La más reciente licitación petrolera ha demostrado que al gobierno de Peña Nieto no le interesa ya mejorar las finanzas públicas sino traspasar la riqueza petrolera a manos privadas. La entrega casi gratuita ahora sí fue bien recibida por los empresarios extranjeros y mexicanos. Por ello, la tercera licitación de la Ronda Uno fue un éxito
La
tercera licitación de la Ronda Uno pregonada como un gran éxito –porque
el gobierno pudo entregar al capital privado el ciento por ciento de
los bloques ofrecidos– tuvo diversas irregularidades, en esta nota
intentaremos explicarlas.
El gobierno renunció al “bono a la firma”
Un
simple vistazo a legislación petrolera supuestamente vigente permite
distinguir las principales características del “contrato de licencia”,
entre ellas que los ingresos del gobierno comienzan con un llamado “bono
a la firma”; así funcionan las subastas de bloques marinos en Estados
Unidos. Desde luego, además de esta “contraprestación” se esperan las
regalías; pero ellas se cobrarán sólo si se descubren hidrocarburos y
hasta que los contratistas comiencen a extraerlos (excepto en los cinco
campos que actualmente están produciendo).
Pero
en la tercera licitación, para abaratar el contrato y atraer a los
inversionistas privados, el gobierno de Enrique Peña renunció a este
ingreso.
Lo señalamos no porque
esperamos que se cumpla la ley, sino para mostrar este cambio que
significa colocar como objetivo principal ya no mejorar las finanzas
públicas sino traspasar los campos a la iniciativa privada.
Evidentemente la renuncia a obtener ingresos de inmediato obedece a que se espera lograrlos en el futuro. ¿Para cuándo?
La apuesta: en 2 años mejorarán los precios
Otra
medida para “flexibilizar” los contratos es que los ganadores tendrán 2
años para estudiar sus bloques. Así que será hasta 2018 cuando, en caso
de que los precios mejoren en el mercado internacional y las técnicas
de optimización logren ser exitosas, podrían esperarse los primeros
ingresos por regalías y, desde luego, el pago de impuestos sobre la
renta.
Una espera muy paciente
Ampliemos
un poco el tema de los plazos para obtener resultados, es decir,
incrementos de la producción y los correspondientes ingresos monetarios.
Citaremos
textualmente la forma como el Comité Licitatorio de la Comisión
Nacional de Hidrocarburos (CNH) interpreta el contrato.
Durante
la tercera etapa de aclaraciones, un licitante preguntó: “¿cuáles son
los plazos y términos previstos en el contrato para entregar
hidrocarburos al Estado por conducto de la CNH?”. La respuesta textual
es la siguiente: “no se prevén plazos y términos para la entrega de
hidrocarburos al Estado por parte del contratista”.
En
Estados Unidos se rentan los bloques por un plazo, después del cual, si
no hay resultados, el contratista los devuelve a la Secretaría del
Interior. En México parecería que la espera será indefinida. Tal vez
podríamos adelantar la conclusión de que la llamada “licitación más
exitosa del mundo” es también la más laxa del planeta.
Otras formas de flexibilizar los contratos
Para
atraer la inversión, también se redujeron los requisitos sobre la
capacidad técnica de los licitantes. En esta tercera subasta, la
compañía o el consorcio no tenían que demostrar experiencia en la
operación (como en la primera y segunda licitación de campos marinos).
Ahora bastaba con exhibir tres fichas curriculares del personal que
estaría a cargo del área contractual.
En
la misma línea de reducir los requisitos para la precalificación de los
licitantes, se pidió que el capital financiero de la empresa interesada
en participar en cuatro bloques (Tajón, Cuichiapa, Moloacán y Barcodón)
ascendiera por lo menos a 200 millones de dólares; pero para 21 áreas
bastaba con exhibir comprobantes de que se contaba con 5 millones de billetes verdes.
Venta a ciegas
Desde
el boletín de prensa 021 firmado por la Secretaría de Hacienda y
Crédito Público (SHCP), la CNH y la Secretaría de Energía (Sener),
fechado el 16 de septiembre de 2015, se había anunciado que entre las
modificaciones a las bases de licitación y al modelo de contrato “se
otorgó al contratista la posibilidad de realizar actividades
exploratorias de manera adicional a las actividades de extracción
previstas en el contrato”; pero fue un planteamiento muy general que no
permite a los no iniciados en los vericuetos de la jerga de la reforma
entender de qué se trata.
Ampliar
la posibilidad de indagar en toda la columna geológica fue un tema
fundamental, planteado desde la primera etapa de aclaraciones,
recurrentemente los contratistas solicitaron modificaciones a las
cláusulas respectivas.
En el contrato
original se especificaba claramente el ámbito del contrato: definiendo
al área contractual como una superficie y una profundidad. La razón es
simple: en algunos bloques en las cuencas Salina del Istmo y Tampico
Misantla el mayor atractivo no son los recursos convencionales, ya muy
agotados, sino el posible petróleo nuevo de formaciones subsalinas. Y en
otras, como Burgos, la posibilidad de encontrar lutitas
hidrocarburíferas.
En la aclaración 58, tempranamente se solicitó reconsiderar la limitante de profundidad:
“[…]
Para incrementar la producción del campo a beneficio de todos los
interesados se podría requerir el reprocesamiento de sísmica, estudios
especiales o nuevos pozos o la exploración de formaciones no estudiadas o
desarrolladas con anterioridad para incrementar el valor del campo […] sería conveniente que el operador tenga la libertad y flexibilidad
para proponer un plan de exploración adicional a un plan de extracción”
(primera etapa de aclaraciones. 3. Ronda 1 terrestre. Aclaración 58.
Las cursivas son nuestras).
Otro
contratista fue aún más enfático: planteó el problema de los límites de
profundidad como “vital para determinar el interés en las áreas
ofertadas” (primera etapa de aclaraciones. 3. Ronda 1 terrestre.,
Aclaración 61).
Más barato por docena
El
gobierno cedió a esta petición y ahora los contratistas están
autorizados a explorar y perforar en cualquier estrato, se ubique más
abajo o más arriba de la que Petróleos Mexicanos (Pemex) explotó en el
pasado. En la jerga se dice “podrán disparar todos los estratos”. En
otras palabras, es como cuando en las baratas tradicionales se ofrece
pague uno y llévese dos, o tres.
Desde luego que todo mundo sabe que entregarán todo, lo que subrayamos es que deslizándose cada vez más en la pendiente de la “flexibilización” o endulzamiento de los contratos: ahora en sólo un evento y con el mismo precio, eventualmente, entregarán varias formaciones.
El área subsal no está evaluada, de tal medida que este giro significa que la Sener y la CNH no saben lo que están subastando.
Lotes casi regalados
En
resumen, hasta este momento del proceso, los contratos son muy baratos.
Tenemos tres erogaciones a cargo del contratista: 1) el pago por la
inscripción a la subasta, un estimado de 1 mil 700 dólares (280 mil
pesos); el pago por acceso al cuarto de datos, costo de la información
geológica en un estimado de 152 mil dólares, equivalentes a 2 millones y
medio de pesos); y en los 2 años de estudio, la obligación de un pago
de casi 70 dólares (1 mil 150 pesos por kilómetro cuadrado de
exploración).
Con esta nueva
situación de los bloques casi regalados surgió un inusitado interés: un
conjunto de empresas privadas, no sólo nacionales, quedaban en
condiciones de convertirse en operadoras. Algunas empresas se crearon
después de que salió la convocatoria.
Como
consecuencia de disminuir tanto los requisitos surgió otra paradoja: la
pequeñez de algunos licitantes puede poner en riesgo los resultados,
por ejemplo, con un capital contable de 5 millones, a algunas no les
alcanza ni para perforar un pocito. En Tampico-Misantla éstos
son someros, pero, en el subsal, los prospectos están a más de 6 mil
metros. Mayacaste, por ejemplo, es de casi 7 mil metros de profundidad.
Tal vez el plan es que una vez entregados los campos, las pequeñas
empresas busquen el financiamiento.
Haiga sido como haiga sido
Al
entrar ya a la parte de conclusiones podríamos decir que con la tercera
licitación el panorama ya cambió, no para las perspectivas generales de
la reforma, desde luego, pero 25 nuevos campos en proceso de estudio o
de rehabilitación, con 14 nuevas empresas, en consorcio o individuales,
en cinco estados de la República conforman una pequeña reanimación. La
situación será diferente en aguas profundas, pero el gobierno intentará
replicar este éxito en decenas de otros campos agotados.
Desde
luego algunos bloques permanecerán casi intactos, acaso con algunas
actividades cosméticas en espera de que los precios mejoren en el
mercado internacional. Los hemos llamado “los bloques de papel”. Se han licitado “exitosamente” pero las empresas los tienen “en reserva”, como los de Halliburton en Puebla.
Nuestro pronostico falló
Nuestro
pronóstico de diciembre falló. Pienso que lo que no supimos medir fue
el tamaño y número de los nuevos actores en la industria petrolera de
este país: las empresas privadas antes proveedoras de bienes y
servicios, algunas con la experiencia de varias decenas de pozos
perforados, en contratos de servicios, ahora se manifestaron ávidas de
contar con sus propios campos.
Para
concluir, en la fase de aclaraciones que en esta licitación comprendió
más de 1 mil cuestionamientos hubo una pregunta que, aunque se repitió
en tres o cuatro ocasiones, nunca fue respondida por el Comité
Licitatorio. La transcribiremos a nuestros lectores esperando que
algunos nos ayuden a conocer la respuesta. Dice así: “se solicita a la
convocante aclarar qué va a pasar con los trabajadores sindicalizados o
no sindicalizados, que actualmente trabajan para Pemex en las áreas
contractuales y/o instalaciones contenidas en ésta” (sic).
*Economista
y maestro en historia de México; especialista en industria energética;
investigador del Instituto de Investigaciones Económicas de la
Universidad Nacional Autónoma de México
Fabio Barbosa*
[BLOQUE: ANÁLISIS][SECCIÓN: PETROLERO]
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