6/20/2014

Evidente confusión mental


La ultraderechista Fundación FAES otorga el Premio a la Libertad a Enrique Krauze


Una agrupación de las más furibunda, primitiva y recalcitrante derecha española, pomposamente llamada Fundación para el Análisis y los Estudios Sociales (FAES) ha otorgado al ciudadano mexicano Enrique Krauze el Premio FAES a la Libertad.

Hasta el momento las agencias internacionales de noticias no han informado si el premio ese es sólo un papel (diploma, certificado, reconocimiento) o si está dotado de una modesta o generosa dotación de euros. Si hay dinero de por medio, cabe felicitar a don Enrique, pues en épocas de crisis económica siempre caen bien algunos ingresos adicionales.

Pero si no es este el caso, puede no ser conveniente la felicitación, pues quizás a don Enrique no le haya caído bien un premio con el fétido tufo del fascismo. Y sería apenas lógico, pues Krauze no se reconoce como un fascista. En su propia opinión, él es un liberal, alejado lo mismo de fascistas, comunistas, imperialistas, derechistas e izquierdistas.

Porque cómo está eso de recibir un premio de una agrupación de extrema derecha y decir que el premiado no es de derechas. Y, como don Enrique sabe bien, el carácter derechista, pro imperialista, guerrista y racista de la FAES es absolutamente indiscutible. ¿O tiene dudas Krauze sobre ese carácter nada oculto a los ojos del planeta?

Para constatarlo basta con saber quién preside la organización de marras. El presidente, jefe o caudillo (seguramente por la gracia de Dios) es el conocido franquista y ex presidente de España, José María Aznar. ¿O habrá quien piense que Aznar es un izquierdista embozado e infiltrado en la mismísima presidencia de una organización de estirpe nazi? ¿O habrá quien diga que Francisco Franco, aliado de los nazis, no era un nazi sólo porque en lugar de cámaras de gas y hornos crematorios prefirió los paseos con balazo en la nuca y los fusilamientos masivos?

Quizás involuntariamente, lo que han hecho Aznar y la FAES es colocarle en la frente una bonita pero tétrica etiqueta con la palabra fascista a un ciudadano mexicano que no se considera a sí mismo un fascista. Pero cómo negarse: no es fácil renunciar a los halagos (aunque sean envenenados), al dinero (si es el caso) o al culto a la personalidad propia, no obstante que dicho culto provenga de auténticos criminales de guerra como su Ilustrísima Excelencia don José María Aznar .

¿O alguien va a negar el carácter de criminal de guerra de Aznar, entusiasta copartícipe de la invasión militar y la destrucción de Irak, con sus millones (millones) de víctimas inocentes, entre muertos, mutilados, heridos, huérfanos y desplazados?

Ya en un plano más personal, más íntimo, ¿no le dará vergüenza a Krauze recibir un cartón elogioso de las manos ensangrentadas del carnicero de Irak? ¿De un conspicuo representante del franquismo, ideología y práctica criminales con las que, dice don Enrique, no se identifica? ¿Cómo seguir ostentándose como liberal luego de recibir premio, dinero, elogios y aclamaciones de la cúpula del fascismo español?

Así las cosas, asunto del premio a don Enrique trasciende el plano político, ideológico y cultural para colocarse nítidamente en el ámbito psiquiátrico, puesto que se trata de un evidente caso de esquizofrenia, de confusión mental, de pérdida del rumbo, de desconocimiento del propio yo, de fallas graves de personalidad.

No soy franquista, pero me dan un premio (y lo acepto gozosamente) los franquistas; condeno la guerra, pero acepto un premio proveniente de una organización que preside un célebre criminal de guerra; censuro públicamente el culto a la personalidad, pero lo promuevo y disfruto cuando se trata del culto a mi propia personalidad. Evidente confusión mental.


Rebelión ha publicado este artículo con el permiso del autor mediante una licencia de Creative Commons, respetando su libertad para publicarlo en otras fuentes.



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