A partir de la decisión de la Corte, legalmente el matrimonio es una figura libre.
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Si
el mundo se moviera por el amor entre las personas, otra cosa sería. De
entrada existe una dificultad: el amor no es de fácil comprensión
porque tampoco se practica.
El asunto no es sencillo, pero tampoco imposible. Lo que hay que
hacer es aprender y enseñar el amor con el ejemplo de nuestra conducta.
Si lo hacemos, estaremos construyendo una sociedad de amor
incondicional y abatiendo el nivel de degradación que nos ha tocado
vivir. Con el amor hacia sí mismo y hacia los semejantes, sentaremos
las bases de otro tipo de sociedad, sin problemas de inseguridad,
delitos, corrupción y otros males que nos aquejan.
Uno puede reconocer el amor hacia sí mismo como algo distinto al
egoísmo y al individualismo. Además, que el amor incondicional y
universal hacia los demás es distinto a establecer relaciones de
conveniencia entre las personas. Por ello es innecesario que las
relaciones de pareja tengan que estar sujetas a un papel para legitimar
una unión entre personas. Sin embargo, hasta ahora, muchos optan por
cumplir con una regla social muy antigua.
Lo importante es que aprendamos a vivir y convivir con las reglas
del amor, una vez descubierto por cada quién y que sepamos que el amor
es ver en el otro la esencia de uno mismo, en la aceptable definición
de Jorge Bucay. Para vivir de esta forma, no es necesaria el acta
matrimonial, porque lo mejor es la decisión de cada uno sin
interferencia de los demás; o sin la imposición social.
¿Mejoramos con eso? Es lo que esperamos. Como mexicanos tenemos el
marco constitucional que reconoce que el “varón y la mujer son iguales
ante la ley”. Frente a esta igualdad, ambos sexos tienen el derecho de
decidir lo que a su persona corresponda, en un marco de libertad.
En este contexto de libertad e igualdad de los individuos ante la
ley, la Corte resolvió un tema que socialmente ha sido una presión y
una práctica cotidiana sobre la posibilidad de que se realicen
matrimonios entre personas del mismo sexo. La jurisprudencia del 12 de
junio del presente año dice: “No existe ninguna justificación racional
para reconocer a los homosexuales todos los derechos fundamentales que
les corresponden como individuos, y al mismo tiempo, reconocerles un
conjunto incompleto de derechos cuando se conducen siguiendo su
orientación sexual y se vinculan en relaciones estables de pareja”.
A partir de la decisión de la Corte, legalmente el matrimonio es una
figura libre, la decisión dependerá de cada quién. ¿Será posible, roto
este impedimento legal, que las personas encuentren ahora sí el amor
que están buscando y para construir una sociedad mejor? Esa es una
posibilidad.
Flor de loto: El perdón es el acto más grande de expresión del amor.
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