México
es un pais sacudido desde hace tres meses por la desaparición de 43
estudiantes de Ayotzinapa. Esta situación dramática e insostenible ha
traspasado el muro de silencio mediático en un país donde la represión
policial de los movimientos sociales y activistas políticos se lleva a
cabo en un clima de impunidad y corrupción. Para comprender mejor la
situación en ese pais, contamos con el testimonio de Idolina Gallardo,
activista de los Derechos Humanos y la hermana de Damian Gallardo,
preso político y de conciencia en México.
-¿Puede explicarnos el caso de su hermano Damián?
-Tanto mi hermano Damián Martínez como yo somos maestros del Estado de
Oaxaca. El 18 de mayo de 2013, Damián fue detenido de forma ilegal
junto a otras doce personas más, acusadas de formar parte de una banda
de secuestradores. De hecho, su detención se produjo cuando la
oposición a la reforma educativa se encontraba en el momento más
intenso. Se acompañó de una campaña de desprestigio en contra del
movimiento democrático del ámbito del magisterio, que tiene toda una
historia de activismo social y de defensa de los derechos humanos. Por
lo tanto fue un golpe contra la Coordinadora Nacional de trabajadores
de la Educación y contra el conjunto de la movilización social. Desde
su juventud, Damián ha sido un activista y un defensor de los pueblos
indígenas. También ha formado parte de comités por la liberación de
otros presos políticos. Ha participado constantemente en el diseño de
propuestas de educación comunitaria y popular. Creemos que ese fue el
motivo para que él haya sido un objetivo del Estado.
-¿Cómo se produjo la detención?
-Al
principio no sabíamos nada, ni siquiera conocíamos su paradero. Sus
captores no llevaban insignia de policía. Entonces interpusimos un
recurso de amparo frente a la desaparición de persona, incomunicación,
tortura y por el riesgo fundado de que lo privarán de la vida; ello
para hacer responsable a cualquier autoridad que se lo hubiese llevado.
Tuvo que pasar un periodo de 30 horas durante las cuales estuvo
incomunicado. Después, nos enteramos que estaba detenido en el Distrito
Federal, en la Subprocuraduría Especializada en Investigación de
Delincuencia Organizada, SEIDO). Allí los obstáculos eran totales para
que él pudiera tener derecho a una debida defensa, ya que como
hablantes de una lengua indígena, se le impidió que accediese a un
abogado que fuera de nuestra confianza, que hablase la misma lengua.
Cuando finalmente pudo hacer una ampliación de declaración en presencia
de su abogado -nos costó muchísimo lograr que entrase a verlo-, es
cuando Damián denunció la tortura. A todos los demás presos, que
estaban asesorados por abogados de oficio designados por el Estado, se
les arrancó sus declaraciones bajo tortura.
-¿De qué se les acusaba?
-A
Damián le acusaron, junto a las otras personas, de ser quienes llevaron
a cabo el secuestro de los sobrinos del presidente del Consejo
Empresarial en México. Pero en ningún momento se dijo quién estaba
presentando la denuncia y cuáles eran las pruebas en contra. Desde el
mismo día de la detención, la cadena nacional de televisión presentó su
identidad, con las fotografías de cada uno de ellos, y haciendo énfasis
en que algunos de ellos pertenecían a la Coordinadora Nacional de
trabajadores de la Educación. Por supuesto, el objetivo era generar un
rechazo por parte de la sociedad civil hacia el movimiento magisterial.
Se trataba de deslegitimar la lucha que se había llevado a cabo.
Dijeron que se había detenido a una banda de secuestradores, que se
sabía y se tenía la certeza que iban a realizar otro secuestro, así que
los presentaban ante la sociedad. No hubo respeto de la presunción de
inocencia, solo se pretendía hacer evidente la culpabilidad.
-¿De qué manera pretendieron legitimar esas acusaciones? ¿Qué papel tuvieron los medios de comunicación?
-Tuvo lugar una farsa por parte de todos los medios al servicio del
Estado. Hace tiempo que habíamos detectado que cuando alguna nota
informativa hacia referencia a maestros, la noticia era magnificada con
tremendas portadas en periódicos, en las noticias de televisión,
generando en la población una desconfianza hacia el magisterio como
movimiento. Pero cuando se dio la detención de mi hermano y los demás
presos, hubo una difamación terrible, no solo de ellos, sino de todo el
movimiento que representan. No solo se presentaban a los maestros como
a unos flojos, como si pasaran el tiempo en las movilizaciones, en las
marchas, sino que además, eran unos criminales. Dando a entender que la
gente de las comunidades estaba confiando sus hijos a unos
secuestradores. Se desató una verdadera campaña de linchamiento en
contra del magisterio.
-¿Puede darnos algún ejemplo de esa manipulación mediática?
-Hay
algo que me llamó mucho la atención y se me quedó grabado en la
memoria. Cuando Damián denunció la tortura, al día siguiente apareció
un titular en el periódico “La Razón”, diciendo que mi hermano era el
líder de la banda. Resulta curioso que siendo él el único que pudo
ampliar su declaración inicial y denunciase la tortura, se cebasen
contra él.
-¿Cuáles han sido las consecuencias de esa campaña de propaganda política y mediática?
-Es
complicado lidiar con ello, porque intentan señalarnos y desacreditar
lo que nosotros estamos denunciando, que son los actos de tortura y
violación de derechos humanos. Pero el de Damián no es un caso aislado.
A raíz del caso de mi hermano, empezamos a interesarnos por otros casos
que se presentaban como si fuesen de robo, asesinato... cuando en
realidad lo que había era una oposición a algún tipo de proyecto, que
entraba en contradicción con lo que el Estado quería. Todos los
opositores a las reformas energéticas, del campo, de empresas eólicas,
de oposición a proyectos de minería, todos los luchadores sociales y
defensores de derechos humanos, de la tierra, etc. han sido señalados
como criminales y delincuentes del fuero común. Los sindicatos y
movimientos sociales que albergan una fuerte oposición son conscientes
del problema, porque han sufrido el mismo tipo de ataques, y sus
dirigentes han sido aprisionados. Pero ahora el objetivo ya no solo es
los dirigentes, sino que también lo es la gente de a pie, de la base.
Es un modo de advertir, de atemorizar a cualquiera que quiera
implicarse en alguna lucha social. El mensaje que el Estado envía con
este tipo de casos es: " Eso es lo que te espera si te involucras".
-¿Cuantos presos políticos calcula que hay en México y cuál es su situación?
-Un
reciente informe emitido por una organización mexicana de derechos
humanos, el Comité Cerezo, calcula que han habido unas 175 personas
detenidas por motivos políticos entre 2013 y 2014. Pero yo me atrevería
a pensar que el número es mucho mayor. Ya que para el Estado mexicano
el término de preso político es algo que simplemente no existe, no está
reconocido en ningún ámbito. La menor oposición, por más pequeña que
sea, ha tenido represalias. No sólo la política a nivel federal, sino
también a nivel municipal. La violación sistemática de los derechos
humanos por parte del Estado mexicano no es algo nuevo. Es un fenómeno
recurrente desde hace décadas.
-¿Qué perspectivas se dan para la liberación de los presos políticos, entre ellos su hermano Damián?
-Desde hace ya un año y medio, nos hemos dedicado a denunciar la
violación de derechos humanos de la que Damián fue victima, en
particular la tortura que sufrió durante todo este periodo, ya que
nadie nos puede decir qué pasó. Lamentablemente, en nuestro país la
parte jurídica no posee la independencia respecto al poder ejecutivo. A
pesar de haberse incumplido la ley por parte de la Fiscalía y la parte
acusadora, a pesar de que ha tenido lugar tortura y de que ellos mismos
reconocen que no se han respetado los procedimientos en esos procesos,
el sistema de justicia continúa poniendo obstáculos, impidiendo la
liberación de los presos. Se atiene a lo que el Estado mexicano decida,
se limita a ejecutar sus dictámenes y resoluciones de forma parcial,
haciendo caso omiso de la violación a los derechos humanos.
-¿Cuál
es su análisis de la situación de los 43 estudiantes desaparecidos en
Ayotzinapa, que está dando lugar a numerosas manifestaciones en todo el
mundo?
-Es lamentable que un acontecimiento tan
doloroso para nosotros haya tenido que destapar la violación
sistemática de los derechos humanos que hay en nuestro país. El Estado
mexicano siempre ha estado muy preocupado por su imagen exterior. La
imagen que habían creado estaba llena de mentiras: un México en calma,
en democracia, donde había respeto a los derechos humanos, etc. Sin
embargo, la masacre que cometieron contra estos jóvenes, pone de
relieve una situación que empezó en los años 60. La Escuela Normal
Rural de la que formaban parte sufrió una persecución constante durante
años, debido a las reformas educativas. El Estado quiere presentarlo
como una situación aislada del resto de problemáticas que hay en
México. Pero todo está vinculado: los estudiantes, como Damián, también
se oponían y denunciaban la reforma educativa, de la cual estábamos
siendo victimas. No solamente ellos, los futuros maestros, sino el
magisterio en activo. El estado mexicano trata de lavarse las manos,
diciendo que ha sido un acto de un grupo criminal en el que no ha
tenido la menor participación, y que lo condenan. Eso es una gran
mentira. Lo cierto es que los compañeros normalistas han sido
perseguidos desde hace mucho tiempo, y la intención durante todo este
periodo era que terminasen desapareciendo. Y la única forma de
conseguirlo era quitandoles el suministro que permite que esas escuelas
docentes pudieran seguir adelante. Por supuesto que esta desaparición
tan terrible obedece a esos intereses de quitarlos de la oposición.
Esto es algo que el mundo tiene que saber.
-¿Qué puede hacer la sociedad civil europea para ayudar a defender a su hermano y a los demás presos políticos?
-La
solidaridad con la causa de todos los presos políticos es muy
importante. El caso de mi hermano es uno más de los muchísimos que
suceden en México. Por eso, al hablar del caso de mi hermano,
también me estoy expresando en nombre de todas aquellas personas que no
tienen la oportunidad de hacer que su voz se escuche y su verdad sea
oída, que se pueda hacer justicia. Los vínculos económicos entre México
y la Unión Europea dependen de la imagen que el estado mexicano ha
construido. Eso es lo que mas les importa. Han otorgado mayor prioridad
a los negocios y acuerdos globales que tienen con la Unión Europea, que
a la protección de los derechos humanos en nuestro país. Una forma de
ejercer presión para que exista la justicia en mi país, es precisamente
que se condicionen esos acuerdos económicos al respeto de los derechos
humanos de nuestra población, tal y como lo prevén de hecho dichos
acuerdos. Que esos negocios no sean el pretexto para que se pisotee a
toda una población que únicamente defiende sus derechos: su tierra, su
agua, y que para ellos representan un obstáculo. Me gustaría que la
sociedad europea abra los ojos más allá del discurso oficial que
nuestros funcionarios han proclamado en todo el mundo. Mi país tiene
muchas cosas bonitas, pero es triste la manera en que se hace la
política. La justicia en mi país no existe para los pobres, solo existe
para aquellos que pueden pagarla. Los principales criminales están
libres. Muchos de ellos son los mismos que dirigen nuestro país.
No hay comentarios.:
Publicar un comentario