Violencia naturalizada que no se castiga en la ley
Tras
una investigación realizada en esta capital nicaragüense, en la que se
consultó a 910 mujeres de entre 14 y 55 años de edad, se encontró que
la mayoría de ellas (nueve de cada 10) ha sufrido acoso callejero.
El estudio elaborado por el Observatorio Contra el Acoso Sexual (OCAC)
de Nicaragua se aplicó durante los últimos tres meses de 2014, pero fue
presentado por sus autoras en días recientes en la Universidad
Centroamericana (UCA) de Managua.
De acuerdo con el análisis, las calles y avenidas representan los
lugares de mayor acoso, seguido de las estaciones de autobuses y los
mercados, así como los espacios semipúblicos entre los que se
encuentran algunos centros de recreación.
Entre los principales actos de acoso callejero contra las mujeres están
los silbidos y sonidos obscenos, miradas lascivas, comentarios
ofensivos sobre el cuerpo de las mujeres o alusivos al acto sexual,
manoseos, roces de forma sexual en el transporte urbano, y en menos
casos están el exhibicionismo de genitales y masturbación masculina
pública.
En cuanto a las reacciones de las mujeres durante el acoso callejero se
encontró que lo más frecuente es que ellas actúen de manera “pasiva”,
la mayoría los ignora (ocho de cada 10 mujeres), e igual cantidad
señaló que ha realizado una expresión de desagrado.
Cuando los acosadores callejeros son interpelados por las mujeres, dos
de cada 10 se quedan en silencio, mientras que tres de cada 10 huye del
lugar, y una minoría se enfrenta a la mujer con expresiones agresivas.
De acuerdo con los resultados del estudio, el acoso callejero se
convierte en un tipo de violencia porque restringe a las mujeres la
libertad de tránsito en lugares públicos sin ser molestada, señaló
Estrella Lovo, coordinadora del OCAC-Nicaragua.
Las mujeres son acosadas independientemente de la forma en que se
vistan e incluso en todas las edades, contrario a lo que erróneamente
se cree, resaltó Lovo.
Muchas mujeres se ven obligadas a cambiar su rutina de salir a las
calles, modificar hasta su forma de vestir, y en otros casos hasta sus
horarios para no ser acosadas, abundó la activista.
Se debe dejar de naturalizar este tipo de violencia, identificar por su
nombre el acoso y no seguir pensando que es una forma de enamoramiento,
y desde la casa y los centros de trabajo, así como en las calles, se
debe denunciar a los acosadores, recomendó Lovo.
Agregó que lamentablemente no existe una ley que lo sancione, “pero
podemos ir dejando registros para en un futuro contar con una ley; por
el momento es necesaria la educación y la denuncia”.
En la Ley Integral contra la Violencia hacia las Mujeres (mejor
conocida como Ley 779) no se menciona el acoso callejero como un
delito, pero se puede hacer uso de la parte que exige respeto para las
mujeres en espacios públicos y privados, señaló Lovo.
Para Juanita Jiménez, del Movimiento Autónomo de Mujeres, el acoso
callejero es una forma o expresión de violencia contra la población
femenina, por lo que se debe sensibilizar a las personas para que no se
siga justificando como “simples piropos” para elogiar el cuerpo de las
mujeres.
El acoso callejero se debería sancionar como parte de un delito en
contra de las nicaragüenses según el artículo 174 del Código Penal del
país centroamericano, es decir, como acoso sexual, recalcó Jiménez.
Por: Nelson Rodríguez, corresponsal
Cimacnoticias | Managua.-
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