Carlos Bonfil
La vida de Adèle, capítulos 1 & 2 (La vie d’Adèle, chapitres 1 & 2).
Aunque poco comercial, el título imaginado por el realizador francés de
origen tunecino Abdellatif Kechiche para su cinta más reciente, ilustra
muy bien su procedimiento narrativo, inspirado en dos novelas, una
gráfica, el exitoso comic sobre amores lésbicos El azul es un color cálido (2010), de Julie Maroh; otra, de corte galante, La vida de Marianne
(1731-42), de Pierre Carlet de Marivaux. En una relectura moderna de la
novela dieciochesca, propone la educación sentimental de una
adolescente, Adèle (Adèle Exarchopoulos), y el perturbador
descubrimiento de su orientación homosexual.
Lo que sigue es el relato,
dividido en dos grandes secciones, de su infatuación amorosa por Emma
(Léa Seydoux), una joven de cabello azul y aspecto andrógino, mirada y
actitudes a lo James Dean, que la iniciará de modo frenético en la
actividad sexual y la exploración de la militancia política, la lectura
de grandes pensadores, y la mundanidad de las galerías artísticas. No
tarda en producirse el choque entre estas dos personalidades muy
opuestas, la muy terrenal Adèle, amante de la buena mesa y de un sexo
cada vez más desinhibido, y una Emma calculadora y cerebral, con
inconfesadas aspiraciones de respetabilidad burguesa. Esto último es el
tema de la segunda parte: el registro del deterioro de la relación
amorosa al día siguiente de sus intensos arrebatos eróticos.
Aunque
aparentemente el tema de la cinta es el amor homosexual, sus goces y
sus infortunios, el cineasta magrebí no adopta la narrativa
convencional, políticamente correcta, de una minoría acosada por la
homofobia que paulatinamente transita del infierno de la homofobia al
limbo de la culpa, para acceder luego al paraíso matrimonial. Lo suyo
es un cuestionamiento más áspero de las relaciones de poder en una
relación sentimental cualquiera, que en este caso incluye el amor
homosexual. Adèle vive su relación con Emma con tal intensidad y
desenfado, que es esa posición suya, y no las largas escenas sexuales
de las dos jóvenes, lo que irrita a la derecha francesa y a las buenas
conciencias que tolerarían con mayor facilidad un relato homosexual de
buen tono, encaminado a un desenlace respetable. El también director de
Venus negra, conquista esta vez con su temeridad artística el
máximo galardón en Cannes, y de paso logra su cinta más original, la
más redonda.
Cineteca Nacional, Sala 1: 12 y 17:30 horas.
Cineteca Nacional, Sala 1: 12 y 17:30 horas.
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