Teodoro Rentería Arróyave
(especial para ARGENPRESS.info)
El destructor mayor del Partido Acción Nacional, PAN, y ex presidente por meras circunstancias de coyuntura, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, aprovecha la recaptura del capo de capos, Joaquín Guzmán Loera, alias “el Chapo”, para hacerse notar al querer infructuosamente allegarse una parte del éxito de esa acción, que no pudo o no quiso lograr durante su fracasada administración.
Dicen los enterados que en política no hay nada gratuito, ni nada sucede por generación espontánea. El interés de Felipín es, a toda costa, influir en las elecciones para la renovación de la dirigencia nacional de lo que queda del instituto político que por generaciones ha abrigado a los Calderón.
Cuando las decisiones se toman de prisa para gozar aunque sea de un pedacito de la gloria ajena, el resbalón viene de inmediato.
Primero Felipe de Jesús se adelantó a la información oficial de la detención, seguramente porque sigue dándole más credibilidad a la filtración de sus camaradas, los gringos, que a las autoridades de su país.
Enseguida, comete el error de felicitar al Ejército Mexicano y al General Secretario de la Defensa Nacional, Salvador Cienfuegos Zepeda, cuando los miembros del instituto armado no tuvieron en esta ocasión ninguna injerencia directa en el exitoso operativo.
Para medio lavar su resbalada, Calderón Hinojosa tiene la desfachatez de asegurar en otro mensaje de twitter que el grupo especial que él creó en la Marina Armada de México, fue el que reaprehendió al líder del Cártel de Sinaloa.
Todo esto, en medio de las denuncias oficiales del Auditor General de la Federación, consistentes en la desaparición de más de doscientos cincuenta mil millones de pesos durante la administración calderonista.
A ello habrá que sumarle que siguen aflorando las denuncias de los llamados “entres”, o mordidas, a legisladores panistas, para obtener más montos en los presupuestos, el último demuestra su desvergüenza ya que fue en el seno de la Comisión de Cultura de la Cámara de Diputados.
Eso explica la renuncia del ex gobernador de Nuevo León, Fernando Elizondo, al PAN, y desde luego el deslinde en la contienda interna por la dirigencia del blanquiazul de la frustrada, por intereses canallas del propio calderonismo, Josefina Vázquez Mota.
Y no nos espantemos, preparémonos a ser testigos del mayor show de los calderonistas, si su frustrado alfil Ernesto Cordero Arroyo vuelve a perder por las ansias de apoderarse de lo que queda o de los despojos del Partido Acción Nacional.
Así son estos neopanistas, que ante la imposible eventualidad de que revivieran sus fundadores, entre ellos el reconocido Manuel Gómez Morín, tengan por seguro que por vergüenza regresarían a sus tumbas.
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