5/27/2014

¿Qué tanto es tantito?


Samuel Schmidt 
schmidt@mexico.com

Cuándo un economista dice que estamos a punto de tocar fondo, lo más probable es que no entienda lo que está pasando, que sus predicciones no se cumplieron, que se le agotaron los instrumentos para predecir el futuro, y en un arranque de optimismo nos dice que ya no caeremos más. No sabemos si lo erróneo de la postura del economista es porque el fondo no existe; o como dijo Bernard Shaw, no hay situación lo suficientemente mala que no sea suceptible de empeorar; lo que implica que la economía puede hundirse hasta alcanzar grandes daños sociales frente al estupor de los economistas.

Si los economistas no saben entender si y por qué la economía puede dejar de caer, son peores para decirnos si, por qué y cuánto la economía crecerá. Fijese usted en la postura del secretario de Hacienda mexicano, que no hace mucho tiempo se con$iguió un premio como el mejor secretario de hacienda, aunque un día dice una cosa y otro día dice otra cosa, y en ningún caso le atina a la situación económica. ¿No entiende que pasa o nos miente sistemáticamente?

En medio del simulacro de debate sobre las erroneamente llamadas reformas estructurales, los economistas del regimen, donde la voz destacada era la del secretario de Hacienda, nos dijeron los porcentajes en los que crecería la economía si se aprobaban. Se aprobaron y no solamente el crecimiento prometido no se ha cumplido, sino que las previsiones de crecimiento se han ajustado a la baja. Ya dijeron, claro está, que el crecimiento será a mediano plazo, ¿qué tan mediano?

Ya el año anterior habíamos visto que un manejo torpe del gasto público logró tirar el crecimiento económico en más de 60% respecto al año anterior, y para 2014 ha orillado a muchos negocios al borde de la quiebra. A un proveedor de CFE le dijeron que el dinero para su pago, que estaba retrasado seis meses, estaba ahí, pero faltaba la autorización de Hacienda para liberar los fondos. ¿Hay alguna intención oculta por parte del gobierno para colpasar la economía?, ¿o es simple estupidez? Bien lo dijo Bill Clinton en medio de la tormenta en su país: es la economía estúpido.

La torpeza y tosudez de las autoridades hacendarias, que sangran a la economía y elevan impuestos constantemente, se agrega a una debiidad estructural de la economía mexicana, que no permite un crecimiento adecuado para el crecimiento poblacional. Según Jorge López la probabilidad de que México obtenga los objetivos anunciados en las reformas sería de una vez en 375 años. Por supuesto que las reformas no se dirigeron a corregir deficiencias estructurales, sino que han profundizado en los desequiibrios de algunas de ellas.

¿Por qué la economía mexicana no crece? Aunque sería mejor preguntar por qué la economía mexicana se derrumba, mientras que países que tiene muchísima menos riqueza, como Panamá, lo hacen mucho mejor.
Parte indudable es la corrupción, en México los recursos y las energías que se pierden por la corrupción son inmensos. Un gobernante que llega al poder con la idea de robar, no puede concentrarse en gobernar, sus decisiones se orientan a incrementar su riqueza personal.

Parte importante le toca a las malas decisiones. Se han firmado tratados de libre comercio a lo loco y no se han logrado buenos resultados económicos.

En este rubro es fundamental la política fiscal. Los gobiernos han puesto más atención a buscar ingresos para el gobierno, a reducir el deficit fiscal, quitandole a la sociedad la posibilidad de usar ese dinero para desarrollar la economía, lo que en el mediano plazo le traería mucho más dinero al gobierno.

Ha llegado al poder un grupo de políticos que ven al gobierno como negocio, creen que debe ganar dinero, mientras que la visión debe ser la de un gobierno que genera estímulos económicos para la sociedad; el gobierno debe ser una instancia de servicio, de promoción, teniéndo como meta la felicidad de la sociedad, pero ha habido una distorsión que lleva a los políticos a buscar su propia felicidad($$$$) por encima de aquellos a los que deben servir.

No hay nada que explique la actitud de los políticos mexicanos que se aferran en cursos de acción que derrumban a la economía; carecen de visión de estado, son egoístas, inmediatistas, desarrollan complicidades y buscan, antes que nada la autogratificación.

Por eso aprueban darle un bono vitalicio para magistrados que ganan más que cientos de mexicanos, mientras aprueban mantener un salario mínimo inferior a la inflación.

El sacrificio de la sociedad ha golpeado al mercado, pero poco les preocupa a los políticos mientras las 27 familias que controlan la economía sigan engrosando sus bolsillos. A final de cuentas, éstos son los que mandan. 


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