9/30/2014

EPN y Cienfuegos, los daños colaterales

Tan sólo entre septiembre de 2013 y junio de este año, 122 mil 393 militares asistieron a 17 conferencias sobre respeto a los derechos humanos.


lasillarota.com



1.- El caso Tlatlaya es, sin duda, la crisis de seguridad más delicada que ha enfrentado hasta ahora el presidente Enrique Peña Nieto en un sexenio que comienza a acercarse rápidamente a una espiral de violencia similar a la del panismo de Felipe Calderón.

La muerte de 22 civiles en un enfrentamiento que derivó en ejecución sumaria por parte de integrantes del 102 Batallón de Infantería, echa por tierra toda o casi toda la estrategia civil-militar de defensa y promoción de los derechos humanos en el Ejército y Fuerza Aérea Mexicanos.

2.- Conforme pasan los días y el gobierno mexicano no atina a definir con seriedad la ruta que tomará el asunto, otros hechos relacionados con la seguridad se complican y abren caminos que preludian una nueva etapa de violencia, enmarcada ahora por la inminencia de procesos electorales estatales y federales.

3.- Personajes como el Relator Especial de las Naciones Unidas sobre Ejecuciones Extrajudiciales, Christof Heyns, advierte que la muerte de 22 personas en Tlatlaya podría constituir una ejecución sumaria y que por lo tanto debe ser investigada hasta el fondo por el gobierno de Peña Nieto.

La presión va en aumento desde el exterior y en algunos sectores de la prensa nacional.

4.- Pero en la Sedena los vientos indican otra cosa. Para el gobierno federal y para la institución consentida del régimen peñista, el tema Tlatlaya se transforma no en un parteaguas o una crisis insalvable: Es un asunto en el que no debe quedar en entredicho la institución armada.

La Sedena tiene listos dos escenarios para sacar adelante el escollo que amenaza con manchar los festejos centenarios de las fuerzas armadas (que continuarán en 2015 con más celebraciones, ahora en torno a la Fuerza Aérea Mexicana).

El primero contempla la exoneración de los militares del 102 Batallón de Infantería que participaron en los hechos del 30 de junio en la comunidad de Tlatlaya.

6.- La Sedena sólo se ocupará de demostrar que la tropa y el teniente que la encabezaba, desobedecieron toda una cadena de procedimientos y normativas que los militares deben aplicar para moderar el uso de la fuerza en situaciones en las que sean atacados por civiles y estos hayan depuesto las armas.

La dependencia le dejará a la PGR el paquete de demostrar, con pruebas fehacientes, que la tropa ejecutó sumariamente a sus atacantes en las siguientes dos o tres horas luego de haberse rendido.

Para lograrlo, la Procuraduría dependerá de los buenos oficios de sus peritos y, sobre todo, de la cooperación y seguridad que le puedan ofrecer a las dos o tres sobrevivientes y testigos de lo que sucedió la madrugada del 30 de junio.

El detalle es que la PGR está tan golpeada e inverosímil como el resto de las instituciones del gabinete de seguridad. La institución que encabeza Jesús Murillo Karam está urgida de un buen golpe mediático que le devuelva la credibilidad perdida en el sexenio panista de FCH, en donde la fabricación de culpables y las venganzas personales marcaron el paso de la procuración de justicia en el país.

7.- El prestigio del Ejércitode la Fuerza Aérea Mexicana y de la Armada de México, severamente desgastados en el sexenio anterior, no puede quedar de nuevo en tela de juicio, pese a los abusos que estas instituciones cometan en la era del nuevo PRI.

Enrique Peña Nieto carece de una política verdadera en materia de seguridad. El presidente ha mostrado su desdén hacia esta agenda, centrando sus esfuerzos y energía en una dinámica reformista que haga trascender su mandato como ningún mandatario lo ha hecho.

Hoy, los escenarios y variables a los que se debió haber dado seguimiento preventivo, le estallan en las manos y en la cara.

Por eso, el segundo escenario preparado por la Sedena prevé la consignación de ocho o diez militares a quienes se responsabilizará de la ejecución de los 22 civiles que aparentemente pertenecían a grupos de la delincuencia organizada y operaban en Guerrero y el Estado de México.

Pero, por encima de todo, la Sedena buscará dejar perfectamente claro –como ya lo adelantó el secretario de Gobernación, Miguel Osorio Chong–, que si hubo ejecución se debió a una indisciplina y a la toma de decisiones de manera aislada por un puñado de malos militares.

Es decir, la Sedena no anda por ahí, como institución, ejecutando paisanos en horas de la madrugada y montando escenografías como parte de una política de Estado o como un método para deshacerse de presuntos narcotraficantes en una suerte de reedición de guerra sucia.

8.- Por lo demás, ni la Sedena ni el gobierno federal están dispuestos a aceptar que la política de respeto y promoción de los derechos humanos instrumentada por las fuerzas armadas desde hace más de 15 años es, en realidad, un barril sin fondo.

En ese lapso, todo un ejército ha recibido cursos, seminarios, cátedras, pláticas, sesiones, actualizaciones, talleres, conferencias y toda clase de información especializada sobre el respeto a los derechos humanos.
El Segundo Informe de Labores de la Sedena indica en su página 43 que entre el 7 de septiembre de 2013 y el 7 de junio de este año, 122 mil 393 militares asistieron a conferencias sobre el respeto a los derechos humanos.

9.- Esto significa que la capacitación en la materia es constante y se da durante todo el año. De acuerdo con el informe de labores, la primera conferencia de 2013 se tituló El uso indebido de la información, y asistieron 7,201 elementos.

Paradójicamente, la última conferencia consignada en el documento, la del 7 de junio de 2014 (23 días antes de los hechos de Tlatlaya) se tituló Imputación indebida de hechos, y fue seguida por 6,745 militares.
10.- Así, en el peor de los escenarios, la Sedena terminará librando las acusaciones y señalamientos en su contra como institución, entregando a los responsables del agravio.

Si algo terrible sucedió en el camino, fueron hechos aislados; soldados, tropa, oficiales, algún jefe quizá, quienes se excedieron… por cuenta propia.

En el barril sin fondo de los derechos humanos en las fuerzas armadas mexicanas, los daños colaterales marcan la agenda subterránea, siempre.
@JorgeMedellin95


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