12/27/2013

Los grupos de autodefensa



José Francisco Gallardo R. 
Reflexiones de un general posdoctorado

“El sostén de las instituciones en un Estado
 democrático no es el Ejército, es el pueblo todo”.

Recientemente ante el Consejo Coordinador Empresarial, Osorio Chong, secretario de Gobernación, admitió las motivaciones del surgimiento de los  grupos de autodefensa, la desconfianza en las policías y la inseguridad. Agregaría la ausencia de gobierno.

“El gobierno federal advirtió que los llamados grupos de autodefensa surgidos en diversas entidades del país son ilegales y deben desaparecer. En nuestro país no existe esa figura, por lo que se avala a las policías comunitarias que hace más de tres lustros operan en Guerrero y otros seis estados. Son coadyuvantes de la fuerza pública establecida”. Y reiteró “que la actitud del gobierno (central) ante la presencia de estos grupos será el diálogo, para pedirles que se conduzcan en el marco de la ley. Por tanto, carecen de legitimidad para tomar decisiones unilaterales acerca de la detención o sentenciar a quienes señalan como delincuentes”. (La Jornada).

Es al pueblo a quien debe informar y rendir cuentas el alto funcionario, no a los empresarios, ni a los grupos de poder económico que tienen arrodillado al país ante los intereses extranjeros, claro la clase política actual despegada del pacto social, responde a los intereses del gran capital transnacional.

El surgimiento de los grupos de autodefensa, la organización de las comunidades por protegerse de la inacción del gobierno, trastoca un statu protegido desde las cúpulas de poder.

Si bien en México no existe la figura de los grupos de autodefensa, como lo dice Osorio Chong, tampoco existe la del ejército/policía, ni la gendarmería, ni la de mando único policial. Y sin embargo, ahí están, existen porque es el pueblo mismo en defensa de sus espacios culturales, del territorio, de sus ancestros. Es una innegable realidad social.
Por una parte, es lógico que el gobierno acepte la existencia de la policía comunitaria, arraigada dentro de los usos y costumbres de las comunidades indígenas, por lo que tiene sustento legal, constitucional e internacional, aunque a nadie le parezca.

Por la otra, contrariamente a la visión centralista de la seguridad a todas luces inconstitucional (artículo 21), lo que da muerte al pacto federal; los grupos de autodefensa como las policías comunitarias apoyados en su autonomía, constituyen el influjo del pueblo en defensa de su terruño, sancionado en el artículo 35 constitucional: “tomar las armas en el Ejército o en la guardia nacional, para la defensa de la República y de sus instituciones…”; epíteto que da vida a la negada y ausente pero constitucional guardia nacional. Además, todos los mexicanos tenemos el derecho de defendernos de cualquier amenaza interna o externa, más cuando hay abuso o ausencia de gobierno por corrupción, incompetencia o colusión criminal; la misma Constitución previene que podemos poseer un arma para nuestra seguridad y legítima defensa. (artículo10).

Me pregunto: ¿México república federal? (artículo 40). Nunca el Constituyente de 1917 al dar preeminencia a la existencia de un ejército permanente, como única milicia nacional, sembró su germen de destrucción. Puede afirmarse que el federalismo ha sido muy combatido y como práctica de gobierno absolutamente abatido, y con él uno de sus más leales y característicos instrumentos, garantizador de su existencia, como son las milicias, la guardia nacional,  policías comunitarias o grupos de autodefensa si se quiere; federalismo y milicias o federalismo y defensa del suelo patrio, son términos inseparables, correspondientes a un auténtico federalismo, inexistente históricamente en nuestro país.

Los centralistas estarán satisfechos de su obra, destruir a la nación; sin embargo, la efervescencia política, a pesar del régimen centralista, nunca ha decaído; la inquietud federalista más de una vez ha dado motivo de alarma al gobierno central, al iniciar levantamientos, a causa de vacíos de poder y derechos infringidos, que de inmediato son sofocados violentamente, como ahora es el caso de los grupos de autodefensa.

La histórica actitud autoritaria del poder político, en su afán de negar las autonomías de los pueblos y el federalismo, encamina al país a una guerra civil sin precedentes. La solución a la gravísima crisis de seguridad que padece de antaño nuestro país está en impulsar la creación de la guardia nacional, las policías comunitarias y apoyar a los grupos de autodefensa, que enausencia de gobierno, defienden la integridad de sus territorios. Estoy hablando del influjo del pueblo en defensa de la integridad territorial y de la nación.


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