Por: Emma Martínez
(26 de enero, 2016. Revolución TRESPUNTOCERO).- Ana Patricia, dicen sus padres a Revolución TRESPUNTOCERO, es una más de las muchas mujeres que han muerto en Oaxaca.
“Mujer por su sexo, pero mi chamaca no pasaba de los 14 años, era una
niña todavía. No tenía novio, la mataron por no tenerlo. Conoció a un
muchacho afuera de la escuela de ahí, me comentan sus compañeros, la
llegaba a recoger todos los días, algunos para irse juntos por ahí y no
entrar a clases. Él es mecánico o lo era porque se fue después de aquel
día, huyó y nadie supo de él.
Todo el tiempo presumía que tenía ‘vara alta’ con los narcos de la
zona, pero que él no era delincuente, sin embargo tenía medios para
vengarse de quien le hiciera algo. Mi niña llegó un día asustada a la
casa, no quiso decir porqué y así se quedó varios días, no fue a la
escuela, dejó de comer, eso fue un mes antes de que la matara. Una
semana antes de nuestra tragedia le dijo a su madre que el muchacho que
era su amigo le había pedido que fueran novios y ella dejara su casa,
como ella le dijo que seguiría estudiando él le pegó una cachetada, que
por eso ya no quería ir a la escuela y tenía miedo, porque era muy
violento”.
La madre la regañó. Le dijo que nadie le podía hacer algo, porque
solamente bastaría con que no le hablara y cuando lo viera cambiara su
ruta de regreso a casa. Pero eso no fue suficiente, al cabo de unos días
él comenzó a seguirla, sin decirle nada, de lejos, pero no fue de
camino a la escuela que la asesinó. Fue un domingo, ella iba de regreso a
su casa, después de comprar el pan, él la llamó por su nombre y después
le dijo que era una ‘puta’, le apuntó con un arma y la adolescente
falleció al instante.
“Aquí en el Istmo enterramos a nuestras muertas y nos callamos la
boca, mi hija me duele como nada, pero no es la única a la que han
matado a balazos. Yo no conozco qué significa eso de feminicidios, es la
primera vez que escuchó eso, yo solamente sé que antes ese maldito
hombre había dañado físicamente a la niña y luego me la mató. Es un caso
que jamás olvidaremos, pero tampoco es que podamos hacer algo.
Si nosotros denunciamos nos agreden los policías, porque les
incomodamos, ellos no quieren hacer algo y entonces se enojan y
comienzan a amenazarnos a decirnos que somos nosotros los que tuvimos la
culpa y si seguimos insistiendo seremos nosotros a los que meterán
primero a la cárcel. Yo siento un dolor tan grande que quise tomar
venganza, no había ya nada que perder, las autoridades nos aseguraron
que no harían nada, no quedaba otra que hacer justicia yo. Primero pensé
que lo estaban escondiendo, porque supe dónde vivía y dónde trabajaba,
pero después me di cuenta que huyó el mismo día que acabó con la vida de
mi hija”, asegura uno de los padres de la menor.
Ambos padres, que han decidido mantener su identidad en anonimato,
aseguran que las armas de fuego entre los lugareños (hombres) son
comunes, “por eso nos callamos, por el narco, por las policías, porque
aquí principalmente a las mujeres se les dispara y como se tiene la idea
que valen menos que los hombres, se dejan los crímenes impunes.
En nuestra región matan a indígenas, a muchachas de escasos recursos y
también a las que tienen una buena posición económica, siempre sabemos
que a la hija de la vecina le disparó su pareja, que los mismos primos
disparan contra sus primas porque estás no quisieron tener relaciones
sexuales con ellos. Aquí cuando se trata de problemas con mujeres, los
hombres los arreglan a balazos, porque saben que nadie se atreverá a
denunciar”, explica la fuente.
Los asesinatos cometidos en contra de mujeres en Oaxaca con un arma
de fuego, han ido en constante aumento y de manera acelerada, provocando
que la entidad supere la media nacional, según da a conocer el Primer
Informe del Observatorio Nacional de Violencia Armada y Género (OVAG),
en este 2016.
Por su parte, la organización civil Consorcio para el Diálogo
Parlamentario y la Equidad, se ha pronunciado explicando que dicha
problemática forma parte de la falta de regulación en el uso de armas de
fuego, situación que coloca a las mujeres en una mayor vulnerabilidad.
“La situación la consideramos sumamente preocupante. Aunque comparado
con 2014, cuando hubo 109 asesinatos, finalmente no hay una claridad de
la situación en términos de acceso a la justicia para quienes fueron
privados de la vida”, da a conocer el organismo, además se asegura que
se han multiplicado las desapariciones de mujeres y ha aumentado la saña
con la que son privadas de la vida.
Según información del Informe Ciudadano sobre Feminicidio, realizado
por Consorcio para el Diálogo Parlamentario, de los 109 casos de
feminicidio ocurridos en 2014, 56 fueron por arma de fuego, es decir 51
%, y al menos dos de éstos fueron cometidos en el hogar.
“Día a día se conoce el caso de por lo menos una mujer víctima de
feminicidio en Oaxaca, la identidad se ha convertido en un peligro para
toda mujer, no importa quién sea, a qué se dedique o si es casada o no.
Estamos frente a una epidemia que, como todas, si no se combate crece y
va erradicando a la población, en este caso nuestro grupo, uno que ha
vivido entre la violencia y la sumisión y que hoy las consecuencias son
la muerte violenta, la cual es producida por un hombre que puede o no
tener relación alguna con la víctima”, asevera a Revolución TRESPUNTOCERO la activista y feminista Rosaura Castañón.
La también investigadora social, da a conocer que uno de los principales obstáculos para la detención de los feminicidios,
es el personal de los Ministerios Públicos y los jueces, quienes aun
cuando se les presenta casos donde una mujer fue asesinada en forma
violenta y se dan las bases que demuestra fue un feminicidio, pareciera
que para ellos no existe el tipo penal.
“Esto es producto del desconocimiento y desinterés de las instancias
vinculadas con la erradicación de la violencia contra la mujer, no les
importa capacitar y explicar a su personal en una de las principales y
graves problemáticas que padece nuestro estado.
A esto se le debe agregar la impunidad, si una mujer es quien fue
asesinada las investigaciones, cuando las hay, son más relajadas y con
menos profundidad, conclusiones al vapor y muchas sin fundamentos, lo
que facilita que los feminicidios sigan ocurriendo, dando vía libre a
los asesinos”, comenta Castañón.
La activista, como distintos organismos civiles, señala que la falta
de vigilancia por parte del Congreso del Estado para observar la
actuación de la Fiscalía y del Tribunal Superior de Justicia del Estado
de Oaxaca (TSJO), es parte de la impunidad, ya que nunca se ha pedido
cuentas sobre los recursos destinados a erradicar la violencia contra la
mujer, por lo que nadie sabe si dichos recursos se están aplicando
correctamente.
“Aunque es evidente que no es así, sí somos uno de los
primeros lugares en este tipo de muerte violenta. Otro de los problemas
importantes es que al gobernador no le importa la manera en que las
mujeres oaxaqueñas están siendo asesinadas.
No le interesa, por lo tanto es cómplice o autor indirecto, porque
todo el país conoce la situación en Oaxaca y la muerte de sus mujeres,
no es posible que el gobernador sea el único que no haya enviado un
mensaje convincente para las familias, donde prometa justicia”, afirma
Castañón.
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