[Ningún país ha dejado de pagar al organismo multilateral / Eladio Ortiz / El Financiero]
Clara Zepeda
Con una deuda total de 15 mil millones de dólares (unos 200 mil millones de pesos), México se ubica como el deudor más grande del Banco Mundial (BM), reveló Gloria Grandolini.
La directora del Banco Mundial para México y Colombia destacó que esta cantidad refleja todos los préstamos que ha hecho el organismo internacional que están canalizados a la parte pública, a la productividad, a los programas sociales y a la sustentabilidad, y que nuestro país tiene que pagar.
En entrevista con El Financiero, Grandolini garantizó que “México es muy buen pagador, así como todos los que le pagan al Banco Mundial. Los clientes son dueños del banco, es como una cooperativa. Ningún país ha dejado de pagar y México no lo ha hecho”, garantizó.
La deuda total con esta institución financiera internacional representa 1.3 por ciento del Producto Interno Bruto (PIB) nacional.
La responsable de los programas del Banco Mundial para nuestro país informó que el próximo 12 de diciembre el organismo y el gobierno discutirán el plan de estrategia para México para los próximos seis años, con base en el Plan Nacional de Desarrollo.
–¿Qué opina de la transparencia con la que el gobierno federal maneja los préstamos de organismos multinacionales?
–Es una de los esfuerzos que está emprendiendo la administración de Enrique Peña Nieto; es toda un área de reformas del sector público, cuyo objetivo es abrir más la información del gasto y hemos estado trabajando con ellos. Es necesario imprimirle mucha claridad de cómo gasta el gobierno.
–¿Cuántos prestamos en ejecución tiene México?
–Tiene 4 mil millones de dólares en préstamos activos, que equivalen a 12 proyectos. Esto ubica al país en el octavo lugar en términos de implementación.
La mayoría de estos recursos, 3 mil millones, están canalizados al área social, educación y oportunidades, y el resto a infraestructura y cambio climático.
Los riesgos de México no son de corto, sino de largo plazo: BM
Para el 2014, México no es un país que causará preocupación económica, la intranquilidad vendrá en los años subsecuentes, cuando vaya revelando los primeros resultados de las reformas estructurales que impulsó la presente administración, advirtió la directora.
Destacó que Peña Nieto está enfrentando toda la agenda estructural al mismo tiempo, pero reconoció que no en todas las reformas se pueden avanzar al 100 por ciento.
“Vemos voluntad de enfrentar todos estos retos y entender que no es solamente resolver uno o dos problemas, es una serie de temas que empujar”, dijo.
Apuntó que una de las reformas que va a necesitar tiempo para que incluya todo lo que se necesita es la fiscal, ya que ésta no resolvió problemas fundamentales de México, como es la dependencia del petróleo en términos de ingresos tributarios.
En cuanto a las perspectivas sobre las reformas energética, financiera o de competencia económica, Grandolini aseveró que hasta que no se tengan los paquetes finales que están atorados --como las reglas secundarias en la parte de Telecomunicaciones--, “nuestra posición es observar los próximos meses y poder decir qué impactos podrían tener”.
–¿México está aprovechando el “momento” o lo está dejando pasar una vez más?
–En los próximos cinco o seis años, sí estas reformas comienzan a reflejar los primeros resultados, México tendría que estar aumentando su productividad y su crecimiento potencial, actualmente de 3.5 por ciento; pero sobre todo, que haya reducido la brecha de desigualdad y de pobreza en todo el país.
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