1/15/2014

“Somos un gran coloso”



Tomás Mojarro 

        Pero sobre nuestro cercenado cuello se ha colocado la cabeza de nuestro enemigo, y por ello nuestro cuerpo se mueve bajo las órdenes que manda nuestro enemigo.(José Revueltas.)

      El Sindicato Mexicano de Electricistas, mis valedores, ¿alguno de ustedes ha sabido de él?  ¿Conoce alguno  su paradero? Si viva o muera a estas horas, si exista algún rastro de él. Yo acabo de enterarme de que algo queda del sindicato; que el organismo alienta todavía, según me lo comunica una simpatizante del movimiento al que estuvo unida  desde la masacre que perpetró Calderón contra los 40 y tantos mil trabajadores que aventó al desempleo.

            Miro el rostro de la compañera mientras me entera de la situación de los electricistas a quienes destruyeron su fuente de trabajo: adusto y ya sin aquel semblante optimista de cuando se iniciaron las movilizaciones de protesta, en los días aquellos en que el ingeniero Cayetano Cabrera, después de 80 días en huelga de hambre, retaba asíal de Los Pinos:

Calderón, vayámonos a medias. Tú ya conseguiste la extinción de Luz y Fuerza del Centro. Ahora cédenos el patrón sustituto, la recontratación colectiva y el respeto a los derechos de nuestros jubilados. Así resuelves el conflicto y evitas un muerto.

            Fue por aquellos días  cuando me advirtió la activista:

- Lo que hay detrás de esta guerra contra el sindicato es el preludio de la privatización de la industria energética.

Yo, escéptico, sonreí de lado. Ahora, al recordar su visión de futuro, tan sólo trago saliva y me quedo callado. En nuestro Taller de Teoría Política del sábado anterior le pregunté si aún sigue viva la organización sindical  de los electricistas.

- Y tanto. Acaban de celebrar una más de sus asambleas.

Me alentó esa noticia. En su momento la esforzada luchadora civil se mantuvo en plantones y participó en aquellas marchas en las que  Martín Esparza y compañeros sindicalistas basaron sus tácticas de lucha para lograr el patrón sustituto. Cuando nada positivo conseguían con plantones y marchas algunos de ellos estallaron la huelga de hambre.  “Como Cayetano Cabrera”, le comenté. Y ella, gesto de desaliento:

 - Cayetano ya prefirió hacerse a un lado. No se ha vuelto a parar en la sede del sindicato.

            Del motivo pregunté a la compañera, y fue entonces.En su respuesta  escuché el desencanto de tantos que con optimismo iniciaron su confrontación con el Sistema que les destruía su fuente de empleo.

- ¿El motivo por el que tantos han terminado por alejarse del movimiento? Porque se percatan de que con marchas, plantones y cierre de calles nada lograron para su causa, y que ahora, en su reciente asamblea,se ha resuelto continuar su movimiento con cierre de calles, plantones y marchas.

Y es así, mis valedores: sin un asomo de memoria histórica y de autocrítica los compañeros sindicalistas se disponen a aplicar las mismas tácticas de lucha que los llevaron a la derrota.  Atroz.

- Yo, en un último esfuerzo por serles de utilidad, en la reciente asamblea intenté leer a los compañeros mis objeciones sobre las tácticas que han aplicado en esta lucha desigual. No me lo permitieron. Mire el escrito.

Porque lo juzgo de interés en la confrontación de los agraviados contra su agresor aquí transcribo el documento de referencia.

General tiempo, un enemigo crudelísimo.

            “Es la esperanza la que ha mantenido el movimiento. La resistencia hizo eclosión aquel 11 de octubre en que los trabajadores en turno fueron echados de sus centros laborales. Nunca más se les ha permitido…”  (Esto sigue mañana.)

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