1/11/2014

La otra revolución zapatistad



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“El primer alzamiento del EZLN fue en marzo de 1993 y lo encabezaron las mujeres zapatistas. No hubo bajas y ganaron. Cosas de estas tierras” anunciaba el subcomandante Marcos en una carta dirigida al periodista Álvaro Cepeda Neri del periódico La Jornada, el 30 de enero de 1994.

La Historia oficial marcaba que el primer levantamiento del Ejército Zapatista de Liberación Nacional (EZLN) fue el 1 de enero de 1994 en San Cristóbal de las Casas, Chiapas, justo el mismo día en que entraba en vigor el Tratado de Libre Comercio (TLC) entre México, Estados Unidos y Canadá.

Sin embargo otra revolución se había cocinado varios meses antes, para mayor exactitud el 8 de marzo de 1993. Una en la que las mujeres eran las protagonistas de la Historia. Ese día las comandantes Ramona (1959-2006) y Susana exigieron la aprobación de la Ley Revolucionaria de Mujeres del EZLN surgida a raíz del trabajo colectivo de mujeres zapatistas de diferentes comunidades indígenas, generando un quiebre en todos los movimientos autónomos y revolucionarios de carácter indígena campesino que hasta el momento habían surgido, al posicionar a la mujer indígena como sujeta de derecho.

Sus demandas se resumían en diez puntos:

1.- Las mujeres, sin importar su raza, credo, color o filiación política, tienen derecho a participar en la lucha revolucionaria en el lugar y grado que su voluntad y capacidad determinen.

2.- Las mujeres tienen derecho a trabajar y recibir un salario justo.

3.- Las mujeres tienen derecho a decidir el número de hijos que pueden tener y cuidar.

4.- Las mujeres tienen derecho a participar en los asuntos de la comunidad y tener cargo si son elegidas libre y democráticamente.

5.- Las mujeres y sus hijos tienen derecho a ATENCION PRIMARIA en su salud y alimentación.

6.- Las mujeres tienen derecho a la educación.

7.- Las mujeres tienen derecho a elegir su pareja y a no ser obligadas por la fuerza a contraer matrimonio.
8.- Ninguna mujer podrá ser golpeada o maltratada físicamente ni por familiares ni por extraños. Los delitos de intento de violación o violación serán castigados severamente.

9.- Las mujeres podrán ocupar cargos de dirección en la organización y tener grados militares en las fuerzas armadas revolucionarias.

10.- Las mujeres tendrán todos los derechos y obligaciones que señala las leyes y reglamentos revolucionarios.

En la Ley Revolucionaria de Mujeres, las mujeres zapatistas rompieron con el mito de la maternidad en el que las mujeres son únicamente valiosas por su capacidad para ser madres. Debido al carácter armado del movimiento las mujeres que deciden participar militarmente en el zapatismo no pueden tener hijos y  por ende se utilizan métodos anticonceptivos que en las comunidades indígenas no circulan.

“Si las mujeres en el EZLN han roto algo de las tradiciones indígenas, ese algo es su destino de género. Pueden permitirse no tener marido y como militares deben evitar tener hijos aunque no renuncian a la actividad sexual” señala Guiomar Rovira en su libro,  Mujeres de Maíz.

Entrar a las filas del EZLN no es sencillo para las jóvenes indígenas ya que tienen que irse a la montaña alejadas de sus familias para irse a encontrar con una nueva familia conformada por simpatizantes del movimiento. Mujeres chol, tzotzil, tzeltal, tojolabal, han ido incorporándose al EZLN incitadas por la presencia de otras mujeres que se convierten en ejemplos de solidaridad y lucha por los derechos de las indígenas y sus comunidades.

Ha habido un cambio sustantivo de cómo era la vida para las mujeres en los Altos de Chiapas antes de la irrupción del EZLN en términos de participación política y derechos sexuales y reproductivos lo que les permite hacer un ejercicio consciente de su papel como agentes de cambio.

A 20 años del levantamiento oficial del EZLN, lo que se concebía como impensable se ha tornado realidad, la voz de las mujeres que por su condición de indígenas habían sido constantemente relegadas, ha cobrado fuerza. Existen muchas mujeres en espacios de dirigencia dentro del movimiento y que por su empuje se han convertido en símbolos de lucha como lo fue la comandante Ramona.

Como bien señalaría la socióloga feminista Fernanda Briones “Esas mujeres (las zapatistas) tienen otra opción de vida y les han dejado a sus hijas otro mundo. Es impresionante que esto haya sucedido en tan poco tiempo y es aún más impactante que se nos olvide que hace 20 años no podían salir solas a la calle”.

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