Las mujeres mayas de Chiapas luchan cada día en contra de la violencia en sus comunidades y en sus casas
Reporting On Resistances/Rebelión
San Cristóbal de Las Casas, Chiapas.
El 25 de noviembre de 1960, Patricia, Minerva y María Teresa Mirabal
fueron asesinadas por orden del entonces dictador dominicano Rafael
Leónidas Trujillo. En memoria de las 3 hermanas dominicanas luchadoras
y opositoras a la dictadura se conmemora cada 25 de noviembre el Día
Internacional de la eliminación de la violencia contra la mujer.
Solamente en el Estado de Chiapas (México) fueron asesinadas más de 80
mujeres en lo que va de año. A raíz del incremento de los feminicidios
se empezó en el mes de agosto una Campaña popular en contra de la violencia contra las mujeres
formada por organizaciones independientes y grupos de mujeres que ayer
marcharon en San Cristóbal de Las Casas en memoria de las 80
asesinadas. Caminaron desde la sede de la procuración de justicia hasta
la Plaza de la Resistencia en donde realizaron un mitin informativo y
colocaron las fichas de cada mujer asesinada en el Estado reivindicando
que las 80 tienen nombre, origen y familia. De estos 80 casos de
feminicidio son pocos que se han castigado y la mayoría siguen en la
impunidad.
Paralelamente, una comitiva de mujeres viajó hasta
Tuxtla Gutiérrez -capital del Estado de Chiapas- para presentar a las
instituciones la petición de Alerta de Violencia de Género (AVG). Al
mismo tiempo, el Observatorio de Género presentó la Alerta en el
Instituto de las Mujeres en la Ciudad de México. Dicha Alerta es un
procedimiento por el cual los organismos de la sociedad civil o de
derechos humanos, nacionales o internacionales, solicitan que sean
investigados hechos que “perturben la paz social por la comisión de
delitos contra la vida, la libertad, la integridad y la seguridad de
las mujeres en un territorio determinado”. La primera solicitud de
Alerta fue para Guanajuato, en 2009. La segunda, para el Estado de
México en diciembre de 2010, pero fue rechazada. La tercera, para Nuevo
León en enero de 2012, luego en el Estado de Hidalgo, en marzo 2013 y
en Guanajuato se presentó otra el 15 de abril de 2013.
La campaña contra la violencia y los feminicidios en Chiapas terminó
ayer la primera fase de lanzamiento, información, reivindicación y
denuncia y se prepara para la segunda fase: la formación de mujeres
como agentes contra la violencia.
Lucha contra la violencia
Las mujeres mayas de Chiapas luchan cada día en contra de la violencia
en sus comunidades y en sus casas. Como una tela de araña entreteje los
distintos ámbitos de sus vidas, desde lo más íntimo en el hogar,
pasando por la salud, la tierra, la educación o la comida. Para muchas,
el simple hecho de salir de sus casas puede llegar a ser un riesgo para
su integridad física.
Hoy, día Internacional de la no violencia
contra las mujeres, las representantes de la Madre Tierra de los
pueblos mayas de Chilón, Xitalha’, Ocosingo, Yajalón, Cancuc, Oxchuc,
Tenejapa, Huixtán, Tila y Tumbala salieron desde temprano en la mañana
a marchar a la ciudad de San Cristóbal de Las Casas para hacer memoria
y condenar el olvido de las víctimas de feminicidio. Contaron sus
historias de violencia y agresiones hacia su dignidad como mujeres,
indígenas y campesinas.
Resonó en la plaza de la Resistencia el
nombre de Ernestina Asensio, mujer indígena violada y asesinada por
militares entre otros miles de nombres de mujeres víctimas de
feminicidio o desaparecidas. Se denunció el alto índice de violencia
política mencionando los asesinatos de lideresas, activistas,
periodistas y defensoras de derechos humanos como Josefina Reyes, Bety
Cariño, Marisela Escobedo, Regina Martínez y Digna Ochoa así como la
detención arbitraria e ilegal de Nestora Salgado, coordinadora de la
policía comunitaria en Olinalá -estado de Guerrero-.
Hablamos
con Micaela Bautista, procedente de San Andrés Puerto Rico municipio de
Huixtán, quien comenta que "la violencia es como una tela de araña, no
deja de tejerse y reproducirse entre los hombres de la familia y la hay
de muchas formas, también la violencia hacia nuestro cuerpo, hacia
nuestras tierras, de las que nos están despojando y de nuestros
alimentos. Es muy triste. Me da mucho coraje ver que siempre hay
violencia, en todas partes y más por causa del alcoholismo y las drogas
en nuestras comunidades”. Micaela señala al gobierno como cómplice de
todo esto “porque le va bien que todos estén adictos para
desorganizarnos y confrontarnos” y se entristece cuando cuenta las
historias de sus vecinas que, “se enamoran, en 2, 3 días y ya son
esposas, estrenan sus cuerpos, se embarazan y luego, son abandonadas
otras golpeadas, y luego los jóvenes repiten este comportamiento”.
Herminia
López Zúñiga, de la comunidad de Santa Anita, del municipio de
Venustiano Carranza, no sabe leer ni escribir, pero desde hace 12 años
está organizando a su comunidad para parar la violencia en contra de
las mujeres. Comenta que la discriminación hacia las mujeres en las
comunidades indígenas es aún peor y que “a muchas les cuesta denunciar
abusos, les da temor su esposo”. También señala al gobierno como
responsable de no resolver los feminicidios que hay en los pueblos.
“Hace 12 años, en las comunidades veíamos que las niñas se iban al
mercado y ya no regresaban o las encontrábamos en pedacitos en las
calles o en un terreno baldío. Era muy doloroso. Empezamos a luchar y a
buscar aliadas en organizaciones de derechos humanos”. Ahora, son unas
60 mujeres de municipios cercanos al suyo que se reúnen periódicamente
para informarse y formarse como luchadoras contra la violencia de
género. “La mayoría de mujeres hablan tseltal o tsotsil y no saben leer
ni escribir pero son defensoras de sus derechos”, comenta. Junto con
ellas organizan talleres sobre violencia de género y de capacitación
como defensoras de derechos humanos.
Herminia comenta que
algunos hombres se unen a la lucha pero que les cuesta “ellos piensan
que si nos organizamos ya no van a poder mandar. Les explicamos pero es
muy lento con ellos. A veces hasta a las mismas mujeres les cuesta
aceptar que es necesario que nos organicemos”. También nos habla de la
cantidad de mujeres que llegan a Chiapas y son obligadas a
prostituirse. “Son explotadas sexualmente y obligadas a vender su
cuerpo y el que gana dinero es el que las obliga”. Al final de la
plática asegura que “lo que nos queda es hacer nuestra propia justicia
pues ¿si el gobierno no nos la da? ¿Qué hacemos?”.
Hasta
mediodía continuamos escuchando historias de mujeres que se quedan
solas en sus casas por la migración de sus maridos e hijos, mujeres
asesinadas por los maltratos de su esposo, de su novio, repetidas
denuncias de los feminicidios que quedan impunes, y la violencia
relacionada con el despojo de tierras a las mujeres campesinas. “Las
tierras son nuestras y el gobierno y las empresas transnacionales
quieren arrebatárnoslas. Exigimos justicia y respeto a nuestra
dignidad. No queremos violencia. Muchas no sabemos hablar ni escribir y
por eso el gobierno discrimina. Ahora defendemos madre tierra como
debemos cuidarla como campesinas y trabajadoras”, declama un grupo de
mujeres que se acerca a conversar mientras en el templete de la plaza
de la resistencia siguen las denuncias y las demandas a las autoridades municipales estatales y federales.
Blog de la autora: http://martamoli.wordpress.com/
No hay comentarios.:
Publicar un comentario