereses privados. Por ello propone un cambio de rumbo y pasar de políticas públicas basadas en criterios de mercado, lineales y desarticulados, a una nueva normatividad que permita la construcción con la participación de toda la comunidad científica y tecnológica de un sistemanacional de ciencia y tecnología más eficaz, eficiente y coordinado.
Sin embargo, advierte que en una parte de la comunidad científica hay mucha distorsión y rumurología en torno a cómo se propone crear un nuevo proyecto para el país, pese a lo cual destaca que en el Conacyt no se destinará ni un quinto a la transferencia de recursos directos a la iniciativa privada, pues habrá un nuevo esquema de colaboración con las empresas.
Álvarez-Buylla, experta en genética molecular con relevantes aportaciones en el estudio de la ecología evolutiva del desarrollo y Premio Nacional de Ciencias 2017 en el campo de Físico-Matemáticas y Naturales, apunta que ante los graves desafíos que enfrenta el país es llamar a la comunidad científica y tecnológica a colaborar. Somos una élite muy privilegiada y debemos definir si estamos o no dispuestos a trabajar por el pueblo de México, por la reconstrucción delpaís, por nuestros hijos y nietos, por el cambio climático y por todo lo que nuestro país puede aportar al mundo.
–¿Qué diagnóstico tiene del Conacyt y de la política pública del sector?
–Hay una pulverización de fondos, de duplicidad, porque un mismo proyecto se repetía hasta 20 veces, y también de desvío a cosas que no tiene que ver con ciencia y tecnología como mejoras en oficinas o implementar alguna tecnología de telefonía o internet. En el consejo muchas de las áreas sustantivas eran disfuncionales y áreas estratégicas, como la comunicación, estaban subrogadas a una consultoría. Se gastaban más de 350 millones de pesos en el pago de consultorías y servicios. Creemos que algunas se tendrán que mantener, pero será un porcentaje bajísimo, de menos de 10 por ciento.
–¿Cuáles son los ejes estratégicos para alcanzar este cambio de rumbo?
–En los pasados tres sexenios se fue perdiendo el apoyo para la ciencia realizada en los centros de investigación y en las universidades públicas. Si comparamos cuántos recursos se asignaron a la investigación científica en los dos últimos años, en promedio fueron poco más de 200 millones de pesos, y si comparas esta cifra con la transferencia de recursos públicos a entidades privadas se trata de varios miles de millones de pesos en todo el sexenio anterior, mientras que para ciencia básica no fue mucho más de dos mil millones de pesos.
Necesitamos apoyar la ciencia de frontera por lo que se debe invertir la balanza. En vez de estar transfiriendo tantos recursos a entidades privadas vamos a apoyar la ciencia de frontera pública. Ese es el primer eje, por eso anunciamos una inversión de casi 800 millones de pesos para el financiamiento a proyectos de ciencia básica, que representa cuatro veces más lo invertido en 2017 y 2018.
Otro eje son los Programas Nacionales Estratégicos en los que se abordarán temas como salud, inseguridad, violencia, agua, soberanía alimentaria, basura y toxicidades, entre otros, y lo que buscamos es articular cuerpos académicos y tecnológicos para que de forma más eficiente y eficaz; es decir, con menos dinero y más rápido, se puedan atender problemas nacionales centrales.
Se van a consolidar los Fondos Mixtos (Fomix) que este año contarán con 2 mil 939 millones de pesos, los cuales no van a desaparecer, sino que se van a organizar en un sólo instrumento para ahorrar millones de pesos en gastos de administración y horas hombre. Nos dará mayor coordinación, eficiencia y eficacia en el gasto, no habrá duplicidades y será mucho más fácil detectar desvíos.
–¿Los fondos de inversión no estaban articulados?
–No. Se tenía una lógica de mercado y de incentivos de políticas lineales (…) se iban cada vez más recursos públicos a entidades privadas y, además, la capacidad del conocimiento, la solución, a veces ni siquiera incidía en el Estado. Se hacía el proyecto y luego esa capacidad, esa tecnología o los datos se quedaban en la empresa privada. Entonces eso ya era un regaladero.
–¿Señala una nueva vinculación con el sector productivo?
–Ese es otro eje, el del cambio tecnológico con el sector productivo, pero no haciendo transferencias líquidas que no redundan en beneficio al país, sino realmente propiciando un fortalecimiento de todos los medios de producción y de desarrollo industrial de base científica y tecnológica del país.
Otro eje para el cambio de rumbo es un plan nacional de fortalecimiento de las comunidades científicas; es decir, cómo incentivamos mejores posgrados y un sistema de becas que no permita discrecionali-dad ni dilapidación de recursos. Y finalmente, la apropiación social de la ciencia y la comunicación científica, a fin de generar espacios permanentes en todo el país donde se haga esta apropiación social de la ciencia, como un sistema de jardines etnobiológicos como espacios de apropiación y protección de la riqueza biocultural del país. Además, serán muy relevantes los principios de protección, precaución, prevención y previsión.
–¿A qué obedece el rechazo de un sector de la comunidad científica a su labor?
–Ha habido mucha distorsión, mucha rumurología, y este sembrado que es muy fértil en las redes sociales de ideas que prenden, que se hace de una manera dirigida, malintencionada, generalmente con algún interés no legítimo, pero otros a lo mejor tienen intereses que se están viendo afectados porque hay muchos científicos empresarios, y si ya no vamos a priorizar el apoyo a las empresas y ellos eran parte de éstas redes a lo mejor están nerviosos, pero vamos a establecer una verdadera política nacional de ciencia y tecnología, no una repartición de fondos de manera desarticulada.
En cuanto al tema de la biotecnología, claro que no la vamos a prohibir. Incluso lo expliqué directamente al doctor Alfredo Herrera Estrella, quien estuvo aquí en el Conacyt hace algunas semanas. Abordé todas las cosas interesantes que podíamos hacer (...) incluso me preguntó ‘¿vas a prohibir la investigación en biotecnología?’, le dije: no, yo hago biotecnología en mi laboratorio, no sólo no la voy a prohibir, la voy a incentivar (…), pero lo que no se va a permitir, y no depende de mí, sino que es un mandato presidencial, es la liberación de organismos genéticamente modificados al ambiente.
–¿Existen mafias en el Conacyt, como señaló el Presidente?
–Creo que no me corresponde enunciar, focalizar o estigmatizar si hay mafias o no de la ciencia. La historia lo dirá. Lo que me gustaría es que se convencieran que tienen mucho que dar por este país, que son muy importantes y que el Conacyt los convoca a todos a contribuir para la reconstrucción pacífica de este gran país.
–¿Qué opina de la iniciativa de ley de humanidades, ciencias y tecnologías presentada en el Senado?
–El Conacyt no tiene la atribución de presentar iniciativas, pero sí la obligación de revisar el marco jurídico del sector. Por eso nos dimos a la tarea de estudiarlo y hacer algunas propuestas que le fueron presentadas al asesor jurídico de la Presidencia de la República, pero la iniciativa ante el Senado nos sorprendió porque no se propone como parte de la agenda legislativa del Presidente. Creo que ésta o cualquier propuesta debe de abrirse a un diálogo muy profundo, argumentado y de todos los sectores. El Presidente y yo no queremos ni centralizar ni acaparar, sólo buscamos hacer más eficiente, eficaz y coordinado el sistema de ciencia y tecnología, y se tiene que hacer mediante una política nacional, pues no se puede lograr si cada quien tiene su pequeño coto de poder y su bolsa de recursos, eso es corporativismo.

Foto Marco Peláez
Periódico La Jornada

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