2/08/2020

Milagro Sala, dirigenta social y diputada del Parlasur, presa hace cuatro años: "Lamentablemente EEUU avanzó muchísimo en Latinoamérica"

Fabio Belaich

Entrevista a Milagro Sala, dirigenta social y diputada del Parlasur

Por Gerardo Szalkowicz*
Milagro Sala está detenida desde el 16 de enero de 2016, poco después de ser electa diputada del Parlasur. Lo que iba a ser una entrevista se transformó en seis horas de intimidad en la casa donde cumple prisión domiciliaria. Mujer, indígena, dirigenta social, presa política en la provincia de Jujuy desde hace más de cuatro años, Sala habla de todo: el nuevo gobierno argentino, la actualidad latinoamericana, el feminismo, la persecución que sufre y las obras construidas por su organización. Una radiografía de su vida hoy.
Raúl se asoma por el balcón y su cara de viejo sabio propaga una voz parsimoniosa: “No escuché el timbre pero los sentí, pasen que está abierto”. Segundos antes, una pequeña tropa de veinteañeros polis de civil interrumpía su aburrimiento en la Hilux gris para abordarnos y registrar en un cuadernito nuestros nombres y documentos, y que “de dónde son”. El sol mañanero de verano reverbera inclemente en el barrio Cuyaya de San Salvador, pero es un calor amable, no pegajoso. Al cruzar el umbral nos envuelve una imponente casona de dos plantas con muebles de madera y repleta de cuadros, adornos, diplomas, fotos: predominan en las paredes la simbología indígena y los rostros de líderes latinoamericanos. Y, por supuesto, la imagen omnipresente de la dueña de casa, a quien aguardamos en un sillón mientras termina de bañarse.
En la previa nos reciben una compañera que ceba los primeros mates y el periodista y escritor Raúl Noro, que nos habla con extrema amabilidad desde su activismo en el movimiento humanista de Silo hasta de las expectativas de que su compañera recupere la libertad. Desde la cocina-comedor suenan voces intercaladas, allí una decena de militantes de la organización Tupac Amaru participa en un curso de formación sobre oratoria. Cuando ella aparece al pie de la escalera, todo parece empezar a orbitar alrededor suyo. Da algunas indicaciones, bromea algo con Raúl y nos saluda: “Hola, soy Milagro”, como si hiciera falta… Viste short, musculosa y varias cadenitas y pulseras artesanales. Sólo desentona en su cuerpo la tobillera electrónica negra amarrada a su pierna derecha. Lo que sigue no estaba en los planes: seis horas en el cotidiano de Milagro Amalia Ángela Sala, mujer, indígena, negra, luchadora social. Presa política en la provincia de Jujuy desde hace más de cuatro años.
Milagro no para un segundo. Va y viene frenéticamente. Da instrucciones todo el tiempo. Organiza y ordena también vía celular. Despotrica constantemente contra el poder político-judicial-mediático de Jujuy por la persecución y la demonización que sufren ella y su organización. Hoy la atraviesa una obsesión, que se visibilicen las obras de la Tupac: “Basta de ´milagrismo´, de hablar tanto de mí, tenemos que mostrar todo lo que construimos y que el gobierno de (Gerardo) Morales destruyó”.
Está ansiosa por compartir el video que acaban de terminar que recopila imágenes del extendido laburo territorial de la organización, truncado desde inicios de 2016. Pide que lo difundamos. Se queja de que nadie habla de eso. Menciona a cada rato unos planos recién hechos que finalmente le traen entrada la tarde. Son once gigantografías, una por cada barrio que edificó la Tupac en diferentes localidades de la provincia.

Ahí están las maquetas de lo construido: más de ocho mil viviendas, escuelas, centros de salud, fábricas textiles, bloqueras y metalúrgicas, polideportivos, piletas, centros culturales, hasta un parque acuático… Proyectos urbanísticos integrales que prefiguraban una nueva institucionalidad y que hoy son tierra arrasada.
¿Por qué creés que se ensañaron tanto con vos y la Tupac? ¿Qué es lo que tanto les molestó?
La organización tocó varios intereses de los grandes poderosos. Por ejemplo, cuando comenzamos a construir las viviendas las empresas de construcción pegaron el grito en el cielo. Al principio no entendíamos por qué, pero después empezamos a ver que la construcción deja mucha plata, entonces resolvimos que esa plata había que ponerla en el barrio, urbanizar. No nos quedamos sólo en la crítica. Nunca quisimos competir con el Estado, esa fue una de las propagandas de la derecha, decían que teníamos un gobierno paralelo, pero nosotros sólo buscamos cubrir la necesidad de los compañeros, el bienestar de los jujeños. Nos dicen violentos pero los violentos son ellos, te aplican la violencia “respetuosamente”, sin decir una mala palabra.
Salta a la vista también el racismo, el odio de clase…
Ellos estaban acostumbrados a que las piletas, las mejores clínicas, las mejores escuelas, son sólo para los ricos, los empresarios, los hijos de. Nunca se han imaginado que los negros, los collas, sabemos pensar y que podíamos nosotros mismos mejorar la calidad de vida de los que menos tienen. No nos perdonan que hayamos abierto conciencias.
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Llama la atención en las imágenes que comparte el piberío en las piletas. Es evidente que fueron prioridad. En todos los barrios construidos había al menos una pileta. Tal vez una suerte de revancha por los recuerdos de su infancia: Milagro fue abandonada de bebé en una caja de zapatos y la adoptó una familia de clase media acomodada, cuenta que una vez entrando a una pileta con sus hermanos a ellos los dejaron pasar y a ella no “por ser negrita”.
A los 14 años descubrió que era adoptada y se fue de la casa. Ahí comenzó la vida callejera y bardera, que incluyó lustrar zapatos, vender helados, pero también el robo y la venta de sustancias. Más de una vez cayó presa. Hasta que un par de años después se acercó a la Juventud Peronista de la mano del entonces gobernador Carlos Snopek, luego al gremio ATE y empezó un camino de acelerado crecimiento militante hasta convertirse en la principal dirigenta social de la provincia.
Hoy está nuevamente privada de su libertad, con 16 causas en curso y una condena de 13 años acusada de liderar una asociación ilícita. Sin embargo, ya es indisimulable la arbitrariedad de la corporación judicial. Por si faltaba otro botón de muestra, recientemente se difundieron unos audios filtrados de Pablo Baca, presidente del Superior Tribunal de Justicia jujeño, en los que admite sin eufemismos: «Milagro está presa porque ese bendito tribunal entiende que si ella está suelta es un peligro para el gobierno; no por sus delitos, sino para que no tengamos que volver al quilombo permanente, a los cortes, a la quema de gomas». Baca era diputado de la UCR cuando fue nombrado por Gerardo Morales en una polémica ampliación del tribunal. Pese a esto, el lunes el gobernador Morales subió la apuesta: «Yo no entiendo por qué Milagro Sala no está en una cárcel común».
“Siento mucha indignación, es un acto tremendo de injusticia lo que estamos viviendo los presos políticos de Jujuy” –enfatiza Milagro abriendo bien grandes los ojos-. Acá la Justicia pertenece al partido radical, no hay una Justicia independiente. Encima a ningún preso con domiciliaria le ponen tantas restricciones como a mí, policías en la puerta, en la esquina, en la otra esquina, me dicen cuántas personas pueden entrar. Ni siquiera a los genocidas les ponen esas restricciones”.
Además de pelear por tu libertad, se nota que tenés la energía puesta en la reconstrucción de la Tupac. ¿Qué cosas en este reimpulso creés que deben hacer diferente en clave de autocrítica en relación a la etapa anterior?
Después de la década de 1990 muchos de nuestros compañeros estaban desocupados. Por eso lo primero fue cubrir las necesidades básicas, y nunca tuvimos tiempo para formar cuadros. En eso fallamos, en la formación de cuadros. Tal vez lo que nos pasó nos habría agarrado de otra manera. Por eso mi obsesión hoy es que formemos a los jóvenes, hay que darle lugar a la juventud.
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La citaba estaba pautada de 10.30 a 12 hs. Pero son más de las cuatro de la tarde y ahí seguimos, ya pasados unos cinco termos de mate endulzado con stevia y un almuerzo de pescado relleno en una larga mesa con tupaqueros y tupaqueras, la familia ampliada de “La Flaca” que circula permanentemente por la casa-bunker y nunca la abandona. Aun no pudimos hacer la entrevista formal. “Los porteños siempre apurados”, chicanea ante la insistencia. Hasta que sobre el final de la tarde tira las palabras mágicas “bueno, hagamos la notita”. Y queda un último rato para el intercambio mano a mano.
¿Qué lecturas hacés de la actualidad latinoamericana? ¿A qué atribuís la recomposición de las derechas en la región?
Pienso que en estos últimos 10, 15 años Estados Unidos viene perdiendo en la economía con Europa y con China, y como que descuidaron América Latina. Y ahora están viniendo otra vez con todo a apoderarse de nuestras riquezas, vienen a buscar el petróleo, el litio, los minerales. Por eso apuntan tanto a Venezuela, ¿hace cuánto quieren entrar a Venezuela y el pueblo organizado no los deja? Y ahora se metieron con Bolivia. Lamentablemente EEUU avanzó muchísimo en Latinoamérica, y eso significa más saqueo, más pobreza. Pero también hay mucha resistencia de los pueblos organizados, como en Chile donde el pueblo reaccionó después de 30 años. La única manera de frenar al neoliberalismo es resistiendo en las calles, no nos queda otra.
Y en particular ¿cómo viviste el golpe de Estado en Bolivia, y lo que siguió, estando tan cerca nos sólo geográficamente?
Con mucho dolor, entre Bolivia y Jujuy pasa un puente nomás, la mayoría de los jujeños somos descendientes de bolivianos, mi abuela era boliviana. Que maten a tantos compañeros solo por defender su origen es muy doloroso. Los matan porque son indígenas, por vestir pollera, es el odio visceral que tiene la derecha, que nunca soportó que por primera vez tengan derechos. Me da mucha tristeza también por Evo, el hermano que más nos representa y el que dignificó a todos los pueblos originarios de Latinoamérica.
¿Cómo evaluás el primer tramo del nuevo gobierno nacional?
Alberto (Fernández) prometió aumentarles a los jubilados, a los estatales, reactivar la economía, y creo que viene cumpliendo. Falta mucho, pero ya dio los primeros pasos. Lo que se ve es que está trabajando mucho para levantar el país, por ejemplo lo de la Mesa contra el Hambre es muy positivo. Es un excelente compañero.
-Y en relación a la controversia que generaron sus dichos de que en Argentina no hay presos políticos, ¿qué te provocó?
Soy respetuosa de su opinión, no soy quién para decirle si tiene o no razón. Él es abogado, yo simplemente una militante. No voy a entrar en esas discusiones. Yo me guardo…
¿Cómo te interpela el crecimiento del movimiento de mujeres, la “revolución feminista”? ¿Qué pensás de este cambio cultural desde tu lugar de mujer indígena?
-A mí me emociona que las mujeres se estén empoderando. Cuando fue la marea de pañuelos verdes en el Congreso me gustó mucho porque la mayoría eran chicas jóvenes, es muy bonito que salgan a pelear por sus derechos. La Tupac Amaru fue la primera organización social que aplicó el feminismo, quizá sin decirlo explícitamente, empoderamos a las mujeres, en ninguna parte del país había mujeres que trabajaban en la construcción y en la Tupac teníamos 70% de mujeres trabajando en la construcción, responsables de las obras, de las fábricas. Las dignificamos, quizá sin mencionar el término feminismo. Lo mismo con el matrimonio igualitario, dimos muchas casas a parejas del mismo sexo, que en el Instituto de Vivienda se las negaban.
¿Algo más que quisieras agregar?
Queremos un país justo, que los jueces tengan independencia, que se haga justicia por Santiago Maldonado, por Rafael Nahuel, por los hermanos mapuche que son continuamente avasallados por Gendarmería y por los grandes empresarios para seguir robando nuestros territorios. Y acá en Jujuy que las empresas mineras dejen de sacarles el agua a los pueblos originarios, que devuelvan las tierras que les robaron gracias a jueces y fiscales.
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En uno de los tantos llamados que hace, Milagro menciona algunas cuestiones logísticas e insiste mucho en que “busquen todas las banderas que haya”. Luego explica que la idea es tener a mano las banderas de la Tupac que hay en cada casa, y sonríe: “Estamos preparando la salida”.
(*) Periodista. Editor de Nodal. Colabora en diversos medios como Tiempo Argentino, TeleSUR, Rebelión, ALAI y otros. Autor del libro “Norita: la Madre de todas las batallas” y autor, junto a Pablo Solana, del libro “América Latina. Huellas y retos del ciclo progresista”. Conduce el programa radial “Al sur del Río Bravo”.

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