Prometieron elevar el nivel educativo, pero el destino y los resultados de la inversión gubernamental no son evaluados por ninguna dependencia oficial.
La fundación
Proacceso y la empresa Enova han recibido en seis años donativos
oficiales por mil 700 millones de pesos, a cambio de la promesa de
mejorar los niveles de educación primaria entre los alumnos
mexiquenses. Sobre el destino de esos recursos públicos no existen
auditorías gubernamentales. Según revela una investigación de dos años
realizada por los autores, no hay tampoco evaluaciones que indiquen si
esos donativos ocasionaron mejora alguna en el nivel académico de los
alumnos: mil 700 millones de pesos después, solo puede hablarse de un
exitoso modelo para obtener dinero público sin comprobar resultados ni
tener que rendir cuentas.
En febrero del 2013, el columnista de The New York Times
Thomas Friedman describió con optimismo el futuro de México. Uno de los
elementos que habían despertado su entusiasmo fue la existencia de “una
masa crítica de jóvenes, innovadores confiados, tratando de solucionar
los problemas de México, mejorando y aprovechando la tecnología y la
globalización”.[1] Como ejemplo de esa juventud innovadora, Friedman señaló a los fundadores de la empresa Enova, creadora de un programa para niños y adultos pobres que, con una batería de profesores, enseñaba matemáticas y mejoraba habilidades de lectura.
Enova —se presenta como “empresa social”— es una firma mexicana que ha recibido mil 700 millones de pesos en los últimos seis años. Actualmente está formada por tres socios, Moís Cherem, Raúl Maldonado, y Jorge Camil Starr.
La empresa comenzó en 2008 con un pequeño contrato del gobierno del Estado de México para mejorar el diseño y desempeño del portal del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (Comecyt).[2]
Un año después, el Comecyt le dio otro contrato para implementar cambios a su página de internet, por poco más de seiscientos mil pesos.[3] Es, sin embargo, a partir de 2010 que las transferencias a Enova —siempre a través de un intermediario: la Fundación Proacceso ECO A.C.—, se volvieron millonarias.
Con esas transferencias, el grupo Enova/Proacceso creó en el Estado de México una cadena de escuelas privadas de cómputo formada por 70 sucursales,
denominada Red de Innovación y Aprendizaje (RIA), que a pesar de que
usan recursos públicos para su instalación, le cobran a los usuarios.
También abrieron 50 centros “gratuitos”, nombrados Bibliotecas Digitales, cuyos servicios no son cobrados a la ciudadanía, sino a las autoridades.
Proacceso fue fundada en diciembre de 2008 por Aleph Molinari, su actual director, y por Karla Valenzuela Pérez, quien hoy es la directora general adjunta de Ahorro y Regulación Financiera en la Secretaría de Hacienda.[4]
En 2009, por ejemplo, por instrucciones del entonces gobernador del Estado de México, Enrique Peña Nieto, el Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología (Comecyt) donó a Proacceso 56 millones de pesos de su presupuesto, equivalentes al 29.5% de los recursos con que ese organismo contó en ese año.[5]
Luego, en 2010, comenzó un aumento progresivo en los recursos otorgados: ese año, el Comecyt dio 74.3 millones de pesos;[6] en 2011 fueron 111 millones;[7] en 2012, 110 millones de pesos.[8]
En esos años, dichas aportaciones fueron las únicas que hizo Comecyt en
el rubro de apoyos para el fomento de proyectos ciudadanos vinculados a
ciencia y tecnología. Después, en 2013 recibió 140 millones de pesos,[9] en 2014 en total 159 millones,[10] y en marzo de 2015 se pactó la más reciente entrega, de 174 millones de pesos.[11]
Estas aportaciones fueron las únicas que hizo Comecyt en el rubro de
apoyos para el fomento a proyectos civiles de ciencia y la tecnología.
Además, en 2014 el gobierno del Estado de México adjudicó 22 contratos
por un total de 40 millones para el suministro de insumos digitales a
la empresa Enova.[12]
Siempre en asociación con Enova, la Fundación Proacceso ha recibido también asignaciones directas del presupuesto federal.
En 2010, a través del Consejo Nacional de Ciencia y Tecnología (Conacyt), obtuvo 90 millones de pesos procedentes de la Ampliación al Ramo 38 del Presupuesto de Egresos de la Federación,
destinada a apoyar proyectos científicos, por lo que, en ese año, la
Red de Innovación y Aprendizaje se convirtió en el segundo proyecto que
más recursos públicos obtuvo de dicho fondo, sólo detrás del Gran
Telescopio Milimétrico.[13]
Un
año más tarde (2011) la fundación ya estaba a la cabeza de las
iniciativas científicas con mayor financiamiento federal, gracias a los 80 millones de pesos que obtuvo ese año de la Ampliación al Ramo 38.[14]
En el 2012, recibió otros 140 millones de pesos asignados de la misma forma por vía del Conacyt,[15] a los que se sumaron otros 89.3 millones del Consejo Nacional para la Cultura y las Artes (Conaculta).[16]
A partir de 2013 la fórmula de donación varió ligeramente. Los recursos dejaron de provenir del Ramo 38 y comenzaron a salir del Fondo de Cultura del Presupuesto de la Federación, es decir, de los recursos asignados al Conaculta.[17]
Nuevamente, el grupo se convirtió en el mayor destinatario de recursos de la federación, ahora en el área de cultura. En 2013: 200 millones de pesos. En 2014: 157.3 millones.[18] En 2015: 119.1 millones.[19]
A todo esto se suman cinco millones de pesos que la SEP entregó a la fundación entre 2010 y 2011 para el desarrollo de “videojuegos lúdicos”, empleados en la cadena de escuelas de bajo costo que Proacceso opera en asociación con Enova.[20]
En total: 867.9 millones recibidos del gobierno mexiquense y 880.7 millones del gobierno federal.
Aleph Molinari, presidente de Proacceso ECO, y Moís Cherem, director de Enova, explican en entrevista conjunta que sólo hay una “alianza” entre ambas. Sin embargo, operan unidas:
juntos diseñan los proyectos y luego la fundación gestiona los recursos
del gobierno, que usa para comprarle a Enova los insumos y servicios;
además de que hasta hace poco compartían las mismas oficinas en la
colonia Roma, en la Ciudad de México.
Incluso, en ceremonias oficiales se ha dejado ver que no sólo existe una “alianza” entre Proacceso ECO y Enova.
En 2009, al inaugurar las primeras 10 escuelas en presencia del
entonces gobernador Enrique Peña Nieto, Moís Cherem no fue presentado
oficialmente como directivo de Enova, sino como “miembro del Consejo
Directivo de la Fundación Proacceso”.[21]
En otro evento, en 2011, Peña Nieto inauguró centros de la RIA
acompañado, no por un representante de Proacceso, sino por Jorge Camil,
a quien presentó como “director de Enova”.[22]
En
marzo de 2013, el sucesor de Peña Nieto en el ejecutivo mexiquense,
Eruviel Ávila, aseguró que “las bibliotecas [digitales] se llevaron a
cabo a través de Enova, en especial de Jorge Camil, quien impulsó estas
bibliotecas”.[23]
Entre amigos
Pero además, el destino y los resultados de la inversión no son evaluados por ninguna dependencia oficial. Las evaluaciones, como aceptan los mismos responsables de la empresa y la fundación, son “internas”.
De acuerdo con estas evaluaciones, los
niños y las niñas de primaria que asisten a los cursos RIA han logrado
un “incremento del desempeño en la prueba Enlace” de 6% en español y 7%
en matemáticas, tal como concluye un estudio que Proacceso/Enova encargaron a la consultoría privada C230 Consultores, en 2011.
Dicho
estudio señala que “se detectaron efectos positivos y significativos”
en los alumnos de cuarto grado de primaria que tomaron el curso
insignia de los centros RIA, denominado La Expedición, dato que la
página de internet de la RIA se encarga de destacar.
El estudio no menciona, sin embargo, que esos
niños que mostraron mejor aprovechamiento académico tras el curso La
Expedición eran alumnos de primarias públicas previamente seleccionados
por sus buenas calificaciones. Tampoco menciona que C230 Consultores no
detectó ningún progreso académico entre alumnos de tercero, quinto y
sexto grados de primaria, luego de su paso por las aulas de la Red de
Innovación y Aprendizaje.
En 2013, el curso La Expedición fue nuevamente evaluado “internamente”.
Ahí sí se obtuvieron grandes resultados: Según esta autoevaluación, en
sus 30 horas de duración, el curso La Expedición genera el mismo
impacto que un “profesor de alto desempeño”, en todo un año de
enseñanza.
Sin embargo, la propia autoevaluación revela que la “comprensión lectora” de los niños había empeorado luego de tomar el curso insignia de la RIA.
Una segunda autoevaluación en 2013 concluye que “no se detectó ningún impacto significativo” en el rendimiento académico de quienes habían recibido el curso de 30 horas.
En lo que toca a las Bibliotecas Digitales, tampoco existe evaluación gubernamental de resultados. Ni hay evaluación interna.
La relación directa con el gobierno
Los primeros recursos, entregados en 2009, se dieron a un grupo de “emprendedores” que, como ellos mismos admiten, no tenían experiencia previa en el ramo
y, fueron otorgados apenas seis meses después de que diseñaran el
proyecto. Eran, como ellos cuentan, recién egresados de la escuela.
Ese primer donativo de 56 millones de pesos,
que sirvió para que seis meses después se inauguraran las primeras 10
escuelas de la Red de Innovación y Aprendizaje (RIA) y que fueron
inauguradas por el entonces gobernador Enrique Peña Nieto, ni siquiera existe en documentos oficiales, tal como consta en el oficio 203G13000/079/2015,
fechado en febrero de 2015, donde se explica que el Consejo Mexiquense
de Ciencia y Tecnología (Comecyt) “no cuenta con documentos” que
sustenten dicha donación.
Aunque por ley esta aportación debió
ser aprobada en una sesión oficial de la Junta Directiva del Comecyt,
la institución reconoce que carece de documentos que indiquen que dicha
sesión oficial fue realizada.
El mismo Aleph Molinari explica cómo se dio esa primera donación: “El primer convenio que tuvimos se le presentó directo al gobierno del Estado de México y a la Secretaría de Finanzas
(estatal). Era una mesa grande, como de 30 personas, y entre ellas
hicieron la determinación de entregar los recursos. La determinación no
vino del Comecyt, sino que el Comecyt fue el vehículo”.
Por esta
misma razón no se establecieron mecanismos legales para evaluar el
gasto ni se definieron auditorías que determinaran si la inversión de
recursos públicos había tenido efectos positivos.
Luego, las
donaciones subsecuentes sí establecieron por escrito convenios
oficiales que obligaban a la autoridad a realizar auditorías
financieras y de resultados.
Pero el Comecyt, a pregunta expresa, reconoció en el mismo oficio 203G10100/079/2015 que no había realizado las auditorías correspondientes
aún cuando, desde 2011, el Órgano Superior de Fiscalización del Estado
de México (OSFEM) determinó que ésta era una obligación a la que el
Comecyt estaba faltando.
Según el OSFEM, estas auditorías no sólo
tenían el objetivo de “verificar la aplicación de los recursos
otorgados”, sino también el de “evaluar los beneficios que la Fundación
brinda a la sociedad”. El Órgano Fiscalizador señaló, no obstante, que
“se observó que el Comecyt no ha cumplido con lo establecido en el
convenio respecto a realizar auditorías a la Fundación Proacceso Eco
AC”.
Lo mismo ocurre con las donaciones de las dependencias federales Conacyt y Conaculta.
Aún cuando a ambas se le solicitaron entrevistas formales al respecto,
ninguna de las dos dependencias quiso explicar cuál había sido el
criterio para aprobar dichas donaciones.
—¿Cómo fue el proceso de gestión para solicitar los recursos federales? —se le pregunta a Aleph Molinari.
—Todos
los convenios, todos los recursos que fueron asignados, lo fueron a
través de una solicitud de apoyo, y esa solicitud de apoyo normalmente
va directo a la Cámara de Diputados, en particular a la Comisión de
Ciencia y Tecnología, y esa es una Comisión legislativa que está
consensuada, que tiene muchos diputados, y entre ellos determinan qué
se va a hacer con esos fondos y cómo se van a etiquetar. Se siguió el
proceso legal más democrático posible, el cual es: se le entrega a la
Cámara de Diputados una propuesta de proyecto, una solicitud de apoyo,
en la cual se detalla de qué se va a tratar el proyecto, cuáles van a
ser los alcances, qué se va a construir, básicamente qué se va a
lograr. No fue algo negociado con el Ejecutivo, ni con el Estado de
México, ni con las entidades que canalizaron los fondos. Esto fue algo
(pactado) directamente con la Cámara de Diputados.
Para verificar esta afirmación, se
solicitó entrevista con el ex diputado Reyes Tamez, quien encabezó la
Comisión de Ciencia y Tecnología de la Cámara de Diputados en 2010 y
2011, época en que comenzaron a fluir los fondos federales
hacia Proacceso. Sin embargo, el doctor Tamez Guerra —actualmente
asignado al Departamento de Inmunología de la Universidad Autónoma de
Nuevo León— tampoco aceptó hablar del asunto.
Al consultar los registros de actas de sesión de la Comisión de Ciencia y Tecnología, brinca un dato importante:
El
8 diciembre de 2009 esta comisión fue citada para discutir el borrador
del presupuesto de Egresos de 2010, en lo relativo al Ramo 38, en el
que se incluyeron las donaciones hechas a Proacceso. Pero dicha
discusión “se pospuso”, tal como señala el acta respectiva, y no fue
convocada a una nueva sesión de trabajo sino hasta enero de 2010,
cuando el Presupuesto de Egresos —y las donaciones a Proacceso— ya
habían sido aprobadas por el pleno legislativo.
En septiembre de
2010, la comisión discutió el presupuesto de Egresos del año siguiente,
en lo relativo al Ramo 38. Según el informe de actividades del periodo
septiembre 2010-marzo 2011, en ningún momento se discutió nada relacionado con una donación para Proacceso.
De
hecho, ningún informe de labores de la Comisión de Ciencia y
Tecnología, entre 2010 y 2014, reporta que se haya discutido alguna
asignación de recursos para este grupo de jóvenes “emprendedores”. Aún
así, los fondos les fueron etiquetados y entregados.
Por su
parte, la Secretaría de la Función Pública federal informó, en marzo de
2015, que “de la búsqueda realizada en sus archivos, no localizó
información relacionada con alguna auditoría en la que se haya revisado
los contratos o convenios”[24]
de donación y asignación de recursos con los cuales, de forma separada,
la SEP, el Conacyt y el Conaculta entregaron a Proacceso-Enova los 877
millones de pesos donados por la vía federal.
En la misma línea, la Secretaría de Educación Pública notificó que “no se localizó documentación que acredite auditoría alguna de la SEP”. [25]
El Conacyt, además, reconoció que tampoco ha evaluado el impacto que estas escuelas y centros de cómputo han tenido en sus usuarios o en las comunidades en las que se construyeron.
El
expediente relacionado con las donaciones a Proacceso/Enova
provenientes de Conaculta, y proporcionado por esta dependencia, no
incluye tampoco ninguna auditoría de resultados.
La triangulación de recursos públicos
—La empresa Enova —explica su director general, Moís Cherem— es una “empresa social”, es decir, la forma en que operamos tiene una característica social y buscamos algo más que la maximización de utilidades, que es como operaría una empresa convencional.
Lo cierto es que prácticamente todos los recursos públicos que se han otorgado a Proacceso han acabado en manos de Enova. Las finanzas de Enova, por ser las de una empresa privada, no están abiertas a escrutinio público.
Este
es, según Alberto Serdán, del Programa Interdisciplinario sobre
Política y Prácticas Educativas del Centro de Investigación y Docencia
Económicas (CIDE), “uno de los mecanismos clásicos de triangulación
para sacar ventaja irregular de los recursos públicos, y funciona así:
una asociación civil, que por ley no puede tener márgenes de ganancias
o utilidades (es decir, no puede acceder a recursos públicos para luego
repartirlos entre los asociados), pide recursos al gobierno. Ya que
tiene esos recursos contrata a una empresa amiga para que brinde sus
servicios, incluso con sobreprecios, ya que esa empresa sí puede
acumular dividendos”.
Mónica Tapia, especialista en
financiamiento y transparencia de organizaciones de la sociedad civil,
así como ex directora de Alternativas y Capacidades AC, abunda: “Este esquema de financiamiento no es atípico,
aunque frente a una nueva agenda de transparencia e institucionalidad,
debería serlo. Se ha vuelto común, sin embargo, que desde el
presupuesto federal o con asignaciones directas por parte de
secretarías, se tomen decisiones discrecionales sobre el financiamiento
que se entrega las organizaciones de la sociedad civil”.
Agrega Tapia: “De
los recursos que asignan instituciones gubernamentales a organizaciones
civiles, sólo 30% se otorgan a través de concursos abiertos,
lo demás depende de las asignaciones que hacen directamente
funcionarios públicos, sin comités evaluadores. A través de este
mecanismo de triangulación de recursos, las empresas que quieren
proveer servicios al gobierno pueden brincarse los procesos de concurso
por licitación, y obtener dicho financiamiento por intermediación de
una asociación civil. El problema es que si la normatividad en la
asignación a organizaciones civiles es laxa, entonces la rendición de
cuentas, no sólo en términos financieros, sino también en términos de
resultados concretos, termina siendo igualmente laxa”.
En contrapartida, según
Proacceso y Enova, sus escuelas RIA sí tienen un impacto en la
comunidad en la que se encuentran sus sucursales, y se trata de un
efecto “positivo” ya que, sostienen, esas sucursales fueron construidas siguiendo una metodología que denominan “acupuntura urbana”. La
“acupuntura urbana”, señala Enova, permite “determinar los puntos
concretos donde deben instalarse los centros para lograr mayor impacto (…) De esta manera, cada centro RIA beneficia a un promedio de 10.7 escuelas en un radio de dos kilómetros”.
Sin embargo, los resultados de la prueba Enlace por plantel escolar, en los 34 municipios del estado de México en donde Proacceso-Enova han instalado sus centros RIA, no revelan dicho impacto.
En
esos municipios mexiquenses existen 2 mil 268 planteles públicos de
educación primaria, urbanos y rurales —tal como se desprende de la base
de datos de la SEP. 373 de estos quedan a un kilómetro, o menos, de
algún Centro RIA.
Según los resultados Enlace 2013, en
46% de esos 373 planteles hubo un descenso en el desempeño de alumnos
de tercer grado en la materia de español. Además, 59% registró
una disminución en aprovechamiento de esta asignatura en cuarto grado.
En quinto grado, 51.7% de las primarias empeoraron su rendimiento en
español; mientras que, en sexto grado, los resultados regresivos se
registraron en 55.7% de los planteles.
En matemáticas,
30.9% de los alumnos de estas escuelas ubicadas a un kilómetro o menos
de las RIA mostraron un descenso en su desempeño en tercer grado;
situación que se replicó en 51% de los planteles, en cuarto grado; en
45.8%, en quinto grado; así como en 44% de las escuelas, en sexto.
Así pues, la prueba Enlace 2013 —última evaluación nacional de desempeño académico realizada hasta la fecha— deja
ver que, a pesar de la existencia de la Red de Innovación y
Aprendizaje, el rendimiento académico de los alumnos en buena parte de
las escuelas cercanas a sus sucursales empeoró.
Peor
aún: entre las 373 escuelas públicas próximas a las RIA existen diez
cuyo desempeño académico empeoró en todos los grados, sin excepción,
tanto en español como en matemáticas.
Gasto sin focalización
Bajo esta lógica de “acupuntura urbana”, Proacceso y Enova afirman que han ubicado “estratégicamente” sus 70 centros RIA,
a lo largo de “una de las áreas más densamente pobladas y con menos
ingresos de México”, con el objetivo de llevar “educación de calidad y
tecnología” a los “habitantes de comunidades marginadas”.
De hecho, en
su página de internet se afirma que “la población que habita las zonas
de cobertura de la RIA” tiene un ingreso “de 30 pesos diarios por
persona”. Por ello, según Proacceso, sus escuelas están
enclavadas en regiones donde la población gana menos de la mitad del
salario mínimo.
Sin embargo, de los 34 municipios mexiquenses en
donde la dupla Proacceso/Enova ha montado sus escuelas de bajo costo,
29 gozan de un nivel de marginalidad “muy bajo” (25 ayuntamientos), es
decir los municipios con menos pobreza, y “bajo” (4 ayuntamientos),
según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo
Social (Coneval), que es la autoridad encargada de medir la pobreza en
México.
Es en estos municipios de bajo y muy bajo rezago social donde se ubican 64 de los 70 centros RIA. En contraste, sólo
uno de los municipios mexiquenses en donde la RIA tiene presencia es en
realidad uno de los más pobres o de “alto rezago social”, según el Coneval.
En
éste existe únicamente un plantel de esta cadena de escuelas privadas.
En los otros siete municipios del Estado de México que se catalogan
como zonas de alta marginación, la Red de Innovación y Aprendizaje no
ha desarrollado ninguna actividad en seis años de existencia.
Cuestionados al respecto, Molinari y Cherem admiten que sus sucursales fueron ubicadas en zonas “con variabilidad de ingreso muy alta,
en donde hay zonas comerciales, pero también una pobreza bastante
fuerte”. Así, señala Moís Cherem, a los usuarios de sus centros
digitales no hay que ubicarlos realmente en el estrato de marginalidad,
como Proacceso/Enova aseguran públicamente, sino que “los tienes que
ubicar en el ingreso medio”.
Los centros RIA son espacios dotados
con entre 30 y 50 computadoras, con aulas internas construidas con
madera reciclada y áreas acondicionadas para la convivencia de los
alumnos. Todo dentro de galerones rentados, en los que se imparten
cursos rápidos de cómputo e inglés. Los costos al público van de $70 a
$1,200 pesos, según la duración del curso.
El éxito de estos
centros, destacó Moís Cherem, puede ser medido por el número de
personas inscritas en seis años de existencia: 561 mil 562 usuarios.
No obstante, de esos 561 mil 562 usuarios, 68% nunca ha asistido a las aulas RIA.
En realidad, el número de personas que ha tomado —y pagado— alguno de
los cursos que se imparten en la RIA es bastante menor: 183 mil 476
usuarios, según sus propios reportes.
—El hecho de que la
ciudadanía tenga que pagar por los servicios que brindan estas
escuelas, aún cuando toda su operación es sufragada con recursos
públicos, ¿implica un doble cobro por parte de Proacceso? —se pregunta a su presidente, Aleph Molinari.
—Es interesante la pregunta —afirma—, nunca me la habían hecho, y la respuesta es: no. Porque dar servicios de calidad requiere dinero, y en términos de educación, no hay manera de hacerlo sin un subsidio oficial.
Y por lo que toca a lo que pagan los usuarios, nosotros le estamos
dando más cosas al usuario de lo que ves aquí (en referencia a las
instalaciones de la Red de Innovación y Aprendizaje): eso incluye el
diploma que les damos, e incluye el cuaderno de trabajo que se llevan…
La expansión nacional de Enova/Proacceso
Apenas
en marzo pasado, el nuevo proyecto de Proacceso/Enova comenzó a ser
revelado, luego de que la Secretaría de Comunicaciones y Transportes
del gobierno federal inaugurase 32 centros digitales denominados
“Puntos México Conectado”, uno en cada entidad de la república.
Para construir y operar estos centros, la SCT dio contratos a diversas empresas tras una licitación para el arrendamiento del equipo de cómputo[26] y para el “outsourcing” del personal.[27]
Llama la atención que no hay información sobre qué empresa da el servicio de operación y contenidos en ellos, o si hubo alguna licitación.
En
una revisión del contenido de los “cursos” que se ofrecen en los
centros de la RIA y los “Puntos México Conectado”, se encontró que el
contenido y estructura son idénticos. Su similitud es tal que, en sus
respectivas páginas de internet, contienen el mismo texto para
describirlos.
También se pudo verificar que el despacho de
arquitectos Ludens, que desarrolló el diseño de los centros RIA en el
Estado de México, fue el encargado de diseñar los puntos de México
Conectado.[28]
Se consultó a la Secretaría de Comunicaciones y Transportes, responsable del programa “México Conectado”, sobre quién provee los contenidos y cursos a estos centros digitales, pero esta dependencia guardó silencio, lo mismo que el grupo Enova-Proacceso.
[1] Thomas Friedman, “Is Mexico the comeback kid?”, The New York Times, (26/02/2013).
[2]
Quinta sesión extraordinaria del Comité de Adquisiciones y servicios
del Consejo Mexiquense de Ciencia y Tecnología, (23/05/2008).
[3]
Acta de la décima séptima sesión extraordinaria del Comité de
Adquisiciones y Servicios del Consejo Mexiquense de Ciencia y
Tecnología, (06/11/2009).
[4]
Constitución de Asociación Civil No. Entrada 44927 06/02/09, Registro
Público Distrito Federal. Directorio de Servidores Públicos, Secretaría
de Hacienda y Crédito Público.
[5] COMECYT –Oficio de la Unidad de Apoyo Jurídico número 203G10100/079/2015, (11/2/2015).
[6] Convenios COMECYT – PROACCESO ECO, A.C. 14/06/2010 y 24/03/2010.
[7] COMECYT ACTA/ORD/090511/56.
[8] Convenios COMECYT – PROACCESO ECO, A.C. 26/04/2012 y 11/10/2012.
[9] Convenio COMECYT – PROACCESO ECO, A.C. 13/02/2013.
[10] Convenio COMECYT – PROACCESO ECO, A.C. 11/03/2015.
[11] Convenio COMECYT – PROACCESO ECO, A.C. 19/03/2015.
[12] Contratos ADE-111/2014 a ADE-133/2014, Gobierno del Estado de México.
[13] Anexo 27, PEF 2010.
[14] Anexo 35, PEF 2011.
[15] Anexo 42, PEF 2012. Convenio CONACYT – PRACCESO ECO, A.C. f101/102/2012.
[16] Anexo 32.11, PEF 2012. Contrato de donación CONACULTA, CNCA/DGA/CD/04503/12.
[17] Anexo 35.4, PEF 2013.
[18] Anexo 19.3, PEF 2014.
[19] Anexo 20.3, PEF 2015.
[20] Contratos por donación SEP – PROACCESO ECO A.C. 29/09/2010 y 29/09/2011.
[24] Secretaría de la Función Pública. Oficio CI-SFP.-289/2015, (4/3/2015).
[25] SEP. Oficio sin número, respuesta a la petición de información con número de folio 0001100073015, (26/2/2015).
[26] Licitación número LA-009000937-N7-2014, SCT.
[27] Licitación número LA-009000937-N12-2014, SCT.
[28] http://www.ludens.mx/
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