7/01/2015

El atraco a los ahorradores



revoluciontrespuntocero.com

Aun cuando es incuestionable que uno de los principales problemas del país es la desigualdad, el grupo en el poder persiste en agravarlo. Así habrá de suceder por que no hay impedimento para que dinero proveniente de diversas Administradoras de Fondos para el Retiro, pueda ser utilizado en obras de infraestructura una vez que empiece a operar la reforma energética. El primero en hacerlo, curiosamente, fue el ex presidente de la Comisión Nacional del Sistema de Ahorro para el Retiro (Consar), Mario Gabriel Budebo, al presentar en la Bolsa Mexicana de Valores un fondo de inversiones por un monto de 2 mil 300 millones de pesos.
El atraco es increíble, pues se hace “legalmente” con dinero de los  ahorradores, quienes nunca verán un peso de las utilidades que se generen, pero en cambio les dirán que no ha habido rendimientos de sus ahorros, como así ha sucedido desde que Ernesto Zedillo reformó, en 1997, la Ley del Instituto Mexicano del Seguro Social (IMSS), con el fin de sustituir el esquema de pensiones solidarias por el de cuentas individuales. Esto permitió que los pensionados ya no tengan garantizado un nivel de ingresos mínimo durante su jubilación, sino que sólo recibirán entre 25 y 30 por ciento del monto de su salario previo a su retiro.
Esta perversa maquinación para despojar a los trabajadores de su derecho a una pensión digna, formó parte de la estrategia globalizadora delineada por el Grupo de los Siete, la cual ha favorecido una creciente acumulación de la riqueza mundial en bloques monopólicos cada vez más fuertes, mientras que los pueblos se hunden en la desigualdad y en la pérdida de expectativas. No debe ser mera coincidencia que Enrique Peña Nieto haya instado a los miembros de su gabinete a “redoblar esfuerzos para la aplicación de las reformas estructurales”. Se les hace tarde para empezar a recibir extraordinarios beneficios sin arriesgar nada, sobre todo con la total privatización de Pemex, la joya de la corona para la oligarquía.
Lo dramático de esta terrible realidad, es que la élite oligárquica no se canse de acumular riquezas, a pesar de los gravísimos problemas de todo tipo derivados de esta voracidad sin límites. Más aún, parece que quieren seguir agravando la desigualdad  a propósito, con el fin de obligar a las clases mayoritarias a cometer actos desesperados y así justificar la represión que tienen proyectada, para de una buena vez instaurar un régimen totalitario. No cabe otra explicación lógica.
Es de tal magnitud el divorcio entre la cúpula oligárquica y las clases mayoritarias, que hasta el gobierno de Barack Obama empieza a preocuparse por las violaciones sistemáticas a los derechos humanos en México, como lo demostró el informe anual del Departamento de Estado estadounidense. En dicho documento se afirma que existen “significativos problemas en materia de derechos humanos que incluyen a la policía y al Ejército involucrados en abusos serios, como asesinatos extrajudiciales, torturas, desapariciones forzosas y abusos físicos”. Esto, desde luego, obedece a la estrategia de Washington de presionar al gobierno mexicano cuando lo considera oportuno, con fines no favorables al país, sino al imperativo de fortalecer su hegemonía.
Por supuesto, esto lo permiten las condiciones objetivas porque obviamente, las recriminaciones del Departamento de Estado de la nación vecina tienen fundamento. Todo lo que afirma en su informe es irrefutable, como también lo es que mucho de lo que sucede en México es propiciado por una vecindad muy desfavorable a los mexicanos, y sobre todo por la urgencia del Grupo de los Siete de consolidar su proyecto globalizador, comparable al sueño de Hitler de dominación del orbe. Esto, aunque parezca hiperbólico, es una realidad también incuestionable.
Sin embargo, los grandes intereses trasnacionales controlados por el Grupo de los Siete parecen no darse cuenta de que están llevando al mundo a una catástrofe de la que ni ellos mismos podrán escapar, tal como sucedió con la Alemania nazi, que al final de la guerra quedó destrozada y los sueños milenarios del dictador se volvieron una pesadilla para el pueblo alemán. Esto tampoco preocupa a la élite oligárquica mexicana, ni a la burocracia dorada a su servicio, como lo demuestra que la prioridad para Peña Nieto sea concretar la entrega del país a los monopolios hegemónicos trasnacionales. ¡Vaya ceguera y estupidez producto de ambiciones absurdas!

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