1. Una Reforma Educativa que no tiene nada que ver con la educación
El gobierno de Peña Nieto no ha detenido la violencia, promovido el
desarrollo económico, impulsado la democratización del país, respetado
los derechos humanos y sociales o gobernado la catástrofe social en la
que se hunde México. Lo único que ha hecho este gobierno, que se hizo
del poder ejecutivo por un fraude electoral, es seguir promoviendo de
manera dogmática las contra-reformas neoliberales que subordinan los
intereses y derechos del pueblo trabajador y de la nación a la dinámica
e intereses del capital transnacional (privatizar, mercantilizar,
explotar, aumentar sus ganancias). Con un lenguaje orwelliano que
invierte todo, a esas contra-reformas les llama "reformas" y al control
administrativo y burocrático de los maestros lo nombra "educativo". De
esta manera nació la mal llamada "Reforma Educativa".
Si se
examinan los documentos de esta contra-reforma (Ley General de
Educación, Ley General del Servicio Profesional Docente y Ley del
Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación) toda la compleja
cuestión de la educación se reduce a la promoción de la "evaluación"
del llamado "servicio docente", instituyendo un control administrativo
sobre los trabajadores docentes. No por casualidad, en estos documentos
nunca se habla de nuevas formas de promover aprendizajes, contenidos de
enseñanza, reforma curricular, innovación pedagógica, etc. En realidad,
como nos consta por casi 30 años de neoliberalismo en nuestro país, a
los gobiernos neoliberales nunca les ha importado la educación pública.
De hecho, el neoliberalismo se define como un ataque desde el Estado
contra lo público, lo común y lo gratuito para privatizarlo y
mercantilizarlo, aunque con ello niegue las obligaciones
constitucionales del poder político público. Es por eso que en estos
últimos años hemos sufrido constantes recortes del presupuesto público
para la educación así como el cumplimiento al pie de la letra de los
lineamientos de los organismos financieros: privatizar la esfera
educativa pública y volverla una mercancía, no ampliar la oferta de
educación superior, promover la educación técnica, instituir formas de
"evaluación", imponer el absurdo de la prueba Enlace, etc.
-Si no se pretende mejorar la educación en nuestro país, ¿qué fin tiene esta contra-reforma mal llamada educativa?
-Esta medida es un paso más en el proyecto neoliberal de asfixiar a la
educación pública y promover su privatización. Pero esta contra-reforma
también tiene una finalidad política: busca controlar al magisterio,
tanto al del charrificado SNTE como al de las fuerzas disidentes. En
realidad, es una contra-reforma administrativa-laboral que elimina los
derechos básicos de los trabajadores de la educación.
2. Una Reforma que en realidad es una contra-reforma laboral
Las reformas sociales concretan reclamos de libertades, derechos,
justicia así como pactos históricos que incorporan a las leyes y
constituciones tales reclamos. Sin embargo, a los gobiernos
neoliberales no les interesa hacer reformas, ampliar libertades y
derechos, introducir justicia. Por lo contrario, su único propósito es
desmontar, derrumbar, desarticular las reformas sociales, consagradas
en la Constitución, para permitir el desbocamiento, el flujo
desregulado, del capital. Esta mal llamada "reforma" es en realidad una
contra-reforma de carácter laboral que anuncia el desplazamiento del
control charro de los trabajadores por el control directo del Estado
mediante la negación de derechos laborales básicos (estabilidad,
contratación, defensa sindical) y formas de "evaluación" punitivas.
Los antecedentes de esta medida los podemos encontrar en el ataque al
SME, violando toda la legislación laboral, así como en la imposición de
la reforma laboral, que ya tiene graves consecuencias entre
trabajadores y sus organizaciones gremiales: 480 mil empresas ya han
planteado ante la Secretaría del Trabajo la disolución de los
sindicatos.
Todo indica que el PRI abandona el control
corporativo, el control charro sobre los trabajadores, por la
experiencia de Elba Esther Gordillo. Con ella se demostró que este
control sale muy caro para los neoliberales y puede volverse una fuerza
mercenaria que se vende al mejor postor en los procesos electorales. Al
parecer, se apuesta por el control directo de los trabajadores
eliminando derechos básicos, con la amenaza directa de despido y la
supresión de la intervención sindical en la defensa laboral, lo que nos
retrotrae al siglo XIX, intentando suprimir las conquistas de los
trabajadores del siglo XX.
3. Una declaración de guerra contra los trabajadores de la educación
Lo que el magisterio nacional ha vivido en estos últimos días es una
abierta declaración de guerra por parte de este nuevo gobierno
neoliberal, con la complicidad de los partidos que integran el
malhadado Pacto por México: el PRI, el PAN y el PRD.
Si los
contenidos de la reforma son un ataque contra los derechos laborales
básicos, las formas de imponerlos implican una estrategia casi militar
que incluye una alianza política, un bloque histórico que integra al
PRD al dominio neoliberal, así como tácticas divisionistas que incluyen
el linchamiento mediático-ideológico de las acciones civiles de los
profesores, buscando criminalizar toda protesta social y limitar los
derechos políticos. Además de esta lucha ideológica del bloque político
en el poder, que cuenta con la ayuda de los medios de comunicación de
masas, el gobierno usa otras tácticas como desvirtuar la protesta con
provocadores, hacer descuentos y amenazas de despidos, repartir
migajas, etc.
En esta batalla, por cierto, no sólo se
combate al magisterio del SNTE o de la CNTE. Esta declaración de guerra
está dirigida contra todos los trabajadores de la educación. Esta
contra-reforma laboral primero se ha impuesto en la educación básica,
primaria, secundaria y bachillerato. Pero, si esta imposición se
capitaliza, luego se extenderá entre los trabajadores universitarios,
que de por sí ya sufren limitaciones laborales significativas. En
educación superior, la productividad y la competencia desde hace años
se ha impuesto, así como los contratos temporales a los docentes, la
desaparición de las plazas de investigador asociado o de tiempo
completo.
¿Qué pretende esta guerra?
-Vigilar, castigar y controlar a los trabajadores educativos; someter a
la fuerza organizada de trabajadores más significativa del país; aislar
sus luchas para derrotarlos y depurar al sistema educativo de las
fuerzas disidentes. Pero, más allá del magisterio y los trabajadores de
la educación, esta contra-reforma pretende proporcionar un castigo
ejemplar al conjunto de la clase trabajadora e imponerle una derrota
histórica.
-Esta guerra también busca que el Estado, al
servicio de la oligarquía y de la dinámica de un capital desregulado,
tome el control de lo educativo con la forma ideológica de la
evaluación para seguir aplicando las políticas neoliberales.
4. ¿Qué hacer?
-Organizar una verdadera y masiva insurrección magisterial a lo largo y
a lo ancho del país que luche por la abrogación de las llamadas
"reformas educativas".
Para ello es necesaria la
organización, sin sectarismo alguno, de un frente unitario amplio que
luche por un objetivo común: la abrogación de las reformas y adiciones
a los artículos 3° y 73° constitucionales del decreto de fecha 26 de
febrero de 2013, así como la abrogación de las leyes secundarias : Ley
General del Servicio Profesional Docente, Ley del Instituto Nacional de
Evaluación Educativa y las reformas a las Ley General de Educación.
También es necesario demandar la liberación inmediata y sin condiciones
de los presos políticos y de conciencia del magisterio.
Mientras se organiza este frente unitario es necesario fortalecer y
rehacer el poder sindical de base para la defensa de los trabajadores
en cada escuela, seguir batallando por democratizar las organizaciones
sindicales, dar la lucha en el campo de las ideas, así como generar
consenso entre los propios docentes, ganar el respaldo del pueblo
trabajador, de los padres de familia, de las organizaciones sociales y
de los pueblos.
En resumen: se trata de enfrentar esta
guerra de manera estratégica, organizando una gran fuerza nacional, con
acciones coordinadas, evitando provocaciones o acciones que
desprestigien al movimiento, esclareciendo el contenido real de esta
mal llamada "reforma educativa" y planteando alternativas (que muchas
fuerzas del magisterio tienen) que realmente mejoren la educación
pública.
5. De la lucha sindical a la batalla política
Sin embargo, es necesario comprender que la contra-reforma
laboral-administrativa es una declaración de guerra: se pretende
derrotar al magisterio para someterlo y para que el Estado controle por
completo la educación. Debe quedar claro que este ataque rebasa la
lucha sindical. No se sugiere, por supuesto, abandonar la lucha
sindical pero sí entender que se lucha contra una política de Estado.
Que ya es, se quiera o no, una lucha política.
Por eso, se
debe pasar ya a la lucha política: a la batalla por la disputa del
poder. Ello requiere, desde luego, un nuevo instrumento político, una
Organización Política del Pueblo y los Trabajadores (OPT), y una lucha
hegemónica, construyendo un poder popular alternativo.
Ya es hora de empezar a organizar esta lucha.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario