12/21/2014

Huecos en la explicación

Sara Sefchovich

Después de todo este tiempo, llama la atención que aún haya tantos vacíos en los análisis de la crisis que vivimos
Leo y escucho a quienes explican los acontecimientos del México actual, que tan inquietos nos tienen a muchos ciudadanos. Desde hace casi tres meses, prácticamente todos están enfocados en los sucesos de Ayotzinapa, sus causas y consecuencias.
Sin embargo, después de todo este tiempo, llama la atención que aún haya tantos huecos en los análisis.
Por ejemplo, algo que parecería muy elemental: por qué el caso de los normalistas consiguió levantar a la sociedad, siendo que durante años hemos tenido atrocidades similares con desaparecidos, asesinados, fosas clandestinas, feminicidios. Las explicaciones que sostienen que lo que alebrestó a la sociedad fue el hecho de que hayan sido estudiantes, o que se trató de la gota que derramó el vaso del hartazgo ciudadano, me parecen correctas pero insuficientes. Hay otros elementos que por alguna razón no entran en las explicaciones.
Por ejemplo, lo que significa el hecho de que precisamente haya sido Guerrero quien haya levantado la conciencia nacional. Se trata de una región del territorio nacional que ha estado en rebeldía contra el Estado mexicano desde tiempos coloniales, lo que se dice rápido pero tiene significados sociales muy profundos cuyas manifestaciones siguen allí: desde la guerrilla hasta que sus habitantes formen parte de grupos de oposición activos como la CETEG, la UPOEG y otros. Un historiador analizó el enfrentamiento entre el Ejército y la guerrilla en los años setenta, pero sólo para explicar a aquel como represor.
Tampoco he encontrado que se haga por entender la intervención de otros grupos en mover la cuna de lo que está sucediendo, sean partidos políticos, miembros de la propia clase gobernante, de la iglesia o del empresariado con intereses muy concretos. Y sin duda la hay, pues para decir lo más visible, allí están las carísimas camionetas blancas en que circulan quienes incendian autos y edificios.
Intriga también que el narco nomás no aparezca en las explicaciones. Hasta una brillante periodista de investigación, que lleva años estudiando a los capos y escribiendo sobre el tema aún a riesgo de su propia vida, deja fuera este elemento y solamente se centra en el Estado como responsable de los acontecimientos, repitiendo lo que parece que es el mantra universal.
No he encontrado tampoco análisis que incluyan al mundo, como si lo que nos sucede fuera sólo un problema local, como si México no formara parte del planeta Tierra y la globalización no hubiera llegado aquí y no pudiera tener algo que ver con lo que nos está pasando.
Me refiero con esto a varias posibilidades: desde la situación de los grupos traficantes de drogas a nivel internacional, con sus pleitos entre sí por rutas y mercados, hasta las empresas extranjeras que pudieran querer intervenir en la situación mexicana para conseguir mejores condiciones de negociación y desde los intereses de los vecinos del norte hasta la posible intervención de grupos terroristas o por lo menos anarquistas, lo cual no parece tan descabellado cuando vemos ciertas tácticas que repiten las que se han utilizado en otras partes del mundo y ciertas maneras de organizar las acciones. Datos concretos son que ya han sido expulsados del país dos teóricos anarquistas y que nuestras fronteras no están blindadas, digan lo que digan los funcionarios.
En fin, que hay muchos elementos que se han dejado fuera de los análisis y que necesariamente tendrían que estar en él para complejizarlo y profundizarlo.
¿Por qué no se va más allá? ¿Acaso no son brillantes los que están explicando? ¿Sucede tal vez que hay cosas que no pueden o no quieren decir? ¿Y cuál sería la razón para ello? ¿Qué se quiere conseguir con esta manera de explicar incompleta?
Estas son otras preguntas a hacerse, que además de tener que ver con los hechos mismos, apuntan a entender a los intelectuales.

Escritora e investigadora en la UNAM. 
sarasef@prodigy.net.mx www.sarasefchovich.com


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