6/18/2014

La expropiación no es juego de futbol


Manuel Fuentes  

Momentos difíciles vive el país mientras legisladores priístas, panistas y del verde ecologistas aprueban proyectos de ley contra la Nación mientras millones de personas enfocan su atención futbolística

Curiosamente mientras se enarbola la patria en un balón, la soberanía nacional se pierde de manera estrepitosa como si fuera cosa de juego.  

Las empresas extranjeras entran a nuestro país con derecho de picaporte constitucional y se convierten en dueñas de los recursos nacionales de manera automática por sobre sus dueños originarios.

Los grupos campesinos y sus tierras están en la mira y serán las primeras víctimas de este oprobio.  Las leyes de expropiación se están adecuando para que no procedan los amparos y tampoco los reclamos legales de cualquier tipo ante la autoridad que sea.  

La resistencia de los afectados, de cualquier forma, será ilegal.  

La defensa que puedan hacer grupos campesinos de sus tierras será un delito y los argumentos del Estado tendrán como sustentóacciones penales y la represión como ejercicio político.

La soberanía como concepto se ha alterado de manera presurosa por los legisladores oficiales. Ahora será prioridad la exploración, la extracción y el transporte del petróleo por las empresas privadas extranjeras antes que la soberanía nacional.

Nada por encima de los intereses privados.  Ni los cultivos, viviendas, ni centros de trabajo o escuelas.  Si hay presunción de la existencia de petróleo o gas en el subsuelo pasarán las barrenadoras por encima de quién sea con el amparo de la ley.

La búsqueda del petróleo, su extracción, su transportación por empresas extranjeras será de interés superior y nacional sobre cualquier derecho.  Los jueces darán la protección para quién quiera destruir y horadar tierras nacionales y no para quienes quieran proteger los recursos naturales.

Los ecologistas que ahora asesinan, persiguen secuestran con el permiso o negligencia gubernamental, serán delincuentes en adelante por resistirse a acatar órdenes de la autoridad que autorice la invasión sobre sus tierras.

La expropiación ya no será como antes para proteger los intereses de la colectividad sino para permitir la explotación  a mansalva de nuestros subsuelos para fines privados. La expropiación será forzosa.  Las empresas extranjeras urgirán las publicaciones en la gaceta oficial para que puedan beneficiarse de los recursos que gusten y sin limitación alguna.

Las empresas podrán pagar las tierras que ocupen a los afectados con empleo, (así dice el proyecto aprobado) como si fuera limosna.  -Anda trabaja para mí, tendrás un salario (de peón seguro) y hasta podrás estar cerca de lo que fuera tu tierra. 

De esos empleos miserables que nos prometen todos los gobernantes en los medios de comunicación como si fuera una panacea y que resultan con salarios miserables.

El proyecto de ley que permite las expropiaciones, mientras rueda la pelota en los campos de futbol,  contempla que se pueda pagar en especie al afectado.  No con otras tierras, puede ser con cuentas de vidrio para que los campesinos se larguen del lugar.

No tendrán los afectados, derecho a negarse u oponerse a las expropiaciones.  Es y será la ley del capital, de los dineros sobre la tierra, sobre los campesinos.  Nada por encima de los intereses financieros.  Los tribunales serán ventanillas para atender los intereses de las petroleras no de los campesinos.  Será la ley de un solo lado, sin equilibrios ni protección de derechos humanos.

Los conceptos se invertirán: el interés privado será en adelante interés nacional.  La soberanía será los intereses de las petroleras, la ganancia y el lucro privado y no el de la población en general ni de sus recursos naturales.  Ellos se enquistarán y serán la nación y quienes se opongan a estas acciones serán los apátridas, los que están en contra del país y su desarrollo.

Los campesinos serán como extranjeros en su patria, expulsados de su propia tierra porque lo prioritario será proteger los intereses de la Nación (entiéndase de las petroleras, de los grandes banqueros).

¿Cuál será el destino de nuestro país cuando legisladores de manera cínica achican empresas paraestatales como Pemex o la Comisión Federal de Electricidad para convertirlas intencionalmente en apéndices de empresas contratistas?

¿Qué intención tienen esos legisladores apátridas? Hacer de nuestro país una colonia de miseria y saqueo. No lo permitamos.

Correo: mfuentesmz@yahoo.com.mx  

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