7/02/2015

En cuatro años 281 mil 418 desplazamientos; gobierno mexicano inconmovible al dolor de su pueblo: Vigdis Vevstad

    


(02 de julio, 2015. Revolución TRESPUNTOCERO).- “Vivíamos pobremente, pero todo era nuestro, muchos pueblitos formaban comunidades, esas que les dicen Triángulo Dorado, nosotros estábamos en Sinaloa, nos resistíamos a irnos, pero tal vez si nos hubiéramos ido de a poco, hubiéramos podido salvar nuestras pertenencias, nuestros animalitos y por correr casi ni la vida nos llevamos. En los últimos dos años pasó como una aplanadora, llanto todos los días, no es que se metieran con nosotros directamente, sino que éramos los escudos humanos de los narcos, un día casi me matan a mi hijo de nueve años, nunca más volvimos, pero aquí dicen que seguro cosechábamos amapola y huimos del narco, nos dicen delincuentes”, Alicia, víctima del desplazamiento forzado.
Entre 2011 y febrero de 2015, los desplazamientos de manera forzada dentro de la República mexicana han alcanzado cifras de 281 mil 418, según la Comisión Mexicana de Defensa y Promoción de los Derechos Humanos (CMDPDH).
La CMDPDH, explica que el desplazamiento interno forzado más recurrente, invisible y por lo tanto no registrado, es el que se presenta ‘gota a gota’, que se da cuando núcleos familiares pequeños abandonan su comunidad de origen, de manera aislada. De la cantidad total mencionada, cerca de un tercio corresponde a 141 casos de desplazamientos masivos que se han registrado en 14 de los 32 estados del país.
Los desplazamientos masivos consisten en el movimiento simultáneo de 10 o más familias de una misma comunidad, como resultado de un factor de expulsión común, y los mismos han tenido lugar principalmente en los estados de Guerrero, Oaxaca y Chiapas, en busca de mejoras laborales.
En estados como Michoacán, Tamaulipas, Coahuila, Veracruz y Sinaloa, los principales motivos, son provocados por los altos índices de violencia, relacionados con distintos cárteles de la droga; ante este fenómeno, las personas que han sido forzadas a desplazarse internamente no cuentan con mecanismos ni instituciones para su protección o asistencia.
Según la doctor Javier Ruiz, además del desplazamiento gota a gota, se encuentra el gradual que ocurre por el incremento de inseguridad en los pueblos que obliga a las personas ir abandonando estos espacios de manera paulatina y el repentino que es provocado tras un episodio de un hecho violento.
Asimismo explica que después que se iniciara la guerra contra el narco, en 2006, una de cada diez familias se ha desplazado. Sobre el perfil de las personas que cambian de residencia de forma obligada, el 75 % son grupos de mujeres y niños, que generalmente se produce inmediatamente después de perder (ya sea por asesinato o desaparición) al esposo y padre.
Las complicaciones que viven los desplazados, a decir por Ruiz, son en un primer momento el abandono de su cotidianidad y su patrimonio, además del monto económico a invertir, para comenzar una nueva vida en un territorio distinto, a esto se le suma la dificultad para ser aceptado por la comunidad a la que llegan, pues son vinculados con el crimen organizado y son estigmatizados, alejándose de ellos con frecuencia, y principalmente padecen la perdida de identidad, ya que al salir inesperadamente, olvidan documentos como actas de nacimiento o credenciales de elector.
“Es una falacia la explicación que indica que los desplazados son en su mayoría personas que huyen de la pobreza, esto debido a que son los municipios violentos, principalmente los del norte, los que expulsan, hasta cinco veces más la cifra de personas que los no violentos que buscan una mejor vida, con respecto a su economía”.
Vigdis Vevstad, asesora especial para el Consejo Noruego para los Refugiados, comenta a Revolución TRESPUNTOCERO, “los desplazamientos forzados en México, han sido ignorados, y por lo tanto el abandono derivó en un incremento que difícilmente se subsana y de alguna manera controlar, ya que en esta materia, el principal problema es que el gobierno carece de interés por generar soluciones y por lo tanto, los sistemas de información y monitoreo del desplazamiento,  desarrollo de marcos normativos e institucionales para la protección de personas desplazadas internamente, solicitantes de asilo y refugiadas, la promoción de políticas públicas para esta problemática, mecanismos de identificación y referencia, son inexistentes y tampoco han sido siquiera propuestos, el gobierno ha sido omiso y falto de políticas integrales”.
Además asegura que “es así como México sigue manteniendo la crisis humanitaria, que a cobijado las acciones de los carteles de la droga y por lo tanto ha derivado en muerte y escapes forzados de comunidades enteras inocentes, que han sido desamparadas por un gobierno impertérrito al dolor de su pueblo, resultado de esto se observa en el triángulo dorado uno de los peores desplazamientos de la historia mexicana”.
El Triángulo Dorado, región conformada por Sinaloa, Durango y Chihuahua, es un territorio emblemático del desplazamiento forzado, esto derivado de ser un área de producción máxima de mariguana y amapola en el país, donde a la par de esto se han acrecentado las ejecuciones en los últimos años.
Por lo que ha sido catalogado por la PGR, como el principal foco rojo a nivel nacional, esto por ser extensión y cruce ineludible de estupefacientes rumbo a Estados Unidos. “La estrategia de la Marina y el Ejército es estrangular las zonas de producción de cocaína, mariguana heroína, químicos y metanfetaminas. Hasta ahora, sencillamente la tarea de erradicación es un fracaso, ya que el principal reflejo son los desplazados, con una cifra de más de 25 mil, según el Alto Comisionado de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR)”, afirma Ruiz.
Una característica más del Triángulo Dorado, según Ruiz es que, “al día de hoy esa región se ha consolidado como un territorio fantasma, creado por el narcotráfico, y la colaboración de la llamada operación Cóndor, donde se suponía se había erradicado a los cárteles que mantenían ese territorio como su centro de producción, a finales de los años 70, la incursión militar, en la búsqueda de capturar narcotraficantes, erradicar los cultivos ilícitos y restaurar la seguridad pública en la región, provocó la desaparición de miles de pequeños poblados rurales (producto de ejecuciones selectivas), desplazamiento forzado de miles de campesinos a las zonas urbanas y la aparición de la cocaína, como droga de mayor rentabilidad”.
Agregando, “no sólo los grupos delictivos han tomado el control de dicha región, para después colapsarla, también han contribuido a esto las fuerzas armadas a quienes se les atribuye miles de desaparecidos y detenciones arbitrarias, mientras los cárteles continúan negocios tales como, extorsiones, secuestros, asaltos a vehículos, personas y bancos, los culpables se guarecen en esas zonas, entonces para los elementos de seguridad, cualquiera es culpable, incluso si se demuestra lo contrario, provocando la huida forzosa de miles de inocentes”. 



No hay comentarios.:

Publicar un comentario