Óscar Naranjo, asesor en materia de seguridad de EPN. Foto: Eduardo Miranda |
MÉXICO,
DF (apro).- Michoacán representa para el crimen organizado un banquete
de 31 mil millones de pesos anuales, cantidad que hace dos años, se
estimó, generaba en ganancias el negocio de la venta de drogas,
extorsiones, secuestros y el derecho de piso en la industria minera y la
producción de aguacate conocido también como el “oro verde” a los
Caballeros Templarios.
Esta entidad que nuevamente vive una
marejada de violencia y asesinatos, ha sido uno de los estados donde el
gobierno federal ha implementado vanamente la mayor cantidad de acciones
militares, policiacas y de presupuesto para controlar al crimen
organizado y hasta ahora siempre han fallado.
Las razones del fracaso, sin embargo, tienen un trasfondo
político y económico más que de seguridad pública pues hay grandes
intereses de grupos de poder a los cuales les interesa tener controlada
esta zona estratégica para la producción y trasiego de droga, así como
las ganancias extraordinarias de la industria minera.
Cuando hace
casi tres años, el 24 de febrero del 2013, aparecieron las autodefensas
en la zona de tierra caliente, se llegó a pensar que por fin se pondría
un alto a la expansión del crimen organizado en todo el estado.
La caída del gobernador Fausto Vallejo junto con los líderes de los
Caballeros Templarios ofrecieron señales de un posible cambio, sobre
todo por la presencia de este grupo de hombres fuertemente armados que
llamaron la atención a escala internacional pues se consideró que era la
expresión legítima de los michoacanos de autodefenderse.
Tiempo
después tendríamos la información de que el propio gobierno de Enrique
Peña Nieto apoyó con armas, dinero y logística el nacimiento de los
autodefensas de Tierra Caliente a través del general colombiano Oscar
Naranjo quien fue visto en noviembre del 2012 en los pueblos de
Tepalcatepec y La Ruana donde emergieron las autodefensas, donde se
reunió con personajes cuestionados por sus vínculos con el cártel de
Jalisco Nueva Generación, los hermanos Juan José y Uriel Farías.
El general Naranjo, uno de los responsables de la formación de las
autodefensas en Colombia que posteriormente se convertirían en un nuevo
cártel, fue asesor en seguridad de Peña Nieto por un par de años.
Antes de regresar a su país a principios del 2014, Naranjo fue el
encargado de ayudar a la organización de las autodefensas en Tierra
Caliente de Michoacán, donde algunos de los líderes de este grupo armado
pasarían a formar parte de los nuevos grupos criminales que controla la
zona estratégica de esta entidad.
Ahora que ha iniciado un nuevo
gobierno en Michoacán con el perredista Silvano Aureoles, la situación
de violencia y la presencia del crimen organizado también han regresado.
Michoacán sigue siendo una plaza muy redituable para todas las organizaciones criminales y políticas.
Según la información que se desprende de documentos requisados a Los
Caballeros Templarios y de declaraciones del exgobernador priista Fausto
Vallejo, así como de líderes de distintos sectores económicos, las
ganancias obtenidas por el crimen organizado entre 2013 y 2014 se
estimaron en 31 mil 460 millones de pesos por la vía de extorsiones a
los mineros, productores de aguacate, empresarios y comerciantes
grandes, medianos y pequeños, por “cuotas”, venta de drogas y
secuestros.
Ahí es donde se centran los verdaderos intereses por
gobernar y controlar esta entidad que seguirá siendo el gran negocio
para el crimen organizado, para los grupos políticos o para los dos
juntos como ha sido desde hace más de una década.
Twitter: @GilOlmos
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