Por Sandra Chaher
COMUNICAR IGUALDAD- Entre el 13 y el 18 de octubre se realizó en Santo Domingo, la capital de República Dominicana, la XII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe convocada por la Comisión Económica para América Latina y el Caribe (CEPAL).
Estas conferencias, que se realizan periódicamente en la región, focalizan en un tema sobre el que el organismo considera que debe realizarse incidencia sobre los gobiernos para el logro de la igualdad de género. El tema de este año fueron las nuevas tecnologías de la comunicación y la información y la inclusión desigual de mujeres y niñas en su utilización y aprovechamiento.
Dafne Sabanes Plou –investigadora argentina en TIC y género e integrante de la Asociación para el Progreso de las Comunicaciones (APC)- participó del evento como conferencista.
-¿Qué fue lo más importante, vinculado a las TIC, que se abordó en la XII Conferencia Regional sobre la Mujer de América Latina y el Caribe?
-Creo que es fundamental que, en un momento en que estamos sumergidos en la sociedad de la información y el conocimiento, la CEPAL, a través de la División de la Mujer, pueda conversar este tema con organizaciones sociales, academias y otras institucionales regionales. Quizá tiene que ver con el empoderamiento de las mujeres en todos los campos y en las TIC. Las mujeres no podemos estar ausentes del desarrollo que se hace de las TIC en la región y desde el movimiento de mujeres la verdad es que no se prestó atención a este desarrollo sino al uso de TIC como herramienta. Este uso fue fundamental para el movimiento de mujeres desde los años ‘90, cuando se apropiaron de las TIC para la promoción y defensa de derechos. La primer gran movida a nivel internacional en que aparecieron las TIC para hacer lobby y defender derechos fue en la Cumbre de la Tierra Eco 92, en Río de Janeiro. Y luego en Beijing, durante la Conferencia Mundial de la Mujer en 1995, tuvieron un rol bastante importante desde la perspectiva de las mujeres, se pudo hacer un gran trabajo desde las que estaban allá hacia sus países. Y la Plataforma de Acción de Beijing dio lugar a todo ese pensamiento.
-¿Qué es lo que todavía falta para lograr que las mujeres nos apropiemos de las TIC?
-Por un lado desarrollar políticas públicas de tecnología que incluyan a las mujeres y, por otro, el tema de cómo se desarrolla la tecnología a través del software y los espacios digitales. Hoy las encuestas dicen que casi no hay brecha digital de género de acceso, la que se llama primera brecha, pero sí hay una brecha grande de género en el uso de las TIC. Esto está cruzado por otros factores, que son los de siempre: desigualdades tradicionales entre varones y mujeres, económicas, de educación, raciales, técnicas.
-Durante la Conferencia se enfatizó también en el rol que tiene la desigualdad en el cuidado de personas dependientes a la hora de actualizarse en TIC.
-Si, y también una cultura que dice que las TIC son neutras y que entonces por qué deberías pensarlas con perspectiva de género. Por razones culturales las mujeres no estuvieron cerca de las TIC y por eso hay que dedicar más tiempo a su formación, sobre todo en mujeres adultas, de 35 ó 40 años en adelante.
-¿Qué es lo que aún las mujeres no desarrollamos?
-La creación de contenidos digitales y la participación en el diseño del lenguaje. Y no me refiero solo a la creación de blogs sino de qué forma hacés un uso estratégico de las TIC, de qué forma tenés acceso a la información, que es lo que te permitirá tomar decisiones adecuadas sobre diferentes temas. Esto tiene que ver con tu formación y con los contenidos disponibles.
-El área de salud sexual y reproductiva, por ejemplo. Somos mujeres las que armamos webs donde se detalla cómo usar la píldora del día después o los métodos anticonceptivos. Pero tenemos necesidad de que haya mujeres formadas para hacer adaptación de lenguajes. Necesitamos infografías, mapeos, sobre cada tema. En la APC hicimos un mapa para poder ver a nivel mundial los casos de violencia hacia las mujeres y su relación con las TIC. Y todas son herramientas de software libre. Son instrumentos que nos permiten ir midiendo y tener evidencia para los casos. Esto es importante para ver qué tipo de casos se están dando y las tendencias. Porque cuando las TIC se expandieron, fueron utilizadas con el mismo sentido del discurso del odio hacia las mujeres que impregna la sociedad, la violencia en las redes es continuación de la vida real. Capaz que un ex marido persigue a la mujer mandando mensajes por celular y si no contesta se arma lío, a la vez te pueden hostigar personas desconocidas. En este momento, UNESCO está haciendo una investigación sobre mujeres periodistas que tuvieron que cambiar sus perfiles y datos en las redes sociales y en internet en general por las persecuciones que sufrieron a través de las TIC, sobre todo las que hablaban de cuestiones militares o política. Y un aspecto muy interesante es que en estas persecuciones, no solo se refuta la opinión de las mujeres, como con los varones, sino que además se las difaman con sospechas sexuales y se las amenaza con ataques sexuales. El cuerpo de la mujer siempre queda expuesto y agredido, aunque sea virtualmente. Hay que trabajar con las plataformas como Facebook o Twitter y con los recursos que estas mismas plataformas ponen en juego.
-Este año hubo un anuncio de Facebook que pondrían más control a la difusión de situaciones de violencia de género. ¿Cómo lo evaluás?
-Sucedió que aparecieron videos de violaciones que se viralizaron y la pregunta es ¿cómo es posible que eso circule en Facebook? Hubo casos en Estados Unidos, Sudáfrica e India. A veces no hay parámetros por la falta de legislación de Facebook. Pero más allá de esto, debemos preguntarnos ¿por qué quienes filmaron no frenaron la viralización? ¿Qué pasa ahí con la psicología masculina? ¿Qué demostración de poder, de odio, de sumisión, de batalla ganada se está exponiendo? Hay mucha gente que está analizando el tema de la utilización de la tecnología por parte de los varones: yo domino, yo sé qué hacer y así muestro mi machismo. La idea es violar a una mujer y mostrar que lo hago. En general se está viendo que cuando hay violaciones que se ponen en la web los protagonistas suelen ser jóvenes. Por eso fue muy importante que en el Consenso de Santo Domingo se incluyera un punto sobre violencia y TIC, de la misma forma que se hizo en marzo de este año en la Declaración de la 57ª Sesión de la Comisión sobre la Condición de la Mujer de las Naciones Unidas (CSW).
-Otro tema vinculado es la creación de videojuegos de una enorme violencia hacia las mujeres. Justamente las mujeres casi no estamos presentes en el diseño de ese tipo de software.
-Es necesario que haya mayor presencia de mujeres en carreras de ciencia y tecnología. ¿Cómo hacés desde lo educativo para incentivar la participación de las mujeres en estas carreras? En República Dominicana hicieron una encuesta muy interesante en escuelas sobre el desempeño de las nenas en matemáticas y áreas duras en general. El consenso general de los docentes era que los varones eran mejores que las nenas en estas áreas. Entonces el Centro de Investigación para la Acción Femenina (CIPAF) revisó los registros de evaluaciones escolares de los últimos cinco años y encontró que siempre eran las chicas las que sacaban mejores notas. ¿Por qué entonces los docentes perpetuaban ese estereotipo? Tiene que ver con la tecnocultura y también con la apropiación posterior que hacemos mujeres de las TIC en el sentido de que ¿en qué momento podemos apropiarnos de las TIC si estamos haciendo tareas de cuidado? Actualmente en la Universidad Nacional de La Plata se está haciendo una investigación sobre chicas y chicos que recibieron las netbooks del Estado. Hacen un corte por sexo y clase social. Y dicen que ven que en clase media las chicas tienen un uso equiparado con los varones, pero que en clase media baja y baja las chicas llegan de la escuela y tienen que ocuparse de tareas cuidados, con lo cual la conexión es nula fuera de horario escolar. Resultados similares salieron de una investigación del Ministerio de Educación de la Nación sobre escuelas técnicas: en estas escuelas, las chicas ocupan hoy el 35% de las matrículas aproximadamente, mucho más que en el pasado. Ahí hallaron que cuando los varones salen de escuela siguen ligados de alguna manera a las TIC, en cambio las chicas tienen que ocuparse de tareas de cuidado en los hogares, porque es una población también de clase media baja. Esto nos indica que tiene que haber políticas públicas para que haya acciones positivas para esas chicas, para que puedan tener iguales oportunidades de utilización de las TIC.
-¿Cómo está Argentina en políticas públicas, TIC y género?
-Justamente un Consenso como el de Santo Domingo nos sirve a las organizaciones no gubernamentales para presionar a los países para ver por dónde van las políticas públicas a nivel regional porque hay competencia entre ellos. Con los Objetivos de Desarrollo del Milenio y la agenda post-2015 la idea es ver de qué manera los países van cerrando las brechas, en este caso particular en derechos de las mujeres, y al menos mostrar algunos números positivos. Pero, por otro lado, los consensos sirven para trabajar leyes nacionales. En Argentina falta que se trabaje más desde las áreas correspondientes: que el Ministerio de Educación no se quede sólo con el programa Conectar Igualdad sino que se trabaje en el mismo con perspectiva de equidad, que hoy no la tiene. O que haya acciones de discriminación positiva en las escuelas técnicas para que a través de becas las chicas permanezcan y luego sigan estudiando TIC en la universidad. Y a la vez, mientras estudian debemos ver qué hacemos para que no haya discriminación porque las chicas te dicen que muchas veces son los docentes quienes las discriminan y no los compañeros. En una investigación reciente de la que participé para la CEPAL, entrevistamos a chicas que estudiaban carreras tecnológicas y nos contaban que los docentes armaban los equipos técnicos incluyendo a varones porque pensaban que las chicas solas no iban a poder resolver el tirado de cables que se necesitaba para algunos proyectos. O el habitual chistecito misógino que hacen los varones sobre las chicas que estudian carreras técnicas, ellos piensan que te halagan pero te están discriminando. Y luego hay otro aspecto de la discriminación hacia las mujeres que se ve claramente en los call center y que tiene que ver con que muchos trabajos vinculados a TIC exigen horarios destemplados y esto excluye a las mujeres debido a las tareas de cuidado. Hoy hay gente vinculada a este tema que te dice “hace tres días que no duermo” porque están en un proyecto por ejemplo con Japón, donde los horarios son invertidos. Esto hace que hoy haya gente joven con preinfartos. Pero, por otra parte, esto es incompatible con la vida privada y con el cuidado de niñas y niños por ejemplo, con lo cual si las mujeres seguimos haciéndonos cargo del cuidado quedamos excluidas. Esto mismo sucedió en Argentina con los tiempos de la política: después de la Ley de Cupo las mujeres empezaron a integrarse y ya las reuniones no se hacían a las 12 de la noche sino a las 3 de la tarde.
- Vuelve a aparecer la democratización del cuidado como esencial para la igualdad pero también quizá como un aporte de racionalidad a la hiperproductividad de la sociedad actual.
-Sin duda al tema de las TIC le falta racionalidad, no pueden tener siempre chicos de 19 años trabajando porque van a estar quemados. En Estados Unidos se hizo un estudio viendo que muchas mujeres altamente capacitadas en TIC terminaron dejando sus puestos de trabajo cuando tenían más de 40 y crearon empresas propias, muchas de las cuales no tenían nada que ver con el tema. El estudio dice que llega un momento en que las mujeres no soportan más estas presiones y buscan formas más creativas de poner los conocimientos al servicio de otros. No obstante, cada vez hay más mujeres que llegan alto en empresas de TIC, sobre todo en telefonía celular. Pero son mujeres que no llegaron aún a 40 años. Habría que preguntarse si tienen alguna responsabilidad de cuidado de personas dependientes.
Fotos: Gisela Castro
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