Los
países de América Latina (AL) deben modificar sus políticas públicas
para garantizar que todas las trabajadoras –en especial las de mayor
vulnerabilidad laboral– puedan conciliar la vida familiar con el
trabajo, a fin de revertir las desigualdades socioeconómicas y de
género, observó la Comisión Económica para América Latina y el Caribe
(Cepal).
Las académicas Merike Blofield y Juliana Martínez informaron en su artículo “Trabajo, familia y cambios en la política pública en AL: equidad, maternalismo y corresponsabilidad” –publicado por la Cepal–, que las políticas adoptadas para conciliar la vida familiar y laboral entre 2003 y 2013 tuvieron implicaciones favorables para la equidad socioeconómica y de género, pero que no todos los países mostraron el mismo desarrollo en la materia.
Las expertas dijeron que Argentina, Brasil, Chile, Costa Rica y Uruguay son los países de la región con el mayor número de políticas conciliatorias implementadas y modificadas durante estos 10 años, lo que redujo las desigualdades entre los sexos y, con menor incidencia, entre empleadas formales y trabajadoras informales.
Esos países adoptaron medidas para extender las licencias de maternidad a los grupos más vulnerables (como las trabajadoras del hogar); ampliaron las licencias de paternidad de dos a más de 10 días; extendieron los servicios de cuidado en la primera infancia como un derecho propio de niñas y niños; y regularon el trabajo del hogar remunerado.
No sólo implementaron políticas conciliadoras, sino que también señalaron medidas que regulan las jornadas de trabajo y equiparan los derechos de todas las trabajadoras, además garantizaron la cobertura de los servicios de cuidado para todas y todos los menores de tres años de edad.
Las especialistas señalaron que en AL siete de cada 10 mujeres en edad reproductiva forman parte de la fuerza laboral, y cada vez más son jefas de hogares monoparentales.
Y recordaron que para las mujeres la responsabilidad en los cuidados constituye una fuerte barrera de acceso al mercado laboral; sin embargo, las brechas de desigualdad son mayores entre las trabajadoras con menores ingresos y mayor inestabilidad laboral.
Las académicas informaron que las mujeres con ingresos propios están sobrerrepresentadas en el autoempleo y el trabajo del hogar, y señalaron que en los hogares monoparentales encabezados por mujeres, la doble tarea de proveer cuidados e ingresos de manera exclusiva exacerba las consecuencias negativas de la informalidad laboral y la desprotección social.
Merike Blofield y Juliana Martínez recomendaron mecanismos para evaluar la efectividad de las medidas adoptadas según las características sociales y políticas de cada país.
“Mediante políticas públicas adecuadas, los gobiernos podrían interrumpir el actual círculo de reproducción de la desigualdad, así como promover un desarrollo social y económico más inclusivo”, enfatizaron.
Por: la Redacción
Cimacnoticias | México, DF.-
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