Ficciones, Pikagramas
Pocos días antes del estreno de la cuarta entrega de la saga Mad Max, en el artículo ¿Eres machista? ¡Boicotea ‘Mad Max: Furia en la carretera’! se
recogían diversas opiniones de grupos machistas que animaban a no ver
la película. Las razones, varias: el insultante protagonismo femenino
de Imperator Furiosa (Charlize Theron) que da órdenes a Max (Tom
Hardy), el tratamiento de la esclavitud sexual que se muestra desde un
punto de vista crítico y reivindicativo….
‘Mad Max, Fury Road’ continúa y amplía la dinámica
reciente de rupturas con el régimen de representación patriarcal de
películas como Brave, Frozen, Maléfica o Los juegos del hambre, todas
ellas dirigidas a un gran público
Pero lo que en apariencia más les duele es que se les cuele una
heroína en una película de hombres. Y es que la acción, para los
detractores de la última película de Miller es sinónimo de testosterona
y una mujer en un universo violento es una clara intrusa. La polémica
ha sido tal que incluso la actriz, que estas semanas también ha sido
noticia por afirmar que el feminismo es bueno para las niñas a raíz de
la críticas recibidas por reivindicar igual salario que los hombres, ha salido a defender su personaje y a decir que las mujeres también “podemos
ser tan oscuras y tan brillantes como los hombres. Somos más que
personas de apoyo, más que procreadoras, somos igual de conflictivas”
Todos estos debates debemos contextualizarlos en los cambios
recientes que vienen desde Hollywood en los que las actrices
reivindican igualdad salarial y ser más que meros floreros. No podemos
sino recordar las palabras de Patricia Arquette cuando recibió el Oscar
en la pasada edición, a Meryl Streep reivindicando a las guionistas
mayores de 40 años, o a Emma Wattson y su discurso en la ONU, por citar
los ejemplos más mediáticos. Incluso hay actores que se definen como
feministas, como Ryan Gosling, Daniel Graig, Jon Hamm o Mark Ruffalo.
Y aunque desde un punto de vista teórico no podamos definir la película como una película “de mujeres” (como afirman las críticas machistas), porque no está dirigida a un público femenino, Mad Max, Fury Road
continúa y amplía la dinámica reciente de rupturas con el régimen de
representación patriarcal que ya hemos analizado en #Pikagramas con
películas como Brave, Frozen, Maléfica o Los juegos del hambre, todas ellas dirigidas a un gran público.
Mad Max: Fury road (Australia,
Estados Unidos, 2015) es la cuarta entrega de la saga Mad Max y viene a
cerrar la tetralogía formada por ésta y por las películas de finales de
los 70 y de los 80: Mad Max, salvajes de la autopista (Australia, 1979), Mad Max, el guerrero de la carretera (Australia, 1981) y Mad Max, más allá de la cúpula de trueno (Australia, 1985), todas ellas dirigidas por George Miller.
Una consecuencia importante del modelo de mujer
protagonista fuerte y poderosa es que rompe con el imaginario en el que
prima el amor como tema central, permitiendo nuevas identificaciones y
lecturas
Esta mítica saga con Max (Mel Gibson) como héroe solitario a la
cabeza construye un universo post apocalíptico, que la primera película
apunta y las siguientes desarrollan, en el que prima la
deshumanización, la destrucción y una organización social en grupos que
luchan por obtener el bien más preciado: la gasolina. Pocos diálogos,
mucha autopista, mucho coche, secuencias infinitas de acción trepidante
de persecuciones por el asfalto, todo ello reforzado por una estética
única entre heavy y rockera en la que abundan el cuero, las crestas y
las armas.
En este ambiente, Max, que al inicio de la saga es policía, tras
perder a su mujer y su hijo a manos de los desalmados psicópatas kitchs
de Mad Max, salvajes de la autopista, deambula por este
universo yermo y desértico y rechaza ser el héroe salvador; que es lo
que se espera de él. Prefiere vagar y rodar solo, enroscado en la
tristeza infinita que le ha supuesto perder a su familia.
El papel de las mujeres en estas tres películas van desde la esposa
que muere a manos de los malos y condiciona la vida de este (no) héroe
hasta la supervillana Tía Ama (Aunty Entity) interpretada por Tina
Turner en Mad Max, más allá de la cúpula de trueno. fundadora.
Su personaje es una mujer poderosa y ambiciosa, rotunda y sexy, que es
la más poderosa y quien finalmente perdona la vida al héroe solitario,
quizá porque considera que la mejor venganza es dejarle vagar con su
pena.
¡Alerta, spoilers!
Mad Max, Fury Road comienza con Max atrapado en una ciudad
dominada por Joe el Señor de la Guerra. Atormentado (todavía) por la
pérdida de su familia, se convierte en donante involuntario de sangre
para uno de los habitantes de la ciudad dominada por Joe. Imperator
Furiosa es la conductora del convoy que se dirige a Ciudad Gasolina a
repostar, a la que no llega, ya que su objetivo es ir en busca de la
tribu de la que fue secuestrada de niña, junto con las jóvenes
pertenecientes al harén real que ha rescatado. Los destinos de Max y
Furiosa se encuentran en una de las persecuciones. Ella conduce el
camión y él va atado a uno de los coches de los enemigos de Furiosa y
enchufado a uno de los malos que necesita su sangre.
A pesar de que la película comience con Max, desde el primer
fotograma en el que aparece Furiosa, esta se erige como la protagonista
principal de la trama. Y no sólo porque se merienda al hasta el momento
protagonista de la saga, sino porque es su personaje quien comienza la
acción y justifica la trama. Ella es la protagonista, Max es el
personaje secundario. Ella conduce y huye; Max está enganchado a un
coche y tiene una máscara de hierro que le hace vulnerable, algo que
Furiosa nunca es.
Furiosa ha liberado a las esclavas sexuales del Señor de la Guerra,
un grupo de jóvenes valquirias (aunque no todas sean rubias) y quiere
llegar al Paraje Verde de Muchas Madres. Lo simbólico y las rupturas
funcionan en dos sentidos. Por un lado se visibiliza la esclavitud
sexual a la que son sometidas las jóvenes que incluso llevan un
cinturón de castidad con una vagina dentada, puro marcaje patriarcal,
que dejan tirado en el desierto. Cuando Furiosa las ha liberado tras
una alianza entre mujeres, huyen no sin antes dejar escrito en las
paredes que no son cosas, que no son meros úteros inseminables para que
el Gran Jefe tenga una descendencia sana. Por otro lado, ese Paraje
Verde de Muchas Madres es el futuro. La feminidad es futuro, es
posibilidad, es vida, y es lo principal de la película, no lo
secundario.
Las madres del paraje verde devienen en mujeres sabias y viejas. Han
resistido a los continuos secuestros y aunque hayan perdido el paraje
verde, mantienen las semillas. Nueva referencia al futuro que pasa por
la feminidad. Pero no son sabias y apacibles ancianas que guardan con
celo la vida y las plantas. Son aguerridas guerreras y moteras,
procedentes de viejas estirpes, alguna de ellas, como Furiosa, incluso
del clan de las perras. Pura genealogía guerrera.
Una consecuencia importante del modelo de mujer protagonista fuerte
y poderosa es que rompe con el imaginario en el que prima el amor como
tema central o la tendencia a que las mujeres quieran volver a ser
sumisas. Da un giro radical a las representaciones de las mujeres y
enriquece los registros hasta límites impensables hace bien poco. Esto
permite identificaciones y lecturas ricas que por fin van más allá de
denunciar el androcentrismo y los escasos roles femeninos en el cine.
El héroe (aunque no quiera serlo), que salva a la gran guerrera,
herida en combate -y no herida por algún despiste, fallo o desliz
tipicamente femenino- es quien no tiene nombre en la película hasta el
final. Porque realmente su nombre no importa, como se muestra cuando
Max se va difuminando entre la multitud. Importa Furiosa y ya no puede
haber vuelta atrás.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario