11/25/2013

La Muestra : Berbverian: sound studio



Carlos Bonfil
Foto
Escena de la cinta del realizador inglés Peter StricklandFoto cortesía de la Cineteca Nacional

Años 70. Gilderoy (Toby Jones), un ingeniero de sonido británico, increíblemente retraído y con un fuerte complejo de Edipo, se ve atrapado en uno de los más sórdidos estudios de sonido en Italia, especializado en la post-producción de películas con mezcla de thriller, gore y erotismo, al estilo de Mario Bava o de Darío Argento.

Esa premisa inicial, el realizador inglés Peter Strickland (Katalyn Varga, 2009), la desarrolla de manera delirante en su cinta más reciente, Berberian sound studio: la inquisición del sonido. El referente a Franz Kafka es inevitable para describir la burocracia que difiere o cancela los gastos de traslado de Gilderoy y las vejaciones que con paciencia infinita debe soportar de un director tiránico y sus asociados técnicos.

Lo interesante es la manera en que lejos de parodiar una cinta de ese género de horror, Strickland se concentra en la fascinante producción de efectos sonoros (trituración de una sandía para simular la faena de destazar un cuerpo, chisporroteos de aceite hirviendo en un sartén, roces metálicos y una gran variedad de verduras) que manejadas con pericia producen sonidos insólitos.

Gilderoy es un todo un maestro en el asunto, pero su aventura personal se asemeja a las tortuosas peripecias que viven los protagonistas de la cinta para la que trabaja.

La película de Strickland es, ni duda cabe, desconcertante. Tiene algo de bluff para los aficionados incondicionales del gore y de ese giallo italiano que tanto éxito tuvo en las viejas carteleras, algo también de tributo cinéfilo a una manera artesanal de sortear los costos de producción y crear efectos que luego se generarían por computadora, y sobre todo una novedosa exploración del sonido y sus múltiples posibilidades dramáticas.

La trama dejará frío a más de un espectador con sus vericuetos caprichosos y sus diabólicas venganzas. Quedan como plato fuerte las alucinaciones de Gilderoy, los exabruptos del director Santini (Antonio Mancino), y ese inquietante paseo al filo de la realidad y la fantasía que finalmente sí remite al lenguaje tira cómica de aquel cine de horror italiano de los años 70 y 80.

Se exhibe en la Cineteca Nacional, sala 1: 12:00 16:30 21:00 horas.

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