Detrás de la Noticia
Ricardo Rocha
Los seres humanos somos cíclicos por naturaleza. Así que resulta inevitable intentar la síntesis de lo que han sido los primeros 365 días del gobierno del presidente Enrique Peña Nieto; en el entendido de que no todos los males ni todas las virtudes puedes ser atribuibles a él, a menos que sigamos con la perniciosa costumbre del presidencialismo a ultranza.
Está claro que los dos grandes déficits heredados por la docena trágica de Fox-Calderón no pudieron contrarrestarse y mucho menos revertirse: 60 millones de pobres, 20 millones de hambrientos, 8 millones de ninis, 7 millones de desempleados y 6 millones de analfabetas son una carga gigantesca cuyas cuentas por pagar nos atan al pasado y nos cancelan el futuro; del mismo modo, la espiral de la violencia ha seguido en ascenso y si bien ha habido avances como en el número de homicidios a “sólo” 12 mil, comparados con los 17 mil del último año calderonista, se han incrementado delitos como la extorsión y el secuestro. Una escalada que ha dado origen al preocupante fenómeno de los comunitarios y las autodefensas que se han convertido en microestados dentro del Estado, sobre todo en Michoacán y Guerrero, donde ahora hasta una nueva guerrilla acaba de surgir, en reacción a las ejecuciones sistemáticas de líderes sociales en los meses recientes.
En compensación habría que reconocer el dinamismo y energía que han desplegado Peña y algunos de sus secretarios en el impulso a reformas estructurales impensables hace apenas unos años. Aunque al final han cedido terreno respecto a las propuestas originales, hay inobjetables avances en las de educación, telecomunicaciones, financiera y hacendaria.
Justo en este punto nos encontramos después del primero de diciembre a la vista de La Madre de Todas las Reformas: la energética. Tan prioritaria que ya se han cometido numerosos pecados en su nombre durante las negociaciones de todas las anteriores. Aunque la última aduana está resultando costosísima y caótica: la reforma político-electoral. Una condición inexpugnable del PAN como moneda de cambio con el PRI por los votos azules en la energética. Pero por lo pronto, un engendro frankensteiniano: con leyes que sólo benefician a los partidos y a los propios legisladores vía la reelección de diputados, senadores y alcaldes; que deja fuera a los ciudadanos al no incluir la consulta popular y la reforma política para el DF, con lo que millones seguiremos siendo mexicanos de segunda; y que incluye aberraciones como tirar a la basura una marca registrada como el IFE para inventar, pegar y remendar pedazos de un monstruo llamado INE que ni estará concentrado, ni desconcentrado, ni será un solo ente nacional, ni serán entidades estatales independientes.
Pero, más allá de la irritación por la político-electoral, se viene encima la radicalización por la energética. Y el escenario es más que complejo: comienzan dos semanas decisorias para el futuro del país. Pocos periodos tan breves y tan intensos serán tan definitorios para México en el corto y largo plazos. Son muchos los factores del apresuramiento que nos han llevado al límite del paroxismo. Aquí algunos de ellos: el retraso en los debates legislativos influenciados por los intereses partidistas, como es el caso de la postergadísima elección de los consejeros faltantes del IFE o la definición de las leyes secundarias en telecom. Aunque el foco de atención siga en la reforma energética que, según cálculos cupulares, debiera estar aprobada el 15 de diciembre, lo que en paralelo envía señales perturbadoras: el PRD está fuera del Pacto y de la discusión formal en el Congreso; la amenaza de los cercos de Morena al Senado y San Lázaro encabezados personalmente por AMLO, con el apoyo del SME y la ahora célebre CNTE pondrá a prueba a los gobiernos de Enrique Peña Nieto y Miguel Ángel Mancera. Lo dicho, un coctel inquietante.
PD. Al momento de concluir estas líneas me entero del internamiento de Andrés Manuel López Obrador en Médica Sur. Creo que unánimemente debemos desear su pronto restablecimiento.
@RicardoRocha_MX
Periodista
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