Antonio Gershenson
Veinticuatro
procesos en la Comisión Federal de Electricidad (CFE), por casi 10 mil
millones de dólares. Dejan al final, para que no se note tanto, a dos
gasoductos desde Estados Unidos, concretamente desde Texas, que no sólo
aumentan la dependencia del gas de las importaciones, sino que cuestan
entre los dos 4 mil 600 millones de dólares, casi la mitad que el costo
de los 24 procesos.
Un gasoducto, marino, del sur de Texas a Tuxpan tiene 800 kilómetros
y cuesta 3 mil 100 millones de dólares. El otro, de Brownsville, Texas,
a Nueces, tendría 250 kilómetros. Estarían listos en junio de 2018,
pero las fechas de estos señores son muy elásticas.
El gas natural es un material estratégico, de él depende el funcionamiento de importantes industrias, incluso Pemex.
Los funcionarios de Pemex cooperan a fabricar la necesidad de gas,
tema en que durante décadas había sido independiente México. Algo les
tocará del botín.
Pemex ha menospreciado la explotación de gas. Ha entregado la
producción de gran parte a trasnacionales y en parte menor a otras
empresas privadas, y ha permitido una baja tremenda de su producción.
La extracción de gas en Burgos –siete empresas extranjeras– bajó 20 por
ciento entre 2009 y 2015. La de Veracruz –producción siempre
privatizada– cayó 43 por ciento entre 2008 y 2015.
Pemex lanza gas natural a la atmósfera en escala creciente, de 124
mmpcd (millones de pies cúbicos diarios) en 2013, a 330 mmpcd este año
(promedio hasta abril, los de Pemex son atrasaditos).
Además, Pemex quema gas natural, de 228.9 mmpcd, en enero de este año, hasta 529.5 mmpcd, en abril.
Si en vez de derrochar los 4 mil 600 millones de dólares en
gasoductos desde Estados Unidos, más el costo del gas importado, se
dedica el dinero –o incluso una parte de él alcanza– a reducir al
mínimo del lanzamiento de gas al espacio, y de la quema de gas natural,
lo cual se ha logrado en el pasado, y se dedican a aumentar
sustancialmente nuestra producción de gas, que lo tenemos en reservas,
y podríamos volver a invertir en aumentar esas reservas, salimos
ganando por todos lados, incluso el de la independencia nacional.
Claro, a los funcionarios lo que menos les importa es la
independencia. Piensan en las enormes mordidas con semejantes precios
de importación y ya, tal vez, a estas alturas, en su ideología pro
estadunidense.
Es precisa la producción masiva de las fuentes de energía sin combustible; nos limitamos a las que ya hemos producido.
Las plantas hidroeléctricas se construyeron en el pasado y tienen
ventajas y limitaciones. La ventajas incluyen que no consumen
combustible y las desventajas, que genera dependiendo de la temporada
de lluvias, principalmente el verano.
La plantas de viento tienen las mismas ventajas, no consumen
combustible, pero generan conforme a la temporada de más viento, que es
mayor en invierno. Esto significa que el uso combinado de estas dos
formas, sobre todo en el sureste, aumenta la eficiencia del sistema
eléctrico en su conjunto.
La
experiencia muestra que una planificación del conjunto, y no una
regulación del mercado ni la motivación del dinero y del negocio,
llevan a un sistema mucho más eficiente. También es muy importante
trabajar con el apoyo de la población, contratando personal local y no
trayéndolo de fuera, y no despojándola de sus tierras, sino poniéndose
de acuerdo con ella. Esto es mucho más fácil con la propiedad nacional
y pública, que entregándola a empresas, sobre todo extranjeras, como se
ha estado haciendo.
Debemos combatir al mismo tiempo los actuales proyectos hidráulicos,
como el de Jalisco que se denuncia en nuestras páginas del pasado
viernes, donde especialistas españoles condenan a FCC-Abengoa, diciendo
que esos proyectos no podrían hacerlos ni en su propio país, y nos
muestra una manta de protesta que dice
FCC-Abengoa inundan pueblos-Tamaca y privatizan el agua de Altos de Jalisco.
Esto se enmarca con un proyecto de pacto de 12 países, incluyendo a
Estados Unidos y a México, que se considera secreto aunque es pública
su existencia, pero no su contenido. Claro, cada quien puede imaginarse
lo peor, si se oculta cuando son públicas sus otras porquerías. En éste
y otros procesos se ven las intenciones de amarrar las manos de futuros
gobiernos, ya que el actual ya las tiene.
En cuanto a la generación geotérmica, tenemos una riqueza enorme,
sobe todo en la península de Baja California y el mar que la rodea. Es
mucho más económica que el gas, no consume combustible. Pero los
funcionarios han estado incluso cerrándolas, porque quieren más
negocios con el gas con los extranjeros.
Se puede y se deben superar las tecnologías que se usaron para las
plantas, incluso las grandes, que se construyeron en el pasado, y
también las pequeñas más recientes, que no son lo eficientes que
deberían ser y son muy contaminantes. Dependiendo de las sustancias
corrosivas y de su temperatura, serán las superaleaciones que se usen,
que contienen, entre otros materiales, níquel, cromo y titanio. La CFE,
al no usar estos recursos, eso causa corrosión en partes de las plantas
que ha instalado. En México ya se producen superaleaciones.
En un ciclo inferior el vapor muy caliente sale de la zona
geotérmica, se enfría al pasar por un intercambiador y vuelve a ser
inyectado hacia abajo. Los gases corrosivos de los vapores nunca salen
del ciclo inferior.
El ciclo superior tiene siempre vapor limpio. El intercambiador
transmite el calor del sistema inferior al superior. En México también
se producen éstos intercambiadores.
Estas soluciones no se han aplicado por la ambición y entreguismo de
estos funcionarios y sus jefes. En el pasado hicieron un contrato para
importar gas durante 15 años, luego ampliado a 20. Bueno, también ha
sido por su ignorancia. Más vale que la tengan, si no entregarían más.
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