Imagen retomada del sitio salud-hoy.residentes.com
Por: Alejandra Buggs Lomelí*
Cimacnoticias | México, DF.- “Tengo que ganar mucho dinero para ser feliz”, “quiero tener más trabajo para comprar la casa que tanto deseo”, “quiero cambiar mi auto”, “quiero que mi familia y yo viajemos más”, y no descansamos hasta conseguir esas metas que están construidas sobre el mandato social de que “valemos por lo que tenemos”, y si no logramos conseguir nuestras metas nos frustramos y nos sentimos intranquilas o intranquilos.
Es un hecho que en las sociedades occidentales sobrevaloramos la importancia del dinero y no nos damos cuenta de todas las cosas buenas que hay en nuestras vidas.
Como cuando nos permitimos simplemente ser quienes realmente somos y no somos lo que tenemos, logrando experimentar un sentimiento maravilloso de plenitud.
Cuando aceptamos quiénes somos, así como somos, confiando en el poder de nuestra energía interior, tomamos un paso esencial a través de toda nuestra travesía de vida, sincronizándonos con nuestros propósitos y con aquello que deseamos.
A partir de mi experiencia me he dado cuenta de que la incertidumbre entendida como “la falta de conocimiento seguro o fiable sobre una cosa, que especialmente nos genera inquietud”, es algo con lo que difícilmente podemos vivir y luchamos contra ella sin éxito con tal de no experimentarla.
La incertidumbre es un sentimiento incómodo para la gran mayoría de las personas, sin embargo, si dejamos de luchar y de nadar contra corriente, y nos abrazarnos a esa corriente que nos genera la misma incertidumbre dejándonos llevar por ella, podemos empezar a vivir en libertad, abundancia y paz.
Definitivamente se necesita coraje, no desde el enojo sino desde el impulso o arrojo suficiente para renunciar a seguir nadando contra corriente y dejar ir, para confiar en el tiempo del universo y sobre todo para encontrar nuestro ritmo y respetarnos.
Necesitamos creer en la posibilidad de abrirnos para tener acceso a esa verdad profunda, permitiendo entrar la fuerza del universo para conectarnos a ella, abriendo el canal de acceso al amor, a la fuerza y a la abundancia.
Meditar es una forma que nos permite llegar a sentirnos así, y a relajar nuestras emociones, porque a través de la meditación logramos acallar nuestros pensamientos y contactarnos con el poder que nos da ser conscientes de nuestra existencia.
La meditación, del latín “meditatio”, se refiere a un tipo de ejercicio intelectual. Según Pérez De Albeniz & Holmes (2000) “las diferentes técnicas de meditación se clasifican de acuerdo con su enfoque”(1).
Sin embargo, la realidad es que sea cual sea la técnica de meditación, al practicarla logramos dejar a un lado las preocupaciones y nuestra tendencia a querer controlar todo, cuando en realidad sabemos que no controlamos nada.
Cuando nos aferramos a una meta muchas veces nos decimos a nosotras y nosotros mismos: “Puedo ver claramente lo que quiero y deseo, entonces… ¿por qué si lo tengo tan claro no logro alcanzar mi meta?
La respuesta a esta pregunta tiene su origen en el “fino arte” y práctica del desapego.
Conforme nos desapegamos de todo lo que deseamos afuera, empezamos a “soltar” y suavemente nos vamos conectando con la sabiduría y con la libertad que la propia incertidumbre contiene.
El desapego implica aceptar la realidad por difícil que esta se muestre, requiere creer en nosotras y nosotros mismos, en otras personas y en la energía del universo.
Y confiar en que todo está bien a pesar de los conflictos o problemas que la vida trae consigo.
Con el tiempo nos damos cuenta que todo está bien porque vemos cómo las cosas más difíciles o dolorosas se solucionan y se acomodan de la mejor manera, porque hemos aprendido a soltar, a desapegarnos.
Son muchos los beneficios emocionales que el desapego nos proporciona a mujeres y a hombres como: tranquilidad, una profunda paz interior, ser capaces de dar y de recibir amor, y sobre todo utilizamos nuestra libertad para resolver de forma creativa nuestros problemas.
Podríamos pensar que por el rol de género somos las mujeres más apegadas a los afectos y los hombres más apegados a las cosas materiales, sin embargo, hoy en día en muchas sociedades podemos ver a mujeres apegadas a lo material y a hombres apegados al afecto.
Sea cual sea nuestro género, es importante darnos cuenta cómo el sistema patriarcal refuerza el énfasis en el tener y no en el ser, y ha limitado nuestra capacidad para creer en nosotras y nosotros mismos más allá de lo que tenemos, para confiar en “dejar que las cosas sucedan” como decía Fritz Perls, creador de la terapia Gestalt.
Dejemos que la paz y la tranquilidad lleguen a nosotras sin aferrarnos a lo que no es para nosotras.
Miremos detenidamente qué es lo que sí tenemos: el aire que respiramos, el oxígeno que nos permite vivir, nuestros cuerpos maravillosos, la belleza de estar vivas y vivos, salud, personas que nos aman y a quienes amamos, y todo lo que la naturaleza nos brinda.
Y entonces permitámonos creer, confiar y soltar para abrirnos sin control a lo que la vida nos ofrece día a día.
contacto@saludmentalygenero.com.mx
Twitter: @terapiaygenero
*Psicóloga clínica, psicoterapeuta humanista existencial, especialista en Estudios de Género, y directora del Centro de Salud Mental y Género.
(1)Wikipedia en español.
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